Este fenómeno gráfico-escrito siguió la misma trayectoria. Tras un intento de desarrollar una escritura propia, la llamada escritura ulfiliana, que trataba de adaptarse a la estructura glosológica de la lengua goda, mezclando signo griegos, latinos y rúnicos, consiguiendo con ello una escritura totalmente artificial, que solo tuvo una aplicación real en un ámbito estrictamente religioso y que, por tanto, desaparece al mismo tiempo que el arrianismo a cuyo servicio estuvo; el visigodo acabó aceptando la escritura latina, tanto para sus inscripciones, como para sus libros e incluso sus documentos. De esta escritura latina una parte se aferra a las formas tradicionales: la capital para los textos monumentales, y la caligráfica libraria, para los códices, que es una escritura lenta, artificiosa, es decir costosa de realizar, y muy lenta en su proceso de transformación, de hecho en el mundo latino la uncial se seguirá utilizando durante mucho tiempo como escritura culta, para textos litúrgicos. En cambio la escritura corriente, la utilizada a diario, es decir la cursiva, que parte de la minúscula romana, evolucionará con más rapidez transformándose y adquiriendo caracteres particulares, tanto en el tiempo como en el espacio, desarrollándose en ámbito latino una serie de escrituras con una misma raíz, la mencionada escritura minúscula romana, que se conocerán como escrituras nacionales, también llamadas precarolinas.
Una de las cuales es esta escritura que nos ocupa, la escritura visigótica, que en el siglo VII se encuentra en un claro proceso de transformación y que en el espacio de una centuria habrá adquirido plenamente unas características propias y consolidadas. Cuando esta escritura comienza a ofrecernos sus primeras manifestaciones ya presenta unas formas totalmente evolucionadas, es decir desposeídas de toda vacilación o primitivismo, aunque claro está aún se verá sometida a ciertos cambios hasta alcanzar sus formas finales. En total han llegado hasta nosotros unos 280 códices, siendo el más antiguo el manuscrito 27 de Autun que copia las
Etimologías de
San
Isidoro, datado alrededor de 650; sin olvidar el Oracional mozárabe de la Biblioteca de la Catedral de
Verona, escrito hacia el año 731-732 en Tarragona, ya en fecha posterior a la invasión musulmana, y un Manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid que contiene las Leyes de los Visigodos.
Todos ellos en una escritura visigótica minúscula redonda que tuvo fundamentalmente un uso librario. En cuanto a los documentos para los que se utilizó una escritura más cursiva, el testimonio más antiguo es, por ahora, el praeceptum Silonis, expedido por el rey asturiano Silo, conservado en León, y que muestra una grafía plenamente madura. Precisamente uno de los principales interrogantes es como y cuando se llego a tal estado de perfección, o mejor dicho de madurez, y cual es el punto exacto en que la escritura minúscula romana dejó de ser tal para convertirse en visigótica. Está claro su origen latino, pero falta establecer el enlace, al carecer de aquellos códices y/o documentos que nos permitan seguir los distintos pasos de su evolución y transformación. Es decir la escritura visigoda se nos presenta ante nosotros como algo cuyo origen conocemos, pero nos oculta el camino que ha recorrido hasta manifestarse en plena madurez en los textos antes mencionados. Interrogante que, hasta cierto punto, se desvanece con los descubrimientos del profesor Gómez
Moreno sobre pizarras esgrafiadas que contienen textos escritos en una cursiva que nos sirven de enlace entre las manifestaciones romano-cursivas y la visigótica cursiva plenamente evolucionada. Por su parte la llamada visigótica redonda es evidente que su evolución es posterior a la cursiva, constituyéndose a partir de esta como una modalidad caligráfica, y en la que también influyen elementos romanos tanto unciales como semiunciales./ Denominación
Está claro que es inapropiado denominar escritura visigótica a la escritura utilizada en la península durante la Alta Edad Media. Es evidente que no la escribieron los visigodos, pues cuando se escriben los códices y documentos de los que hemos hablado con la llamada letra visigoda, el régimen político godo ya había desaparecido. Durante la Baja Edad Media, se le denominó littera toletana, en clara referencia no tanto al lugar de origen de esta escritura sino, más bien, al centro escriturario más importante donde se cultiva; aunque también resulta inapropiado porque no existe ningún dato documental que avale tal denominación.
Por la misma época se le llamó escritura mozárabe, aunque esta denominación gozó de menos éxito que la anterior. En realidad el problema se reduce a una simple cuestión de nombres y, aunque el título de visigoda le vino por una confusión, al creer que fue inventada por Ulfila, en realidad le corresponde por abolengo, ya que su formación y transformación se desarrolló en tiempos visigóticos./ Características gráficas de la visigótica: tipos de letras
La escritura visigoda se desarrolla en tres clases de alfabetos: el mayúsculo, el minúsculo redondo y el cursivo. El primero, de escaso desarrollo, está emparentado con la uncial. Tanto en códices como en documentos suele adoptar formas caprichosas, como por ejemplo: A ….. a veces carece del trazo transversal; otras lleva una línea horizontal tangente al vértice superior (
, y en ocasiones adopta una forma que la asemeja a una Y invertida ( ë)
M> tiene una forma idéntica a la uncial T> también deriva de la uncial, suele llevar el trazo horizontal de la izquierda en espiral V > aparece con una forma que la asemeja a una A invertida X > tiene una forma análoga a la de un a psi griega El resto de las letras sigue la morfología exacta del alfabeto capital romano.