Mukarovski
En su revisión crítica del formalismo, que ya se empezaba a intuir en la revisión de Jakobson y Tinianov, pero también en sus aportaciones específicas (ya que viene de la tradición alemana) hace de Mukarovsky una base de buena parte del estructuralismo. Resulta fácil encontrar ejemplos actuales para ilustrar los problemas que él
intenta resolver en sus años 30. Él usa ejemplos de su época o incluso del s.XIX, ya que el estructuralismo no tiene esa reticencia a usar ejemplos que no sean contemporáneos, como sí tenía el formalismo. El arte como hecho sígnico, Mukarovsky. Su producción se centra en los años 40-50, aunque él vive mucho más tiempo. Esto se puede explicar por cómo fueron cambiando las vicisitudes políticas, sobre todo en el marxismo. Las bases de este artículo son Saussure y Trubetzkoy, que hizo un artículo en el que definía el sistema de fonemas. Los fonemas no se definen en cada idioma, sino que se definen por lo que no es el otro (definición negativa). Además de emitir signos, comunicamos cosas al hablar.
Habla también de las ciencias humanas y exactas de Dilthey. Se instala en la búsqueda de la especificidad de las ciencias humanas entendidas como ciencia.
La obra de arte es signo, estructura y valor. Estructura era una palabra de moda que usaban muchas disciplinas. En una estructura hay un todo y sus partes. Pero el todo no es simplemente la suma de las partes. Hay un orden determinado por el cual las partes se combinan para resultar en un todo. La estructura es una interacción entre todo y partes, en la que el todo no implica una totalidad y las partes no son ajenas a la combinación. La combinación puede añadir valores a las partes cuando se combinan entre sí.
La estructura es un todo que surge por combinación de partes que tienen un valor individual y que adquieren otros en la combinación.
Dialoga también con la tradición de la estética psicológica, por ejemplo, Sainte-Beuve.
La obra de arte media entre su autor y el receptor. Hay que preguntarse por la naturaleza de esa mediación. Sobre el modelo del signo de Saussure distribuye el contenido de la obra de arte.
Un artefacto puede generar muchos objetos estéticos, que son todos los valores que se le atribuyen a ese artefacto.
Mukarovsky dice que en el momento en que queremos expresar una individualidad hay que supeditarla a la sociedad.
Toda obra de arte surge de una dialéctica entre el valor autónomo del signo con el que se constituye y el valor colectivo. Mukarovsky ve que en el lenguaje se dan a la vez el uso del lenguaje cotidiano, pero también un valor autónomo en el momento en que se formaliza el mensaje. Desde el punto de vista del valor autónomo hay que estudiar las leyes inmanentes, pero también hay que estudiar la dialéctica social que hace que esos signos combinados de esa manera comunican una cosa específica. Unas artes tienen más valor comunicativo que otras. Las artes con trama comunican más. En términos de comunicabilidad, comunica más una novela
que una sinfonía, un ensayo que una danza. Todas tiene las dos dimensiones, pero con un peso distinto. Hay que ver cómo se convierte una novela en un objeto estético.
Como todo texto fundacional, Mukarovsky plantea en El arte como hecho sígnico muchas cosas, pero desarrolla menos. Lo que le falta se van desarrollando en otros textos posteriores. Norma, valor y función son
sociales. Necesitamos bifurcar la noción de obra entre su materialidad y su valor. El arte se bifurca en la obra- cosa (artefacto) y en el objeto estético. Una sola obra-cosa puede generar distintos objetos estéticos.
La estructura está hecha de partes. Cada una de esas partes tiene un valor individual y un valor colectivo en combinación. Toma la noción de signo de Saussure, pero explica que algo se convierte en signo cuando media. En el momento en el que algo deja de ser individual para ser social. Sin el signo no habría comprensión. El signo es una mediación social que ofrece la ventaja de hacer comprensible algo a costa de someterlo a unas normas y estructuras sociales. La obra de arte es una mediación que no es
estrictamente un signo comunicativo, sino que a la función comunicativa o informativa del signo le añade una función poética. Los formalistas ya habían empezado a pensar las funciones del lenguaje. Los estructuralistas no desechan la función comunicativa e un texto aunque prime la función estética. La obra de arte es la uníón de valor autónomo y valor social. Ese valor autónomo sirve para comunicar cosas. No es lo mismo un soneto que una biografía. Cada una sigue una estructura dialéctica distinta. Siempre hay una relación con la realidad en la literatura, pero nunca es de testimonio. No es algo que tenga una huella de la realidad o que sea un reflejo de la realidad. No es una relación tan directa. La literatura
plantea una visión de la realidad, pero no es una visión directa. La obra de arte construye una relación indirecta con la realidad. Mukarovsky hace hincapié en que es justamente cómo se construye esa relación indirecta lo que nos interesa del arte.
Mukarovsky desarrolla en Función y norma como hechos sociales que la función estética no es estática. El arte, en determinados momentos, tiene una mayor dosis de elementos que no son estrictamente estéticos. Pero también hay fenómenos sociales que adquieren un valor estético mayor. Por ejemplo, en una determinada época comer solo tenía una función práctica, una necesidad física; ahora, sin embargo, comer también tiene una dimensión cultural, hay una necesidad estética más allá de la física. Esto cambia a nivel histórico, pero
también a nivel social. La distribución de la función estética varía según las clases sociales.
La función estética remite a la función poética de Jakobson. Según la plantea Mukarovsky, la función estética es algo dinámico que se modula con los cambios sociales. La función del arte es renovar la esfera de los objetos estéticos. La función no es algo estático. Jakobson, en el entorno formalista, pensaba que la función poética era algo fijo que permite identificar la literariedad de un texto. Mukarovsky: es una energía, un flujo que permite distribuir la función estética a lo largo del espacio y el tiempo. La función estética se ha convertido en prioritario hoy en día. Mukarovsky señala que hay una transfusión constante de la función estética entre distintos ámbitos.
Por eso la norma estética es siempre dinámica. Permite ver qué hay de artístico en una obra, pero también va adquiriendo distintas consideraciones estéticas dentro de su norma.
Mukarovsky se plantea hasta qué punto la ruptura que desafía el consenso se convierte en la tradición. El paradigma artístico se llena de incomodidad al pensar que cada ruptura es después considerada arte. Hasta qué punto, a partir del Romanticismo y las vanguardias, la ruptura del valor estético tiene un componente de desasosiego.
Mukarovsky dice que la función del arte es renovar la esfera de lo estético.
Si consideramos que el arte es la máxima consideración de lo cultural, y lo cultural se opone a lo natural. Habría que pensar el cambio de pensamiento para considerar un paisaje como un objeto estético. La función estética no es algo estático, sino una energía. Esa energía choca con la norma estética, que no es una ley necesaria. En el momento en el que se impone una norma sobre qué es arte o no, se establece una ley obligatoria. Por tanto, la norma estética, aún no siendo estática, participa de cierta obligatoriedad. Lo rutinario nos lleva a vivir la nada. Si solo se repitiera la norma, el arte se convertiría en un objeto estético obsoleto. La regularidad lleva a la indiferencia.
Mukarovsky diría que el texto llama la atención sobre algo literario, pero que también es cultural. Se incorporan elementos culturales y sociales que dan valor al texto. El valor de una obra es la mediación entre el valor autónomo de la obra y el valor social o cultural.