Crítica al platonismo y el nihilismo: El superhombre de Nietzsche


Crítica al platonismo y a la cultura occidental

Platón distinguía un mundo de las ideas y un mundo de las cosas. Toda la filosofía había otorgado valor al mundo de las ideas en detrimento del mundo de lo sensible. La metafísica era un reflejo de un modo de valorar las cosas que tenía como consecuencia oprimir, debilitar y atrofiar la vida de los seres humanos.

Para explicar esta idea, Nietzsche parte en su libro El nacimiento de la tragedia, de dos conceptos: lo apolíneo y lo dionisiaco. Los símbolos de Apolo y Dioniso vienen a significar la contraposición y el antagonismo de contrarios presentes en cada uno de nosotros.

Estas dos posiciones se necesitan entre sí, son contradictorias y opuestas dialécticamente, pero se complementan. El problema es que, desde Platón, la filosofía, la ética o la religión se han empeñado en negar y anular una de ellas, lo dionisiaco, y en valorar, defender y presentar como verdadera la otra, lo apolíneo. Nietzsche se opone a esta tradición que nos obliga a considerar negativo todo lo que está al servicio de la vida.

Para lograr este cambio, debemos negar todos los valores existentes; en ese momento aparece el nihilismo.

El fenómeno del nihilismo: la muerte de Dios

El nihilismo no es una doctrina filosófica, sino que debe ser entendido como la negación de todos los valores vigentes. El resumen del fenómeno del nihilismo está representado en la frase «Dios ha muerto»; sus características son:

  • El Dios cristiano ha dejado de influir en los seres humanos.
  • La muerte de Dios no es un hecho determinado, es un proceso en el que muere el Dios monoteista, el Dios de los metafísicos, el que dice lo que es bueno y lo que es malo, lo que es verdad y no, sin la posibilidad de que cada uno de nosotros, en su libertad, pueda valorar y decidir.

Nietzsche nunca usa la expresión «Dios no existe» o «Dios no vale», sino que cuando dice «Dios ha muerto» se refiere a la muerte de valores religioso-culturales ligados al cristianismo y al platonismo, fundamentos de la concepción del mundo occidental reflejada en la metafísica.

Nietzsche también habla de la muerte de los ideales, de los valores en general, de lo suprasensible. Hemos valorado durante mucho tiempo mirando hacia arriba, hacia Dios. Ahora hay que mirar hacia el propio ser humano. Tenemos que cambiar los valores y tenemos que cambiar también la forma de valorar. La transmutación de los valores no solo significa cambiar valores, sino sobre todo cambiar la forma de valorar. El fin es el nacimiento del superhombre, que con su nueva forma de valorar superará el nihilismo.

El superhombre y la voluntad de poder

El superhombre debe superar el desierto del nihilismo para llegar a la transmutación de los valores, que es la rehabilitación de los instintos, las fuerzas vitales.

Para explicar cómo surgirá el superhombre, Nietzsche propone tres metáforas: camello, león y niño.

  • El camello representa la aceptación de las cargas que nos asfixian, está cargado de leyes, de normas; la joroba se hace cada vez más grande y más valiosa. El camello no es creador, solo acepta su carga en su camino solitario del desierto, hasta que se da cuenta que la joroba es un lastre y que sin ella se cruza mejor.
  • El camello se convierte en león. El león representa el «yo quiero», aspira a la libertad; para ello destruye todos los valores que lo limitan. A pesar de su carácter destructivo, se enfrenta al deber. En esa batalla el león destruye al dragón, destruye la autoridad. Una estela de cadáveres saluda al león.
  • Sin embargo, la fuerza del león no es suficiente para cambiar y crear una nueva vida con unos valores innovadores. Para ello se necesita al niño. El león lo destruye todo, pero no crea. La originalidad, la creación están en el niño. El niño asume el juego de crear vida. El juego del niño es creación constante y la única razón del juego es crear formas de vida, valores nuevos. Esta liberación no es solo un cambio de orden o de valores, sino una inversión de la idea de valorar.

El arte como fórmula para crear vida

Así pues, si la vida ya no tiene un sentido preestablecido, un sentido trascendental determinado, tenemos que crear constantemente su sentido. Así, el arte, elemento fundamental para la creación, se convierte en la pieza clave de la filosofía de Nietzsche. Cada uno de nosotros es voluntad de poder, tiene capacidad concreta para determinar su destino.

El arte tiene más valor que la verdad. Ver la vida o la ciencia desde la perspectiva del artista es apreciarla según su fuerza creadora. La tarea de Nietzsche es desenmascarar a aquellos que creen que lo importante está en otro lugar que no es la vida. La vida es lo único que cuenta, la vida como juego, pero juego como el del niño, que crea y asume su función de crear.

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