LA RESTAURACION
Tras el golpe de Estado dado por el general
Pavía en el que se puso fin a la República, los partidos monárquicos comienzan a organizarse para mantener el orden. Mientras tanto, Cánovas del Castillo inicia los preparativos para restaurar a los Borbones en España, con la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. La llegada de Alfonso XII se produce en el contexto internacional del ultimo cuarto del S.XIX, caracterizado por ser un periodo expansivo de los países europeos, que durante esta etapa colonizan Asia y África para asegurarse la ampliación de su espacio económico, por la estabilización de dos nuevos Estados europeos recientemente unificados, Italia y Alemania, por la aparición de una gran potencia EEUU, que aspira a la expansión de su economía abriendo nuevos mercados en Asia y en el Caribe donde colisiona con España; En estos años se produce la Segunda Revolución Industrial.
Alfonso XII posee la legitimidad histórica de los Borbones desde que abdicó su madre en él en 1870. Se educó en la corte austriaca, en la academia militar inglesa de Sandhurst, por querer imitar de alguna forma el modelo político inglés y el 1 de diciembre de 1874 anunció su programa político en el Manifiesto de Sandhurst. En él habla de la abdicación de su madre, defiende que durante el reinado de su madre las instituciones representativas siempre funcionaron legalmente y que lo único que puede defender los intereses de los españoles es una monarquía hereditaria y representativa. Ataca también al sistema republicano, como algo inviable y concluye esta parte indicando que las Cortes representarían a los españoles a los españoles e influirían en el Gobierno. Continúa reflexionando sobre los duros tiempos que se viven, que deben servir de lección para crear una España a la altura de la Europa moderna que él conoce. Termina declarándose buen español, buen católico, que indicaría la confesionalidad católica de la Corona y, por último, hombre liberal, que supondrá una monarquía liberal. Antonio Cánovas del Castillo interviene orientando el cambio político hacia un nuevo sistema de carácter bipartidista (entre conservadores y liberales) en el que predomine lo civil sobre lo militar y el orden sobre la libertad. Se produjo un levantamiento llevado a cabo por el general Martínez Campos, en Sagunto en diciembre de 1874 y a los dos días se contituye un ministerio-regencia con Cánovas al frente. El 14 de enero de 1875 hace su entrada en Madrid el rey
Alfonso XII, que confirma a Cánovas como presidente del Gobierno y éste elimina el matrimonio civil restableciendo el Concordato de 1851, veta a los catedráticos demócratas, suspende la prensa republicana y demócrata…, aunque acepta el sufragio universal en la convocatoria de las primeras Cortes.
En mayo de 1875, Cánovas reúne en asamblea a un numeroso grupo de diputados y senadores con el objetivo de establecer un sistema que propicie la alternancia entre dos fuerzas políticas fieles al monarca: por un lado el Partido conservador liderado por el propio Cánovas que representa a la derecha (aristocracia, clases media clericales..) y, a su izquierda, el Partido Liberal liderado por Sagasta, representante de las clases industriales y de las clases medias intelectuales. El turnismo resultante se produce exactitud a lo largo de la Restauración. Al margen de estos dos partidos, se sitúan el republicanismo moderado de Cautelar y el republicanismo radical de Pi y Margall. Es en el año 1879 cuando se funda el PSOE, que apenas participa.
Como resultado del proyecto aprobado el 24 de mayo de 1876 tras las elecciones a Cortes constituyentes, se publica la Constitución de 1876, que se mantiene hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, y que restaura el liberalismo doctrinario, es decir, la existencia de dos fuentes de soberanía: el rey, que representa la tradición y las Cortes, que representan a la nación.
En cuanto al sistema de representación, se establecen dos Cámaras legislativas con idénticas facultades, el Congreso de los Diputado y el Senado. El congreso está formado por al menos un diputado mayor de 25 años por cada 50000 ciudadano, y la duración de su mandato es de 5 años. El senado está compuesto por tres tipos de senadores: de derecho propio, vitalicios y los elegidos por las corporaciones y mayores contribuyentes mediante sufragio censitario. El sufragio para elegir a las cámaras dependía de quien estuviera gobernando, si gobernaban los conservadores el sufragio era censitario, mientras que si gobernaban los liberales, universal, hasta el año 1890 que será definitivamente universal. El rey adquiere la mayoría de edad a los 16 años, manteniendo el poder ejecutivo y siendo su figura sagrada e inviolable. La constitución le otorga la facultad de disolver las Cortes total o parcialmente, así como el nombramiento del presidente del Gobierno. Además, ejerce el mando de las fuerzas armadas. La actitud centralista de Cánovas se hace patente en la unidad de leyes para todo el territorio, suprimiéndose los fueros vascos y, con ello, la exención de las quintas y de los impuestos. En cuanto a la administración local, la Corona interviene en la elección de los alcaldes, mientras que los concejales son elegidos por los vecinos. Con esta Constitución, se declara la religión católica como oficial del Estado, obligando a la nación a mantener el culto. No se permite la manifestación pública de otros cultos.
A pesar de haber sido aprobado el sufragio universal por Sagasta, se mantiene el caciquismo hasta bien entrado el s.XX. El funcionamiento del sistema era la siguiente: el rey nombraba como presidente del Gobierno a uno de los dos dirigentes de los partidos que se turnaban en el poder. El presidente elige a su Gobierno, en el que el ministro realiza el encasillado, es decir, la adjudicación de diputados al partido gobernante, así como a la oposición y a los que se hayan fuera del sistema. El gobernador de provincia establece la red de contactos con los caciques, y estos controlan de forma directa o indirecta a grandes grupos humanos y presiona para que los resultados electorales se ajusten a las expectativas del Gobierno.
Tal era la manipulación que había votantes lázaros (ya muertos), diputados cuneros (diputados que se presentaban por una provincia de la que no eran) y se daba el pucherazo (más votos que votantes). El caciquismo se incrementó a la muerte del rey, durante la regencia de MªCristina, al firmar el Pacto de Pardo ambos partidos.
El caciquismo tuvo mayor peso en las zonas rurales, ya que los métodos empleados eran más duros y menos discretos que en las ciudades. Andalucía fue una de las comunidades más castigadas debido a que las riquezas eran de unos pocos de los que dependían otros muchos, que eran simples trabajadores sin medios económicos y en su mayoría analfabetos, y estaban fuertemente controlados para que no se sublevaran.
Durante esta época los movimientos regionalistas evolucionan hasta partidos de carácter nacionalist destacando dos: – Nacionalismo catalán: surge como necesidad de proteger su propia economñia, basada en la industria textil, redactan una guia donde se exponen las competencias centrales del Estado y las propias de Cataluña. -Nacionalismo vasco: los rasgos distintivos son la raza, las costumbres y su carácter antiespañolista y el profundo catolicismo.
El sistema canovista va a entrar en crisis a partir de 1902, como consecuencia de la muerte de los lideres de los dos partidos gobernantes, la llegada al trono de Alfonso XII y la pérdida de las colonias en 1898. Este sistema, cuya intención era parecerse lo máximo posible al modelo político inglés con el establecimiento de la monarquía constitucional en la que hubiera un rey y unas Cortes constitucionales, fracasó. Este sistema pudo funcionar gracias a la gran tasa de analfabetos existente en España, pero una vez que esta tasa se fue reduciendo, el sistema empezó a resquebrajarse ya que, cuando empezó a desaparecer este caciquismo, los partidos socialista y republicanos obtuvieron cada vez mas votos.
La dictadura de Primo de Rivera
En 1923 la sociedad española y la vida política se encontraban en una situación de crisis insostenible, que se arrastraba desde 1917. El 13 de septiembre el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera,proclamó el estado de guerra. El gobierno dimitió y el rey entrego el poder a los sublevados, consumándose el golpe de estado, que fue recibido favorablemente por la mayoría de los españoles.
En el manifiesto que Primo de Rivera dirigió a la nación anunciaba la llegada de un nuevo régimen, provisionalmente en manos de los militares. En contra de la tradición golpista del XIX, no pretendía un cambio de gobierno sino construir un régimen estable, una dictadura, acusaba a los políticos de los partidos liberales tradicionales de todos los males del país, y proclamaba su decisión de eliminar las elecciones y el Parlamento. Sin embargo no pretendía crear un nuevo orden totalitario al estilo del fascismo, sus ideas sobre los problemas sociales y políticos eran muy simples, creía en el orden y va-oraba los gobiernos fuertes.Tras la disolución de las Cortes se formó un Directorio Militarcuyo presidente era Miguel Primo de Rivera, y que contó con el apoyo del rey en todas sus resoluciones. La reacción popular fue favorable, o al menos pasiva; se pensaba que iba a poner fin a un sistema que se había demostrado incapaz de resolver los problemas del país.
En 1924 se crea el partido de La Unión Patriótica, en el que Primo de Rivera intentaba agrupar a todos aquellos políticos que apoyaban al nuevo régimen, para devolver progresivamente el poder a los civiles. No era propiamente un partido único como en el caso del fascismo italiano, pues los demás partidos no fueron ilegalizados. El Directorio Militar se cambió por un directorio Civilen diciembre de 1925, al nombrar un gobierno formado por antiguos miembros de los partidos turnantes, que fue refrendado por el pueblo mediante un plebiscito. En 1927 convocó una Asamblea Nacional Consultiva, que debería preparar y presentar escalonadamente al gobierno, una legislación general y completa que regulara el procedimiento para la vuelta a la normalidad. En 1928 se reunió la Asamblea, pero en ningún momento existió acuerdoentre sus miembros respecto al futuro régimen constitucional que habría de tener el país. En resumen, lo que acabó por arruinar a la Dictadura como fórmula política fue su propia incapacidad para encontrar una fórmula institucional diferente a la del pasado.A lo largo de estos años la dictadura se centro en afrontar los problemas más graves del momento, lo que justificaba su ascenso al poder: En primer lugar la cuestión de Marruecos.
La primera medida fue resolver el tema de las responsabilidades por el desastre de Annual echando tierra sobre el expediente Picasso, y luego resolver el problema de la guerra en Marruecos. Primo de Rivera era partidario de retirar las tropas de las zonas recientemente conquistadas, en contra de la opinión de la mayoría del ejército. En 1924 dio orden de comenzar la retirada, una operación que costo numerosas bajas pues se realizó en medio del ataque de los rifeños. . El resultado fue la colaboración de España y Francia en una acción conjunta. Los españoles desembarcaron en la bahía de Alhucemas al mismo tiempo que los franceses atacaban desde Fez, montañas arriba. El líder árabe quedó acorralado y se entregó a los franceses. La paz llegó en 1926. Fue el mayor éxito de la dictadura y lo que prolongo su existencia más allá de lo esperado. En la cuestión social, Primo de Rivera encontró escasas dificultades frente a los movimientos obreros, cuando éstos se habían enfrentado tan duramente a la monarquía constitucional. Aunque la situación económica y la asistencia social mejoraron, la causa principal es que Primo de Rivera no llevó a cabo una represión muy dura y consiguió la colaboración de los socialistas, aunque no la de los anarquistas y comunistas.
El PSOE y la UGT consideraban que la dictadura era provisional y no estaban dispuestos al enfrentamiento por la defensa de un régimen burgués, el de la restauración, que ellos mismos querían destruir. Sin embargo la postura colaboracionista de algunos socialistas creó una división en el seno del PSOE y la UGT cuando algunos dirigentes participaron en las instituciones de la Dictadura Otra situación fue la de los grupos más radicales. Los anarquistas partidarios del terrorismo fueron disminuyendo en España a favor del anarcosindicalismo. La CNT se enfrentó al Directorio y muchos sindicalistas fueron detenidos y otros se marcharon al exilio. En 1926 se creó el Consejo de Trabajo (Organización Corporativa Nacional), con representación de obreros y empresarios, pero bajo control estatal, al estilo del sindicato vertical implantado por Mussolini en Italia, que se ocuparía de la negociación entre patronos y trabajadores. El sindicato UGT se prestó a colaborar en un principio, aunque más tarde se retiró, y la CNT se negó en absoluto a participar, lo que hizo fracasar el proyecto.
La política económicade la dictadura fue muy proteccionista e intervencionista, encaminada a la nacionalización de la industria (aparecieron monopolios estatales como CAMPSA y Tabacalera) y a la regulación de mercado, limitando artificialmente la competencia, fijando los precios y limitando la instalación de nuevas fábricas. El Gobierno estimuló también la obras públicas para favorecer el desarrollo industrial, construyendo carreteras, centrales hidroeléctricas o invirtiendo en la industria pesada (siderometalúrgica, cemento), sectores fundamentales donde era necesaria una fuerte inversión que la clase empresarial española era incapaz de afrontar. Aunque a corto plazo fue una política positiva que favoreció el desarrollo industrial, eliminó el paro y ayudo a la paz social, a la larga generó una enorme deuda pública que heredó la II República, hipotecando muchas de sus actuaciones.Ante la falta de apoyo de todos los sectores de la sociedad, incluso del ejercito (fueron varios los pronunciamientos en su contra, como la Sanjuanada), y del propio rey, Primo de Rivera presentó su dimisión el 27 de enero de 1930, que el rey acepto de inmediato.
Después de la dimisión de Primo de Rivera se hizo cargo del Gobierno el General Berenguer, que anunció una vuelta al régimen constitucional del 76 y la convocatoria a elecciones generales. Calificado de dictablandapor algunos y de Error por otros , el gobierno fue perdiendo credibilidad, lo mismo que monarquía, al limitarse a ofrecer a la sociedad española una vuelta al caduco sistema anterior.
El republicanismo fue avanzando posiciones entre los políticos tradicionales, monárquicos liberales y conservadores (Miguel Maura funda El Partido Republicano Conservador y Niceto Alcalá el Partido Republicano Progresista), entre los nacionalistas, el movimiento obrero, los estudiantes, los intelectuales y gran parte del ejercito. Los republicanos, sin esperar a las elecciones, optaron por la conspiración para hacerse con el poder. En agosto de 1930 se reunieron en San Sebastián y firmaron un pacto en el que participaron Lerroux, líder del partido Republicano Radical, Azaña, procedente del partido Reformista e intelectual de mucho prestigio entre las clases educadas, y Alcalá , que se convirtió en el presidente del comité revolucionario establecido en S. Sebastián. El levantamiento fracasó por falta de coordinación. Los miembros del comité revolucionario fueron detenidos y encarcelados, pero una ola de protestas, huelgas y manifestaciones sacudió todo el país. Berenguer, incapaz de encauzar la situación, presentó la dimisión el 14 de febrero de 1831.
Alfonso XIII encargó formar gobierno al almirante Aznar que se limito a convocar elecciones municipales para el 12 de abril, para elegir nuevos ayuntamientos que garantizasen la limpieza de unas elecciones constituyentes posteriores (eran los encargados de establecer el censo). Aunque tras las elecciones la mayoría de los concejales elegidos eran monárquicos los republicanos habían ganado en todas las capitales de provincia, donde el sufragio era más limpio. Como reconoció el propio Aznar: el país se había acostado monárquico y se levanto republicano.
Alfonso XIII, el 13 de abril de 1931, aconsejado por el gobierno (Romanones) y sorprendiendo a toda la opinión pública, lanzó un manifiesto en el que comunicaba que dejaba el trono. La II República fue proclamada al día siguiente, 14 de abril.
EL SEXENIO REVOLUCIONARIO:
El desprestigio del régimen de Isabel II llevó a una alianza entre progresistas y demócratas, que firmaron un pacto en la ciudad belga de Ostende, 1866, que incluía el acuerdo para destronar a Isabel II. (Pactos de Ostende)
Dos años después, en septiembre de 1868 la armada española atracada en Cádiz y dirigida por el almirante Topete se sublevó, con el apoyo de los generales Prim y Serrano. Comenzó así la Revolución Gloriosa.
El movimiento se extendió con levantamientos populares que ocuparon las plazas de sus localidades al grito de “Mueran los borbones” y se organizaron juntas revolucionarias locales. Serrano venció al ejército gubernamental en Alcolea, Córdoba, e Isabel II huía a Francia. La revolución había triunfado.
En un primer momento el poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que confió el poder al general Serrano quien tomó medidas para estabilizar la revolución como la convocatoria de Cortes constituyentes. Las elecciones dieron la mayoría a la coalición de unionistas, progresistas y demócratas. Elegidas por sufragio universal, (masculino) confirmaron en su cargo a Serrano y comenzaron a elaborar un nuevo texto constitucional.
La Constitución de 1869
Es considerada la primera Constitución democrática de la historia de España, destaca por sus siguientes características:
· Incluye una amplia declaración de derechos: sufragio universal masculino, libertad de imprenta, derechos de reunión y asociación, la inviolabilidad de la correspondencia…
· Reconoce la soberanía nacional, de la que emanan los demás poderes.
· La división de poderes. Con gran protagonismo de las Cortes que no sólo legislan sino que también controlan al gobierno.
· La forma de gobierno será la monarquía, aunque el poder del rey está limitado.
Una vez aprobada (Sancionada) la Constitución, el general Serrano fue nombrado regente y el general Prim se convirtió en jefe de gobierno.
Era preciso encontrar un candidato para el trono español, se barajaron varios nombres, Prim puso como condición que debía ser demócrata y no Borbón. Finalmente propuso a Amadeo de Saboya, duque de Aosta e hijo de Víctor Manuel, rey de Italia. Gracias a las gestiones llevadas a cabo por Prim, Amadeo acepto el trono de España. El nuevo monarca tuvo que hacer frente a una difícil situación. El principal apoyo del rey, el general Prim fue asesinado en un atentado poco antes de que el rey llegase a España. El rey se encontró con la abierta oposición de los republicanos, de los carlistas que se levantaron en armas en mayo de 1872, desencadenando la tercera guerra carlista y de los partidarios del príncipe Alfonso, el hijo de Isabel II.
Tuvo que apoyarse en dos grupos políticos muy distintos:
· El Partido constitucional, liderado por Práxedes Mateo Sagasta, más conservador y partidarios de detener los avances democráticos.
· El partido Radical, de Ruiz Zorrilla, en el que se encuadraron progresistas y demócratas, partidarios de reformas audaces.
Además tuvo que enfrentarse a otros dos graves problemas, aparte de la Guerra carlista:
La agitación social ligada al desarrollo del movimiento obrero que llegó a alcanzar un alto nivel de organización, gracias a la libertad de asociación.
La guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba.
En tales circunstancias, y tras dos años de reinado, el 11 de febrero de 1873, Amadeo presentaba el acta de abdicación a la Corona española, regresando a Italia. Ese mismo día, Congreso y Senado, en sesión conjunta proclamaban la República.
La Primera República transcurrió entre el 11 de febrero de 1873 y el 3 de enero de 1874. En tan corto espacio de tiempo se sucedieron cuatro presidentes. Además el contexto en el que se desarrolló era muy problemático.
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Estanislao Figueras fue el primer presidente de la República, en su mandato el desorden aumentó: intentos de golpe de Estado, constante actividad del movimiento obrero… se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes, en las que triunfaron los republicanos federalistas, aunque nunca se llegó a promulgar una Constitución republicana. En junio abandonó el cargo y le sucedió:
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Francisco Pi y Margall, que tenía el propósito de instaurar una república federal, pero de forma ordenada, sin embargo el proyecto no se realizó sobre todo porque hubo que atender a otros graves problemas, la guerra carlista, alentada por el pretendiente Carlos VII y la insurrección cantonal promovida por los republicanos federales más exaltados. La rebelión comenzó en julio con la proclamación del cantón de Cartagena, el movimiento se extendió y se organizaron cantones por toda la Península, en especial por Levante y Andalucía. Estos hechos le obligaron a dimitir y le sucedió:
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Nicolás Salmerón, con él la República dio un giro conservador, con el apoyo de generales monárquicos. Los cantonalistas proclamaron entonces un gobierno provisional de la Federación española en Cartagena y declararon la guerra a Madrid. Salmerón empleó a fondo la fuerza militar y fueron cayendo uno a uno los diferentes focos, a mediados de agosto la insurrección estaba prácticamente sofocada, sólo el cantón de Cartagena resistió hasta enero de 1874.
Resulta difícil establecer la ideología y las pretensiones de los distintos focos cantonalistas, parece que se trataba de impulsar una revolución social con métodos radicales, apoyándose en una mezcla ideológica: republicanismo, federalismo, socialismo utópico y anarquismo.
Salmerón dimitiría en septiembre por negarse a confirmar dos penas de muerte impuestas por la autoridad militar.
· Le sucedió Emilio Castelar que actuó con firmeza: aplicó la pena de muerte, llamó al ejército para imponer el orden, reforzó el poder del Estado y suprimió el principio federal. Para poder llevar esto a cabo solicitó a las Cortes, y estas se lo concedieron, poderes especiales para gobernar por decreto durante tres meses. Cuando las Cortes se volvieron a reunir, el 2 de enero de 1874, el gobierno fue sometido a un voto de confianza y lo perdió.
La posibilidad de que el poder recayera de nuevo sobre los federalistas radicales ofreció el pretexto para el golpe de estado de Pavía, capitán general de Madrid, que al día siguiente invadió el hemiciclo del Congreso y disolvió las Cortes.
Tras el golpe de Pavía, la junta de Capitanes Generales nombró jefe de gobierno al general Serrano, que mantuvo las formas republicanas pero aplicó una política represiva con un claro protagonismo del ejército.
La inestabilidad del periodo provocó un viraje de la burguesía a posiciones conservadoras y el fracaso de la república despertó el deseo de de una restauración monárquica.
Los partidarios de la restauración borbónica habían emprendido una activa labor diplomática con el fin de lograr apoyos internacionales para el hijo de Isabel II, el futuro Alfonso XII, frente a otros posibles candidatos. El principal defensor de la candidatura del príncipe fue Cánovas del Castillo, que intentaba que la vuelta a la monarquía fuera el resultado del deseo del pueblo español y no de un nuevo pronunciamiento militar. Para ello había hecho firmar a Alfonso el Manifiesto de Sandhurst –nombre de la localidad inglesa donde estudiaba- en el que exponía al pueblo español sus propósitos conciliadores. Sin embargo y en contra del parecer de Cánovas, el 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII, tras un pronunciamiento en Sagunto, la monarquía borbónica había sido restaurada mediante un golpe militar.