Descendimiento de cristo y quinta angustia de maria roger van der weyden


EL DESCENDIMIENTO. ROGER VAN DER WEYDEN


La tabla la pintó Van der Weyden para la capilla de la cofradía que los Ballesteros de Lovaina -Bélgica-, tenían en la iglesia de Santa María Extramuros, de donde la reina María de Hungría la adquirió y posteriormente legó a su sobrino Felipe II que lo destinó a El Escorial. Durante la Guerra Civil se trasladó al Museo del Prado donde se halla en la actualidad depositándose en aquel Monasterio una copia de Miguel Coxie. Las portezuelas -con una Resurrección y los Cuatro evangelistas- que se describían en el documento de entrega han desaparecido.
El artista. Roger Van Der Weyden había nacido en Tournai (Bélgica), en 1.400. A pesar de ser uno de los mejores maestros de Flandes del siglo XV, tiene ciertas influencias italianas ya que viajó allí y conoció a pintores renacentistas italianos. Destaca como retratista y sus personajes revelan un profundo estudio psicológico en sus expresiones. Trabajó en Tournai en 1.432 consiguió el título de maestro pintor y se trasladó a Bruselas. Obtuvo prestigio y fama y por tanto buenos encargos y considerable fortuna. Pintó para particulares y para iglesias y monasterios y su obra más destacada es esta:
El descendimiento de la cruz
. Murió en Bruselas y fue enterrado en la catedral de Santa Gúdula. „Ï Documentación General.

Título:

El descendimiento de la Cruz  Autor:
Roger Van der Weyden (1400-1464) 

Cronología:

Hacia 1435 Estilo:
Gótico flamenco Técnica:
Óleo Soporte:
Tabla; 220 x 262 cm Localización actual:
Museo del Prado, Madrid „Ï Elementos plásticos.
Lo más llamativo del tríptico, del que sólo se conserva la tabla central, de Roger Van der Weyden es sin duda la maestría para encuadrar en un espacio reducido y cerrado por un fondo dorado como si fuese un muro, a diez figuras de gran tamaño. Se distingue fundamentalmente en la interpretación de temas patéticos y marianos.
Pinta al óleo sobre madera, en panel único, dípticos o polípticos.
Al principio su estilo es marcadamente gótico: hierático, fondo dorado, posteriormente evoluciona hacia líneas sinuosas y fluidas en los cuerpos y en los drapeados. Sus personajes son realistas, con expresiones patéticas y de gran dramatismo.  El azul de ultramar de la túnica de María, bello y raro pigmento (se hacía con un preciado lapislázuli importado de Afganistán) que determinaba el precio de los cuadros. Las intensas tonalidades rojas de las mangas de María Magdalena, la túnica de San Juan, las mangas y el jubón de José de Arimatea hacen que la vista se desplace por todo el cuadro y enmarca la figura de Cristo.


La recurrencia del color blanco en el equilibrado cromatismo del cuadro: los tocados, la túnica del ángel que desciende a Cristo de la cruz, su cuerpo desnudo atrae la mirada al tema del cuadro. El dorado del fondo articula un único primer plano. Esta falta de perspectiva la compensa Van der Weyden con la corpulencia de las figuras, un dibujo muy marcado, un ligero sombreado tras los personajes y unos pliegues de paños muy volumétricos y muy angulosos que producen sensación de tridimensionalidad tal, que la obra se asemeja á un retablo esculpido. Además, las tracerías pintada en los ángulos imitan madera tallada como la de los retablos y ello añade verismo a la sensación de corporeidad de los personajes. „Ï Composición.
Toda la composición parece enmarcada por los dos paréntesis curvos que forman las figuras de San Juan y de María Magdalena, ocupando Cristo y María el centro de la escena que preside la cruz de la que se baja a Cristo. Las figuras de Cristo y María articulan dos líneas paralelas inclinadas, manteniendo una similar postura y presentando muy próxima. Estas manos nos muestran la diferencia de color entre un fallecido (tono grisáceo) y la de la Virgen, que está viva aunque desmayada y presenta un tono pálido. Estas manos son consideradas las mejores de su época en cuanto a expresividad y transmisión de sentimiento.  El tratamiento de las figuras resulta tremendamente efectista y más allá de lo real, tanto por la expresión de sus sentimientos como por el tratamiento minucioso de sus vestidos. Los protagonistas expresan una gama variadísima de reacciones que van desde la conciencia reflexiva y el dolor refrenado de José de Arimatea o san Juan, pasando por el gesto de solícita piedad de una de las santas mujeres y el llanto de María, mujer de Cleofás, hasta alcanzar el clímax en el desgarramiento de la Magdalena y el abandono de los sentidos en la Virgen desfallecida.

Contenido

Roger Van de Weyden interpretó los textos evangélicos (Jn19,25 y Jn 19, 38-40), resaltando el dramatismo del momento del descendimiento del cuerpo muerto de Cristo. El tema ha sido muy repetido en la historia del arte, pero Van der Weyden nos crea una atmósfera especial, cargada de simbolismo, con respecto al episodio que lo hace irrepetible. Los tocados blancos, color que simboliza la pureza y la inocencia. Las tonalidades rojo intenso con su valor simbólico como color de la Pasión. El monte Calvario se simboliza por una tibia y una calavera que se ve a los pies de San Juan y representa a Adán expulsado del paraíso por el pecado.

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