MOISÉS. Miguel ÁNGEL
DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS
Escultura monumental de bulto redondo, esculpida en mármol y destinada a monumento funerario.
El tema es bíblico: el profeta Moisés, al regresar de su estancia de cuarenta días en el monte Sinaí, portando bajo el brazo las Tablas de la Ley para enseñárselas a los israelitas, contempla horrorizado cómo éstos han abandonado el culto de Jehová y están adorando al Becerro de Oro. Moisés entra en cólera, tensa sus músculos y va a levantarse de su asiento.
En el tratamiento de los pliegues de la vestimenta y en los rizos de cabellos y barba, se aprecia un marcado CLAROSCURO que proporciona a la obra valores pictóricos, al tiempo que se observan CALIDADES TÁCTILES en la piel: los músculos parecen vivir bajo la piel con una potencia casi sobrehumana. Todo el cuerpo expresa una tensión de movimiento contenido, instantáneo, que se ve acompañada por la expresión iracunda del rostro, con el ceño fruncido y la mirada enérgica y agresiva: mesándose la barba parece presto a levantarse y recriminar la actitud del pueblo judío adorando al Becerro de Oro. La expresión del rostro es la obra cumbre de la TERRIBILITÁ, que se manifiesta también en la musculatura hercúlea de la figura, cuyas formas responden a un Realismo EXAGERADO. En la composición se detecta ya el desequilibrio dado por la postura inestable de la figura. Se produce un juego de tensiones entre una pierna adelantada y la otra retraída, la extraordinaria longitud de la barba, el movimiento del brazo izquierdo que se apresta a recoger las tablas de la ley, el juego de pliegues de la ropa y la fuerza muscular que irradia toda la escultura.
CLASIFICACIÓN
ARQUITECTURA RENACENTISTA ITALIANA del CINQUECENTO. Moisés de Miguel Ángel. S. XVI (1513-15). Figura central de la tumba del Papa Julio II en la iglesia de San Pedro in Víncoli, en Roma.
III. RELACIONES ESTILÍSTICAS CON OTROS MONUMENTOS HISTÓRICO-ARTÍSTICOS
Miguel Ángel se entusiasmó cuando el Papa Julio II le encomienda realizar su sepulcro. Durante ocho meses estuvo en Carrara preparando los bloques de mármol necesarios para la obra. El escultor pensó hacer un monumento funerario de 47 figuras, con la tumba del pontífice en la parte superior. Continuas dilaciones por falta de presupuesto y la muerte del Papa llevó a que no se completara el proyecto. La figura de Moisés es una de las esculturas terminadas para este cenotafio. Al final, la estatua fue colocada en la Iglesia de San Pedro Ad Vincula, junto a otros elementos para el sepulcro.
Esa tensión dramática, ese interés en reflejar el patetismo de la situación es lo que ha venido a denominarse TERRIBILITÁ, la carácterística más definitoria de esta obra que contrasta frente a los rasgos más dulces de la producción anterior de Miguel Ángel. Podemos ver en esta escultura las carácterísticas del estilo renacentista:
Búsqueda de la belleza, acentuado Naturalismo, interés por la figura humana y su anatomía, tal como corresponde a la cultura antropocéntrica del periodo humanista, al igual que en la Antigüedad clásica: composiciones equilibradas, armoniosas, movimiento en potencia, perfección técnica.
Algunos han querido ver en el Moisés un retrato idealizado del propio escultor o del Papa Julio II, temible guerrero y líder espiritual, al igual que el profeta bíblico. Otros piensan que puede ser un símbolo de los elementos que componen la Naturaleza: la barba representaría el agua y el cabello, las llamas del fuego (de su ira a punto de estallar) y el fortísimo cuerpo simbolizaría la tierra. Para Miguel Ángel podría simbolizar la fusión de la vida activa y la contemplativa, según el ideal neoplatónico.
En esta escultura, Miguel Ángel abandona los rostros serenos de su primera época y opta por una expresividad acentuada, anuncio del Manierismo y el Barroco.
Vemos en ello la influencia que sobre él ejercíó el descubrimiento del grupo helenístico del Laocoonte.
El Moisés es también una interpretación del que realizara Claus Sluter para la Cartuja de Champmol en Dijon en el s.XIV.
Muchos artistas –
Benvenuto Cellini, Bartolomeo Ammannati, Giambologna
Buscarían en la obra de Miguel Ángel, el impulso para llevar hasta sus últimas consecuencias el Manierismo y así sentar las bases del nuevo estilo que se impondría en el Siglo XVII, el Barroco.La escultura manierista tiende a quebrantar el ideal clásico de armónía, claridad y simetría. El rasgo más sobresaliente de la escultura de este periodo es la preferencia por el dinamismo, las composiciones más desequilibradas y el uso de la figura serpentinata. Estas además presentan alargamiento y un tamaño, normalmente, monumental. Las figuras suelen estar tensas, y no ofrecen un único punto de vista lo que provoca una sensación en el espectador de desequilibrio e inestabilidad.
IV. ENTORNO SOCIO-CULTURAL
Si Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma será la del Cinquecento;
A lo largo del s.XVI la capital artística de Italia va a «trasladarse» a Roma, principalmente por la enorme influencia del Papado, el cual se convertirá en gran protector de los artistas y contratante de obras (además, debido a su enorme herencia clásica, continuaba siendo una ciudad con un enorme tránsito de artífices a la búsqueda de aprendizaje).