En el fragmento hay una mención lejana a sus padres, a sus hermanas con sus maridos y a los gemelos Vicario pero como protagonistas encontramos a Ángela Vicario, Pura Vicario, Bayardo San ROMán y el Viudo de Xius.
Bayardo San ROMán, es un hombre encantador de serpientes, un personaje enigmático que aparece de la nada en el pueblo.
Su vida gira en torno a lo material, pretende ganarse a las personas mediante el dinero y las apariencias.
Ángela Vicario es la hija menor de una familia modesta. Se presenta como una muchacha sumisa, vestida de negro y es el personaje que más evoluciona en la obra, madura después de decir el nombre de Santiago Nasar como causante de su deshonra y después al sublevarse contra la sociedad y no ocultar su delito, sino que se enorgullece de él. En este fragmento ya afirma que es dueña de su propio destino, más autónoma e independiente.
Pura Vicario es la madre de Ángela Vicario. Cuando su hija es traída a casa por Bayardo San ROMán, después de que él descubre que no es virgen, Pura golpea a su hija, es una madre estricta y machista.
El viejo Xius se muestra con un corazón noble. Con grandes sentimientos de apego hacia su casa. Ya que lo único que le quedaba eran los recuerdos vividos en ella con su esposa.
El narrador es múltiple. Es un habitante del pueblo, por lo que tiene la doble condición de personaje y narrador, narrando subjetivamente en primera persona “yo hubiera dicho lo mismo” o adoptando un enfoque omnisciente en tercera persona “me dijo”.
El tiempo es uno de los rasgos más complejos de la obra. Aparecen numerosas analepsis (saltos hacia atrás en el tiempo) y prolepsis (evocaciones anticipadas de hechos futuros), pero este fragmento se trataría de una analepsis.
La acción de la novela transcurre en Aracataca (Colombia), pueblo natal del autor. Este fragmento se refiere a la familia Vicario, por lo que el espacio se sitúa en la casa donde vivían.
En la novela el lenguaje de García Márquez es sencillo y directo, aunque cargado de simbolismo y fuerte dramatismo.
Se observa el uso de un registro coloquial: “Nos parecíó que eran vainas de mujeres”
Dicho texto a su vez presenta función poética, “…Pero ustedes los jóvenes no entienden los motivos del corazón…”. Además, también presenta función expresiva ya que en el texto el Viudo de Xius expresa sentimiento de nostalgia hacia los recuerdos de su amada que habitaban en su casa “…No tiene precio…”. Encontramos durante este fragmento diversos recursos literarios como hipérboles (rasgo del Realismo mágico). En “Me parecía demasiado hombre para mi”; “prefería morirse antes que vender una casa donde había sido feliz durante más de treinta años”. Por otro lado, también podemos ver una abundancia de metáforas, como “hechizo a la familia con sus encantos” ya que lo expresa de esta manera para dar a entender que Bayardo cautivó a toda la familia de Ángela con su dinero. También la encontramos una metáfora en “también el amor se aprende” usado para hacer ver que el pensamiento de Purísima era que con dinero; en “hablaba con el alma en la mano” para expresar dramatismo cuando Xius hablaba de la importancia de su casa.
En el fragmento hay una mención lejana a su madre y sus amigas, pero pero como protagonistas encontramos a Ángela Vicario y Bayardo San ROMán.
Bayardo San ROMán, es un hombre encantador de serpientes, un personaje enigmático que aparece de la nada en el pueblo. Su vida gira en torno a lo material, pretende ganarse a las personas mediante el dinero y las apariencias.
Ángela Vicario es la hija menor de una familia modesta. Se presenta como una muchacha sumisa, vestida de negro y es el personaje que más evoluciona en la obra, madura después de decir el nombre de Santiago Nasar como causante de su deshonra y después al sublevarse contra la sociedad y no ocultar su delito, sino que se enorgullece de él. En este fragmento ya afirma que es dueña de su propio destino, más autónoma e independiente.
El narrador es múltiple. Es un habitante del pueblo, por lo que tiene la doble condición de personaje y narrador, narrando subjetivamente en primera persona o adoptando un enfoque omnisciente en tercera persona “me dijo”.
El tiempo es uno de los rasgos más complejos de la obra. Aparecen numerosas analepsis (saltos hacia atrás en el tiempo) y prolepsis (evocaciones anticipadas de hechos futuros), pero este fragmento se trataría de una prolepsis.
La acción de la novela transcurre en Aracataca (Colombia), pueblo natal del autor. Este fragmento se sitúa en la casa donde Ángela vivía con su madre “permanecía en el cuarto escribiendo cartas sin porvenir” “Un mediodía de Agosto […] sintió que alguien llegaba a su puerta”.
En la novela el lenguaje de García Márquez es sencillo y directo, aunque cargado de simbolismo y fuerte dramatismo.
Se observa el uso de un registro coloquial: “muerta de risa”, “escribiendo sin cuartel”. Antítesis con la que se destacan los sustantivos “odio y amor”, haciendo referencia a sus sentimientos por Bayardo.
Además se encuentran varias etopeyas y con ellas un gran detallismo en las descripciones “y otra maleta igual con casi dos mil cartas (…) cosidas con cintas de colores y todas sin abrir” con la intención de causar al lector una mejor visualización de dicha escena.
Dicho texto a su vez presenta función poética,“En prueba de mi amor te envío mis lágrimas”. Además, también presenta función expresiva: “el rencor feliz que sentía contra su madre”. Encontramos durante este fragmento diversos recursos literarios como hipérboles (rasgo del Realismo mágico): “pero siguió escribiendo sin cuartel durante diecisiete años…”. En el texto encontramos también metáforas “más encendía las brasas de su fiebre” es decir, más aumentaba su deseo por Bayardo; “Se me revolvían las tripas solo de verla”; y por último “En prueba de mi amor te envío mis lágrimas” simbolizando lo mucho que echaba de menos a Bayardo; Las personificaciones consisten en atribuir una cualidad humana, a los seres inhumanos. La apreciamos en “rencor feliz” que hace referencia a la madre de Ángela la cual la obligó a casarse con Bayardo y en parte se lo agradece; y también “carta febril”,
En el fragmento hay una mención lejana a Plácida Linero, Yamil Shaium, Poncho Lanao, Argénida Lanao, y Wenefrida Márquez, la cual fue la última que lo vio con vida pero como protagonistas encontramos Santiago Nassar y los gemelos Vicario.
Santiago Nasar era alegre, pacífico y de gran corazón, y un gran soñador. Era el hijo único de un matrimonio de conveniencia que no tuvo un sólo instante de felicidad. Santiago Nasar hablaba en árabe con su padre, pero no delante de Plácida Linero para que no se sintiera excluida.
Los gemelos Vicario son los encargados de devolver la honra perdida a la familia. Ninguno de los deseaba pasar por ese trance porque no eran hombres violentos, de modo que intentaron, sin lograrlo, que otros realizaran ese cometido. Poseen un carácter un tanto agresivo y prepotente que bien lo podríamos encasillar en el tradicional machista. Al final, son víctimas de la presión del código de honor del pueblo.
El narrador es múltiple. Es un habitante del pueblo, por lo que tiene la doble condición de personaje y narrador, narrando subjetivamente en primera persona “mi tía Wene” o adoptando un enfoque omnisciente en tercera persona “dijo”.
El tiempo es uno de los rasgos más complejos de la obra. Aparecen numerosas analepsis (saltos hacia atrás en el tiempo) y prolepsis (evocaciones anticipadas de hechos futuros), pero este fragmento no se trataría de ninguna de las dos, ya que habla situado en el presente.
La acción de la novela transcurre en Aracataca (Colombia), pueblo natal del autor. Este fragmento ocurre en la plaza del pueblo, en la puerta de la casa de Santiago “salíó al balcón del dormitorio, y vio a Santiago Nasar (…) propia sangre”.
En la novela el lenguaje de García Márquez es sencillo y directo, aunque cargado de simbolismo y fuerte dramatismo.
Se observa el uso de un registro coloquial, “Oímos la gritería”. Y una antítesis con la que se destacan dos situaciones la vida “sosteniendo” y la muerte “las vísceras colgantes”.
Se encuentran varias epopeyas y con ellas un gran detallismo en las descripciones “Santiago Nasar caminaba con la prestancia de siempre (…) estaba más bello que nunca”.
También presenta función expresiva “ −¡Santiago, hijo −le gritó−, qué te pasa!”.
Encontramos durante este fragmento diversos recursos literarios como hipérboles “tratando de levantarse (…) sosteniendo con las manos las vísceras colgantes.”
En el texto se diferencia con gran claridad varias metáforas ”cuando vieron entrar a Santiago Nasar empapado de sangre llevando en las manos el racimo de sus entrañas”.
La ironía es una figura retórica que consiste en decir lo contrario de lo que se quiere dar a entender. Observamos una en ”Oímos la gritería -me dijo la esposa-, pero pensamos que era la fiesta del obispo” recurre a esta figura retórica para burlarse de alguna manera como nadie pudo ayudarlo.