La Perspectiva de Sandel sobre el Mercado y la Moral
Sandel critica al liberalismo fundamentando su posición en relación a un análisis de los factores del mercado y la moral. En el liberalismo, los ideales de libertad y autonomía tienen amplia aplicación, donde son las partes quienes, al momento de contratar o negociar, establecen el justo precio. Dentro del ámbito de la libertad, Sandel analiza el funcionamiento de los ejércitos, ya que el liberalismo entiende comprensible que dentro de esta esfera las personas con interés en el ejército puedan desarrollarse debido a que hacen uso de su autonomía y libertad al momento de decidir. Esto se contrapone a cuando es el Estado el que obligatoriamente recluta, ya que se rompe con la libertad.
El Velo de la Ignorancia y los Principios de Justicia de Rawls
Rawls define como principal el poder establecer libertades que tengan como resultado que se independice la justicia, o lo que es justo, de lo moral. Para esto, Rawls se pone en una situación donde las personas, en una situación de igualdad inicial, establecieran los principios básicos de la sociedad, determinado por el “velo de la ignorancia”. Este velo no permite con seguridad que las personas sepan quiénes serán y cómo son sus aptitudes, lo que tendría como consecuencia que no exista un poder negociador que provoque diferencias. Ante esta situación hipotética, Rawls plantea que no se acogería el utilitarismo, ya que existiría una posibilidad de que se caiga tanto en una posición ventajosa como en una minoría carente de respeto. Tampoco se elegiría la vía del Laissez-Faire, debido a que nuevamente se podría terminar en una posición de riqueza o en una de pobreza, la cual sea carente de ayuda. Ante esto, se optaría por establecer primero una situación de igualdad basada en derechos básicos para todas las personas, como serían la libertad de expresión y la libertad de culto, para posteriormente equiparar la situación económica y social basada en establecer ciertos desequilibrios para poder compensar a los que estén en una situación de desventaja, prescindiendo de una distribución igualitaria de riqueza y patrimonio.
La Crítica de Sandel a la Hipótesis de los Contratos
Con el fin de criticar la hipótesis de Rawls, Sandel analiza los contratos desde el nacimiento de la obligación con un trasfondo moral, señalando que al realizar un contrato ambas partes lo suscriben en términos que sean equitativos. Sin embargo, lo anterior no siempre resulta aplicarse a las figuras contractuales, por lo que no basta con la equidad, ya que al momento de la negociación influyen factores propios de cada parte, como la calidad, atributos y posiciones de poder. No se puede concebir un contrato en términos de que la voluntad signifique que estos son justos, lo que Sandel ejemplifica con la Constitución de EEUU de 1787, donde se establecía la esclavitud, que claramente, a pesar de ser representativa por tratarse de una convención constituyente, no producía cooperación social. Sandel identifica que la obligación no nace por el consentimiento ni por la equidad, sino que los contratos que cuenten con un factor moral serán aquellos que tengan como rectores los principios de autonomía y reciprocidad. Sandel identifica además que estos principios, en términos prácticos, no se encuentran en todos los contratos o convenciones debido a las diferencias entre las partes en la negociación, donde incide fundamentalmente el manejo de la información sobre el objeto del contrato y el poder de cada uno.
El Principio de Diferencia y la Estructura Social
En la aplicación de la hipótesis de Rawls, este señala que la justicia que resulta en un acuerdo sobre qué principios regirán la sociedad debe estar basada en la igualdad, con la salvedad de la aplicación del principio de diferencia, el cual comprende aplicar desigualdades sólo en favor de quienes están en una situación más desfavorable. Esto es criticado por Sandel, debido a que la aplicación de este principio no da seguridad alguna para entender que provocará una situación real de igualdad, entendiendo además que la hipótesis de Rawls no tiene como fin la equidad en términos de rentas, sino que tiene como objetivo una realización en la estructura de la sociedad de la cual se pueda entender una igualdad en derechos, deberes, oportunidades, como también en términos patrimoniales y de posiciones de poder. Por lo cual, Rawls entiende que puede existir riqueza en cuanto exista algún mecanismo que produzca beneficios para quienes se encuentran en una situación más desventajosa, como podría ser la aplicación de algún tributo fiscal en favor de mejores condiciones de salud y educación para los más pobres, lo que también es criticado por Sandel. Rawls se equivoca en no considerar la posibilidad de que, al momento de la elección de los principios, existan personas dispuestas a establecer condiciones de desigualdad bajo el velo de la ignorancia, pensando que por azar podrían quedar en una posición ventajosa y así arriesgándose a lo que les pueda tocar.
La Justicia en las Sociedades Feudales y de Mercado
En la fundamentación de su argumento, Rawls cuestiona teorías rivales, estableciendo que, por ejemplo, la sociedad feudal se basaba particularmente en las castas sociales que tenían su origen en un hecho arbitrario como el nacimiento, ya que al no ser este una circunstancia creada por uno mismo, determina al final a quiénes poseen derechos y poderes, y a quiénes estos les están negados. Las sociedades de mercado remedian lo anterior aplicando igualdad ante la ley y oportunidades a quienes tengan aptitudes, por lo que se otorgan libertades básicas, pero estando determinada la distribución de la renta y la propiedad por el mercado libre. Por lo que, si bien mejoran lo planteado por la sociedad feudal, las oportunidades no tienen como fuente la igualdad. Para Rawls, la igualdad debe ser entendida en tal medida que todos partan de un mismo punto, pero que se limita con las aptitudes y talentos propios de cada persona. Por lo que la visión de Rawls, en la aplicación del principio de diferencia en una sociedad de mercado basada en la meritocracia, corrige la desigualdad en tanto quienes tengan más aptitudes y talentos compartan las recompensas para que estas le pertenezcan a toda la comunidad.
Las Objeciones de Sandel: Incentivos y Esfuerzo
Sin embargo, ante esta postura, Sandel realiza dos objeciones:
- Incentivos: Quien cuenta con más talentos y aptitudes sólo puede explotarlos en cuanto beneficie a los más desfavorecidos, puede decidir no aplicarlos o trabajar en menor cantidad. Pero esto se contrapone con lo que Rawls replica, al señalar que se permite diferencias que tengan como consecuencia mejorar la situación de los más necesitados. Si Rawls estuviera en lo cierto, esta nivelación sólo se produciría por esta razón y no porque exista un merecimiento a ganar más que otros.
- Esfuerzo: Rawls rechaza la teoría meritocracia de la justicia en base a que se explotan aptitudes naturales de los individuos que no son obra propia de estos, pero esto no siempre ocurre, debido a que también existen aptitudes que se cultivan por el entrenamiento o por el interés de adquirir más conocimiento. Ante esto, Rawls replica que incluso el esfuerzo puede ser el producto de haberse criado en circunstancias más favorables. Al final, la meritocracia descansa en la relación entre el esfuerzo desplegado y el logro obtenido.
La Justicia Distributiva y el Merecimiento Moral
Para la teoría de Rawls, la justicia distributiva no tiene relación con recompensar el merecimiento moral, por lo que se distingue entre el merecimiento moral y el derecho de expectativas legítimas. Un derecho adquirido solo se genera cuando sean establecidas las reglas del juego, ya que no consiste en premiar el merecimiento moral o la virtud, sino que satisfacer las expectativas legítimas una vez instauradas las reglas. Rechaza el merecimiento moral porque las aptitudes no se producen de la obra de cada individuo y porque las cualidades más valoradas por la sociedad en tiempos determinado son igualmente arbitrarias. Será una ponderación de la oferta y la demanda, la valoración social no es obra de uno mismo. Resulta incorrecto pensar que nos merecemos una sociedad donde se pondera de manera positiva las aptitudes y talentos que más abundan, ya que es un error establecer que la sociedad valora lo que cada individuo piensa que merece.