Desarrollo Sostenible: La Importancia de Proteger Nuestro Planeta


Desarrollo Sostenible: La Importancia de Proteger Nuestro Planeta

1. ¿Qué se entiende por sostenibilidad?

El término sostenible alude a la capacidad para perdurar. El desarrollo sostenible ha sido definido como aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Para que un desarrollo sea sostenible:

  • La tasa de explotación, o ritmo al que se consumen los recursos, no puede superar la de renovación.
  • La tasa de emisión de residuos debe ser inferior a la capacidad de asimilación del ecosistema al que se vierte.

2. ¿Por qué avanza el desierto?

La desertización es un proceso de degradación de las tierras en zonas áridas y semiáridas producido por variaciones climáticas o por actividades humanas. Suele comenzar con la degradación del suelo, o deterioro de su calidad y fertilidad, que reduce la vegetación y termina con la erosión del suelo. En los procesos de desertización ocurren dos circunstancias:

  • Unas condiciones climáticas de riesgo. Se consideran así los climas áridos y semiáridos, cuyas precipitaciones anuales son inferiores a 200 mm y entre 200 y 600 mm, respectivamente, y con fuerte carácter estacional.
  • Un uso abusivo o inadecuado del suelo, con actividades como:
    • Deforestación, o tala abusiva de bosques para utilizar su madera o para sustituirlos por cultivos agrícolas.
    • Sobreexplotación de cultivos, o explotación intensiva que empobrece el suelo y lo degrada. Para solucionar el empobrecimiento del suelo se utilizan fertilizantes que, en cantidades abusivas, terminan contaminando el suelo y las aguas subterráneas.
    • Sobrepastoreo o consumo excesivo de pastos por el ganado que deja al suelo sin protección.

Todo territorio tiene una determinada capacidad de carga, entendida como la máxima población de una especie que puede soportar.

La formación del suelo

El suelo es el manto de materiales sueltos situado sobre la superficie de los continentes que mantiene la cubierta vegetal. El proceso de formación de un suelo recibe el nombre de edafogénesis y ocurre así:

  1. Roca madre. Los cambios de temperatura, el agua y el aire fragmentan las rocas, alteran su composición y las degradan. Los líquenes se instalan en la superficie de la roca madre (roca a partir de la que se formará el suelo).
  2. Suelo joven. Cientos de años más tarde, la acción del agua, el aire y los seres vivos como líquenes, musgos y microorganismos, ha permitido la formación de un suelo joven. En él ya pueden instalarse hierbas y matorrales poco exigentes.
  3. Suelo maduro. Algunos miles de años después, la alteración habrá afectado a capas más profundas de la roca madre, el suelo tendrá mayor grosor y se habrá enriquecido en materia orgánica, sería ya un suelo maduro.

El suelo originado sobre la roca madre se denomina autóctono. A veces, sin embargo, los materiales que constituyen el suelo han sido arrastrados de otras zonas, son los suelos alóctonos.

La erosión del suelo

La erosión es un proceso natural, lo realizan fundamentalmente las aguas superficiales y en menor medida el viento, pero puede verse incrementada por actividades humanas. El riesgo de erosión de un terreno depende de factores como:

  • El clima, que determina el régimen de lluvias. Los climas, como el mediterráneo, con épocas de sequía interrumpidas por lluvias torrenciales, favorecen la erosión de los suelos.
  • La pendiente del terreno. La capacidad erosiva de una corriente de agua aumenta con su caudal y velocidad, y esta depende de la pendiente.
  • La cubierta vegetal. Las plantas retienen el suelo con sus raíces, frenan la escorrentía superficial e incrementan la infiltración de las aguas al subsuelo.
  • La vulnerabilidad del suelo. No todos los suelos tienen las mismas características, la textura de la fracción mineral y el contenido en humus hacen a unos suelos menos susceptibles a la erosión que otros.

¿Cómo evitar la desertización?

  • Conservar el bosque autóctono y reforestar. Los árboles y matorrales no solo fijan el suelo sino que aumentan su fertilidad, facilitan la infiltración de las aguas, constituyen un obstáculo para el viento y proporcionan un hábitat adecuado para numerosos organismos.
  • Restaurar el suelo y prevenir su agotamiento. Las causas de la degradación de suelos son de diverso tipo y cada una de ellas requiere un tratamiento específico. Ej: la agricultura intensiva agota la tierra pero puede restablecerse su fertilidad con abonos orgánicos.
  • Desarrollar prácticas agrícolas sostenibles, como diversificar la producción, roturar siguiendo las curvas de nivel, reducir los rebaños de manera que no superen la capacidad de carga, evitar la quema de rastrojos que causan numerosos incendios, etc.

3. Aire y salud

Se entiende por contaminación del aire la presencia en él de sustancias o formas de energía que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas, para sus bienes o para los ecosistemas. Algunos contaminantes pueden tener un origen natural como los óxidos de azufre emitidos en erupciones volcánicas, el metano producido por la descomposición anaerobia de la materia orgánica o el polen generado por las plantas. Sin embargo, la mayor parte de los contaminantes es de origen antrópico y sus efectos pueden ser locales, afectando a la calidad del aire urbano, globales, favoreciendo el cambio climático, o de escala intermedia, generando lluvia ácida.

Calidad del aire urbano

La normativa europea marca unos valores límite que no deben superarse, son niveles máximos de concentración por encima de los cuales se considera que se pone en riesgo la salud. Los contaminantes del aire más importantes son:

  • Partículas en suspensión. Son sustancias sólidas o líquidas (polvo, hollín, etc). En los últimos años han disminuido como consecuencia del cambio de combustibles.
  • Óxidos de nitrógeno, especialmente, N2O, que es un gas incoloro de sabor dulce. Su tendencia reciente es a aumentar debido al incremento del parque automovilístico.
  • Óxidos de azufre, especialmente SO2. Son gases incoloros de alto poder corrosivo. Es el contaminante que más ha reducido su presencia gracias a la mejora en los combustibles y al uso de catalizadores en los vehículos.
  • Ozono, O3, se forma a partir de otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno emitidos por los vehículos. Se localiza especialmente en los entornos de las ciudades.

4. Un territorio demasiado ocupado

El proceso de ocupación del territorio ha seguido dos tendencias:

  • Desplazamiento de la población a zonas urbanas. Tres de cada cuatro europeos viven en una zona urbana. El abandono de las zonas rurales ha generado una expansión urbana, con la formación de un cinturón de ciudades dormitorio y zonas residenciales.
  • Ocupación del litoral, fundamentalmente por la construcción de segundas viviendas y espacios para actividades turísticas o de ocio.

Esta tendencia europea general se ha dispersado en España. Algunas grandes ciudades del mundo, megaciudades, han crecido desmesuradamente. Así, la ciudad de México tiene 22 millones de habitantes y su expansión ha creado problemas de abastecimiento de agua, alcantarillado, desecación de humedales y una alarmante contaminación del aire. Frente a este modelo de ciudad ha surgido otro, la urbanización dispersa y las zonas residenciales en torno a las grandes ciudades, cuya expansión ha sido rápida en algunos países, como España. Sin embargo, una ciudad de tamaño medio y concentrada reúne ventajas sobre la urbanización dispersa:

  • La superficie de suelo ocupada por persona es menor.
  • Se reduce la pérdida de bosques y terreno agrícola, y se incrementa la infiltración de agua al suelo.
  • Es menor el costo de instalación de los servicios públicos.
  • Se reduce el consumo de energía.
  • Es menor el consumo de combustibles.
  • Son menores los gastos de funcionamiento.

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