La poesía desde 1939 a la actualidad
Al final de la guerra, el panorama para la cultura es desolador. Con Lorca y Machado muertos, y gran parte de la Generación del 27 exiliada, la Edad de Plata había llegado a su trágico final. El movimiento poético puede dividirse en dos grandes etapas: la desarrollada durante la dictadura (1939-1975) y la de la democracia (desde 1975 hasta nuestros días).
La dictadura del general Franco (1940-1960) se caracterizó por la represión política y la miseria, el aislamiento internacional y la pobreza intelectual. Los poetas o bien se alinearon con la ideología y la estética de los vencedores al quedarse en España, o se exiliaron.
La dura posguerra marcada por la pobreza, la censura y el exilio de muchos intelectuales marcó la poesía de los años cuarenta. Escriben en estos años tanto poetas de la Generación del 27 como los jóvenes poetas de la generación del 36.
Todos coinciden en recuperar los temas humanos, aunque se puede hablar de distintas tendencias, como la poesía de Miguel Hernández (Cancionero y romancero de ausencias). Su estilo poético destaca por la forma auténtica y apasionada de expresar su mundo humano y familiar.
La poesía arraigada, cultivada por autores de la Generación del 36, complacientes con el régimen de Franco, defendía una poesía clásica distanciada de la realidad (La casa encendida, Luís Rosales).
Por último, tenemos la poesía desarraigada, que expresaba un sentimiento de angustia, desesperación y disconformidad con el mundo circundante.
En los años cincuenta surge la poesía social: el poeta se convierte en un testigo de su época y defiende que la poesía es comunicación, testimonio una herramienta para lograr un mundo mas justo, por ejemplo, a través de la denuncia de la realidad sociopolítica de España. Se caracteriza por el distanciamiento de todo esteticismo y el empleo de un lenguaje desnudo. Gabriel Celaya destaca con obras como Cantos Íberos junto a Blas de Otero, Pido la paz y la palabra, y José Hierro
En los años sesenta los poetas sin renunciar a su espíritu crítico y de denuncia, ponen el acento en los temas subjetivos más que en los políticos, y muestran una preocupación mayor por el lenguaje, que se vuelve más lírico y personal en donde el tono coloquial se eleva a un nivel artístico. El humor y la ironía y los ecos de lecturas y canciones producen la sensación de conversación íntima con el lector. Son, entre otros, Ángel González, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez y Félix Grande.
En los años 70 aparece una nueva tendencia que perdurará hasta los años 80: los Novísimos, que mitifican la cultura de los medios de comunicación de masas y se inspiran en la poesía extranjera o en algunos poetas del 27. Su poesía se aleja del Realismo y regresa a los experimentos relacionados con las vanguardias o con el Modernismo y su gusto por lo exótico, el léxico cuidado y el ritmo del lenguaje. Algunos de estos poetas son Pedro Gimferrer, Luis Antonio de Villena, Ana Mª Moix, Guillermo Carnero y Manuel Vázquez Montalvan.
Desde 1975 se advierten cambios. Desde el punto de vista social, por la recuperación económica del país. Desde el punto de vista cultural, por la renovación intelectual y literaria. Se frenan los excesos culturalistas y se vuelve a una poesía más personal e intimista.
En los años ochenta se vuelve a una poesía narrativa con un lenguaje coloquial. Así, los autores abordan temas subjetivos. Se imponen dos tendencias: la poesía del silencio (reflexiva, filosófica e intelectual) iniciada por Jaime Siles y continuada por Andrés Sánchez Robayna, entre otros. En segundo lugar, la poesía de la experiencia, de corte realista, que habla de la vida y de la realidad cotidiana para abordar los conflictos generacionales como la droga, la comunicación o el consumismo. Destaca Luis García Montero. Otras tendencias que surgen son el Neosurrealismo, Erotismo, Neoexistencialismo, , Poesía épica, Neorrealismo Neoclasicismo…
Por último, hacia el Siglo XXI, al finalizar el Siglo XX, los poetas manifiestan un rechazo al relativismo moral en favor de un mayor compromiso social frente a un mundo injusto e insolidario. Se abordan temas como la globalización, la ecología, el subdesarrollo o el neoliberalismo. Es una poesía rehumanizada, reflexiva, que manifiesta ciertas preocupaciones existenciales. Destacan Jorge Riechmann, Ana Merino y Lorenzo Oliván.
Modernismo
El Modernismo supuso la reaparición de la angustia carácterística de la literatura ROMántica europea, que renace tras quedar demostrado que no todo puede basarse en la razón. Fue iniciado por Rubén Darío a través de su obra Azul (1888), enlazando las tendencias posrománticas a la vez que integraba, principalmente, dos movimientos poéticos franceses de mediados del Siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo.
El Modernismo se plantea la evasión de la vulgar realidad burguesa a través de la búsqueda de la belleza dando lugar a un universo estético idealizado. Sus temas favoritos fueron el cosmopolitismo (con París como símbolo principal), lo erótico, lo exótico, lo fantástico, lo mitológico y lo melancólico representados en objetos poéticos como los animales y lugares exóticos. En cuanto a la forma, se buscarán los efectos sensoriales y un lenguaje poético en el que se cuide el sonido, el ritmo y los valores simbólicos; así la métrica modernista se caracteriza por la experimentación y la renovación.
Entre los grandes poetas modernistas destacan su fundador Rubén Darío y los hermanos Manuel Machado con su obra Alma y Antonio Machado con Soledades, galerías y otros poemas.
La generación del 98 está formada por un grupo de intelectuales que toman su nombre del Desastre de 1898 y se centran en su preocupación por España. Coinciden con los modernistas en su rechazo a la realidad española, pero se caracterizan por un estilo sencillo y sobrio y por plantear una reflexión directa sobre la realidad nacional.
El poeta más representativo de esta tendencia es Antonio Machado. Lo mejor de su obra lírica se encuentra en sus dos primeros libros:
–Soledades, Galerías y otros poemas (1907) Trata del paso del tiempo, la melancolía, Dios y la muerte. Se vale de algunos símbolos como la tarde o la fuente, que encierran su concepto de tiempo.
–Campos de Castilla (1912). A los temas anteriores, se une el de España, además de una serie de hermosas composiciones dedicadas a su mujer Leonos, que muere en 1912 con tan sólo 19 años.
El novecentismo o Generación del 14
El novecentismo se planteó la regeneración de España a través de su modernización y europeización. En su poesía prevalece lo intelectual y conceptual sobre lo emotivo o sentimental enlazando así con las tendencias francesas de la poesía pura. El autor más destacado es Juan Ramón Jiménez. El poeta, que fue premio Nobel de Literatura, clasifica su obra en tres etapas:
Etapa sensitiva(hasta 1916). En sus primeros libros, sus obras están teñidas de tristeza, e influidas por Bécquer y los simbolistas franceses (Arias tristes y Jardines lejanos). En libros posteriores, trata los temas modernistas de una forma más personal (La Soledad Sonora).
Etapa intelectual (1916-1936). Poesía más conceptual y compleja que la anterior (Diario de un poeta recién casado).
Etapa suficiente. Nos muestra un poeta obsesionado por la vida poética, la eternidad y el deseo de trascendencia den su obra (Dios deseado y deseante).