Cuales son las fuentes del conocimiento


TEOLOGÍA RACIONAL Y TEOLOGÍA REVELADA:


La  distinción entre teología natural o racional y teología revelada tiene como fundamento la distinción entre razón y fe.
El problema de la relación razón y fe es un tema fundamental del pensamiento medieval. La razón es un auxiliar de la fe, que ayuda a su esclarecimiento y, por consiguiente, la filosofía se convierte en sierva de la teología.
Santo Tomás introduce una nueva orientación del problema, defendiendo la doctrina de la distinción de razón y fe, basándose para ello en la armonía de ambas fuentes. Hasta el siglo XII predomina la influencia platónica y ello lleva a considerar la superioridad de la fe respecto a la razón. La introducción de Aristóteles en el siglo XIII trae una nueva perspectiva sobre el problema.
A partir de su descubrimiento surgen tres corrientes de interpretación de Aristóteles respecto al problema que nos ocupa: Una corriente que parte de Avicena. Los pensadores de esta corriente se van a situar entre Aristóteles y S. Agustín. Esta corriente confunde fe y razón. Una corriente que parte de Averroes.
Su principal representante fue Sigerio de Brabante. Esta corriente filosófica defendía la teoría de la doble verdad. Defendieron como verdades de la razón la eternidad del mundo y la mortalidad del alma individual y lo opuesto como verdades de fe. La corriente que representa Santo
Tomás. Frente a S. Agustín de Hipona, Santo Tomás estableció una precisa delimitación entre fe y razón. Su doctrina respecto a este tema podría ser sintetizada en las siguientes afirmaciones: Fe y razón son dos fuentes distintas de conocimiento aunque pueden tener contenidos comunes. La revelación divina es necesaria al hombre. Fe y razón colaboran mutuamente. Prestemos atención a cada una de estas tesis: Para él razón y fe son dos fuentes distintas de conocimiento. La primera es propiamente una facultad de conocer, la segunda una facultad de creer. Éstas se distinguen: La fe tiene un origen sobrenatural, es decir, necesita la iluminación y la moción divinas. La razón, tiene un origen natural, el hombre con su capacidad abstractiva llega a lo espiritual y a Dios mismo.
El acto de la razón consiste en comprender, el de la fe en creer. El objeto de la razón es lo intuido o demostrado, y el asentimiento se da por la evidencia; el objeto de la fe es lo encubierto a los sentidos, lo revelado. La fe versa sobre lo que no es evidente por eso el asentimiento implícito a la fe, frente al asentimiento que se presta a lo racionalmente conocido no está producido por el objeto sino por una elección voluntaria. La voluntad mueve al entendimiento a asentir. Y la voluntad está movida por Dios por medio de la gracia. Entre las verdades reveladas que pueden ser descubiertas por la razón coloca la existencia de Dios, la espiritualidad e inmortalidad del alma y la creación del mundo.
Tomás de Aquino afirma rotundamente que es imposible que se crea y se conozca al mismo tiempo una verdad. Los contenidos de fe y razón que no son comunes no pueden ser contradictorios entre sí. Dios ha otorgado al hombre un entendimiento para que pueda alcanzar la verdad, y al mismo tiempo, ha revelado algunas verdades. Sería una contradicción en Dios, el que existiera una verdad racional contraria a una verdad de fe.
La revelación es necesaria porque aunque la razón humana puede alcanzar ciertas verdades acerca de Dios, hay verdades acerca de Éste que sobrepasan la capacidad de la razón humana, y es necesaria la revelación divina para que el hombre pueda llegar a conocerlas. Si estuviéramos simplemente ante una cuestión de astronomía o ciencia natural, los errores no importarían tanto, puesto que el hombre puede alcanzar su fin perfectamente bien aun cuando sostenga opiniones erróneas acerca de estos temas pero Dios es en sí mismo el fin del hombre y el conocimiento de Dios es esencial para que el hombre pueda dirigirse debidamente hacia su fin.
La razón colabora con la fe demostrando las verdades que no exceden su capacidad y haciendo ver que aquellas verdades que exceden su capacidad, como los misterios, si bien no son inteligibles, son al menos creíbles, en cuanto no encierran contradicción. La fe colabora con la razón como criterio negativo extrínseco, cuando una proposición obtenida por la razón se encuentra en desacuerdo con una verdad de fe, dicha proposición es falsa. La especulación teológica depende directamente de la fe, la reflexión filosófica es esencialmente obra de la razón.
Como la parte de la filosofía que se ocupa de Dios es la teología natural, tal distinción se concreta en la existente entre teología revelada y teología natural. La teología natural parte de principios que son conocidos por la razón humana y saca conclusiones que son fruto del razonamiento humano. La teología revelada, acepta sus principios de la autoridad, de la fe, los recibe como revelados, aunque luego procede racionalmente hasta la conclusión. Teología revelada y teología natural se distinguen por sus verdades consideradas formalmente.
Teología natural considera como bien último algo proporcionado al poder humano, esto es, la felicidad imperfecta en esta vida mediante el conocimiento filosófico de Dios obtenido a partir de las criaturas y mediante el logro y el ejercicio de las virtudes naturales, la teología revelada considera como fin último algo que sobrepasa el poder de la naturaleza, a saber, la felicidad perfecta, que solamente es alcanzable en la vida futura, en la visión de Dios, y que es además inalcanzable por el ser humano si sus fuerzas no son ayudadas. Esta distinción tiene su repercusión tanto en  la  moral  como en la política (distinción entre fines del Estado y fines de la Iglesia).

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