Dinastías Africanas y el Estado Hispanomusulmán


Dinastías Africanas (1086-1232)

En 1085, la caída del reino taifa de Toledo en manos de Alfonso VI de León y Castilla provocó el temor en los restantes, por lo que se pidió ayuda a los almorávides. Éstos constituían un movimiento de renovación rigorista del islam impuesto entre las tribus beréberes del Atlas marroquí y habían creado un poder político con capital en Marrakech.

Los almorávides salvaron Al-Andalus consiguiendo unificar las taifas y reunificando las tierras más importantes después de la batalla de Zalaca. No lograron reconquistar Toledo, pero sí extenderse por el norte, Badajoz, Valencia y Zaragoza.

La supresión del régimen de parias alivió los impuestos y el control de las rutas del oro transahariano revitalizó la economía andalusí. Desde el punto de vista social y religioso, a la vez que aumenta el integrismo, se da una propagación del arte y corrientes del pensamiento andalusí hacia tierras marroquíes.

El éxito almorávide fue efímero. Desde 1125 comenzaron a crecer los problemas:

  • La presión de Alfonso el Batallador, que lanzó una ofensiva conquistando el valle del Ebro y planeó una expedición contra Andalucía.
  • Las sublevaciones en el Algarbe, Murcia, Córdoba y Levante, unidas al resurgir de los particularismos.

El descontento interior, unido a las presiones externas, estalló. Al-Andalus se desintegró en nuevos reinos taifas.

Estos reinos taifas quedaron de nuevo reunificados por los almohades, que controlaron Al-Andalus desde la segunda mitad del siglo XII, teniendo como capital a Sevilla. Defensores de la unidad, consiguieron un poder efectivo sobre la mayor parte de Al-Andalus, extendiendo su poder hasta las islas Baleares.

Durante su gobierno, Al-Andalus se recuperó (ejemplos artísticos en la capital, Sevilla, y la obra de filósofos como Averroes y el judío Maimónides lo atestiguan); pero su dominio duró poco. Alfonso VIII y el arzobispo de Toledo consiguieron del Papa Inocencio III la proclamación de una Cruzada; una coalición de Castilla, Aragón y Navarra, fundamentalmente, obtuvo una victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa (1212), derrota que, junto a la descomposición interna, provocó su caída así como el avance reconquistador.

Al final de este periodo, la dominación musulmana había desaparecido de España, salvo una excepción: el reino nazarita de Granada. Fundado en 1231 por Mohamed Ibn Yusuf Ibn Nasr (Nazarí) en torno a Jaén. En 1235 se apoderaría de Granada, capital. Sobrevivió gracias a una prudente diplomacia, el carácter montañoso del territorio y su proximidad al continente africano; junto a una actividad económica centrada en la producción de seda y azúcar de caña, así como el intenso tráfico marítimo desde Málaga. Todo ello unido a que Castilla no consideró rentable el esfuerzo de su conquista hasta bien entrado el siglo XV. En 1492, caería en poder de los cristianos tras una serie de campañas iniciadas en 1481. Su último gobernante fue Boabdil.


3.- El Estado Hispanomusulmán y las Instituciones Político-Administrativas

* El jefe del Estado:

Durante la primera época en la que Al-Andalus es provincia de Damasco, es el walí, que depende directamente del califa;

Desde Abd-al-Rahmán I, el emir, ya independiente de Damasco o Bagdad, es el jefe del ejército, administrador de los tributos, jefe de la judicatura, etc.;

Con Abd-al-Rahmán III se genera un impulso autocrático, el monarca es absoluto, el califa, que irá progresivamente desprendiéndose de las tareas de gobierno y delegando en los visires o ministros.

* El primer ministro es el hachib, que en nombre de los demás (los visires) se relaciona personalmente con el soberano, detentando progresivamente mayor poder.

* La Cancillería funciona como una «secretaría de estado», supervisando todas las actividades de gobierno menos el cobro de impuestos y el reclutamiento del ejército.

* Hacienda: el cobro de impuestos dependía de una tesorería pública (cobrando la limosna legal, la capitación de los no musulmanes, impuesto sobre el disfrute de la tierra también a los no musulmanes, impuesto de aduana, la cábala sobre el traspaso de bienes, la acuñación de moneda…) y de la privada del monarca (venta de cargos públicos, 1/5 de las conquistas, tierras propiedad del monarca, etc.).

* La administración territorial: el territorio estaba dividido en koras, en términos generales, cada kora correspondía a una diócesis cristiana de la época visigoda. Las koras fronterizas se denominaban marcas (en zonas de contacto con los cristianos del norte), la Superior con capital en Zaragoza, la Media en Toledo y la Inferior en Badajoz. Al frente de cada kora había un gobernador o walí, junto a cargos subalternos, delegados de la cancillería y la tesorería.

* El ejército: existía un ejército regular, que se convocaba una o dos veces al año. El ejército de origen sirio fue sustituido poco a poco por un ejército compuesto de elementos locales, y a partir del siglo IX por mercenarios beréberes de Marruecos y negros sudaneses. Mercenarios que pasaron a mejor consideración al ir desapareciendo la supremacía siria.

* Justicia y derecho: el derecho se basa en la interpretación jurídica del Corán, que delimitó una serie de prescripciones y prohibiciones. Los califas omeyas nombraron jueces islámicos o qadis, junto a los qadis se encuentra la figura del muhtasib, inspector de los mercados, dedicado a la observación del cumplimiento de las reglas morales.

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