La Era Fordista (1945-1973)
Durante la era fordista, el Estado desempeñaba un papel crucial como garante del interés general, regulando los excesos del mercado y protegiendo los intereses individuales y empresariales. A partir de 1945, se observa un crecimiento significativo del gasto público destinado a la implementación de sistemas de salud, educación y protección social, mejorando así las condiciones de vida. El Estado actuaba como mediador en el conflicto entre capital y trabajo, lo que se traducía en un aumento del empleo y de los salarios.
La escasez de bienes en Europa tras la Segunda Guerra Mundial impulsó la hegemonía del sistema productivo taylorista-fordista, que garantizaba una rápida reconstrucción económica basada en la producción en serie y el consumo de masas. El triunfo del fordismo también conllevó la supremacía del modelo de industrialización de la gran fábrica, caracterizado por el uso de mano de obra poco cualificada y la monotonía del trabajo en cadenas de montaje.
El modelo fordista se basaba en la alta productividad y la elevada necesidad de mano de obra para lograr un reparto que permitiera aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores, manteniendo al mismo tiempo los beneficios de la empresa. Este modelo entró en crisis en la década de 1970.
El crecimiento económico y la fuerte integración entre lo económico y lo social durante este periodo garantizaron una mejora del nivel de vida y del confort de los trabajadores, así como una mejora en la calidad de vida. El trabajo asalariado se utilizaba como fuerza e incentivo para promover el avance del sistema.
La Era Postfordista (1973-2000)
Este periodo estuvo marcado por la crisis, el desempleo y el aumento de las desigualdades sociales. El Estado perdió fuerza y el pensamiento neoliberal promovió un programa de recortes en sus funciones. Se argumentaba que el mercado y la iniciativa privada debían reorganizar la sociedad como expertos en la generación de riqueza, y que el Estado debía interferir lo mínimo posible en la economía.
La flexibilidad se planteó como una alternativa a la rigidez fordista. Esta flexibilidad se basaba en el uso de tecnología polivalente, trabajadores cualificados y un entorno que fomentara la competencia. Las reformas para reestructurar la gran fábrica fordista fueron variadas, incluyendo la desconexión de las instalaciones en unidades más pequeñas, la externalización de partes del proceso de producción y la subcontratación de actividades con empresas del tejido productivo cercano.
Los enfoques de la especialización flexible se destacaron como el nuevo panorama industrial postfordista, privilegiando los contratos entre empresas para lograr una mayor eficiencia productiva. Esto se conoce como redes de empresa (por ejemplo, una gran empresa establece una red de contratos con empresas menores, especializadas en una parte del ciclo de producción, con modos de trabajo flexibles y plazos de entrega ajustados). El modelo Just in Time ajusta la mano de obra a los requerimientos de la producción y la demanda, asegurando la eficacia productiva.
La Economía de Mercado según Karl Polanyi
La economía de mercado es un proceso de construcción social. Para Karl Polanyi, la economía de mercado representa una forma de integración y construcción del orden social. La utopía liberal se convirtió en el principio organizador de una sociedad que se esforzaba por crear un sistema de mercado. Así, las actividades diarias de los seres humanos se organizaron a través de mercados basados en el beneficio, la competencia, etc., subordinando toda la organización social al propósito de lucro, convirtiendo la ganancia en un fin absoluto.
Según la utopía liberal, estos mercados se autorregulan mediante la formación de precios libres, eliminando la participación de cualquier institución. Las mercancías serían todo lo producido para el mercado, pero este también regularía otros elementos como el trabajo y la tierra.
El mercado mercantilizaría ambos factores, y esta mercantilización implicaría organizar las actividades de las personas en función de los intereses de los mercados. El proceso de mercantilización del trabajo y la tierra sería el origen de la propia economía de mercado.
Para la creación de un mercado autorregulado, fue necesaria la ayuda del poder político del Estado para mantener el liberalismo y el laissez-faire (dejar hacer o pasar). Los defensores del liberalismo recurrieron al Estado para:
Aquí observamos la base política y artificial de la economía de mercado. La esfera económica estaba inmersa en lo social, y la sociedad en general se mercantilizó. La sociedad de mercado y la Revolución Industrial separaron al ser humano de sus raíces, desplazándolo a nuevos lugares donde solo podría trabajar míseramente para no pasar hambre.
Polanyi recoge la oposición social, un movimiento de protección de la sociedad frente al mercado. Este movimiento pretendía impedir el establecimiento del mercado a través de la intervención en su libre funcionamiento. Los movimientos de protección de la sociedad trataban de frenar el avance de la mercantilización de la sociedad (desmercantilización = redistribución).
Esto implicaba crear visiones sobre la sociedad que aseguraran su protección. De nuevo, estructuras de pensamiento pusieron en marcha procesos políticos para reorganizar la sociedad, al igual que anteriormente lo había hecho la utopía liberal (Keynesianismo, New Deal, etc.).