Dios como principio de las ideas platon


LAS VÍAS Y SU ESTRUCTURA LÓGICA:


Tomás de Aquino se distinguen dos partes: teología de la existencia y teología de la esencia. El estudio de la primera debe preceder al estudio de la segunda. Santo Tomás comienza la teología de la existencia preguntándose si Dios, ¿es o no es evidente por sí mismo?
Dios existe es evidente, el predicado se identifica con el sujeto, ya que Dios es su mismo ser. Para nosotros tiene que ser demostrada pero ¿es o no es demostrable?
Hay dos tipos de demostración: a) demostración a priori, en la que a partir de la causa se demuestra el efecto;

b

Demostración a posteriori en la que a partir del efecto se demuestra la causa. La existencia de Dios no puede ser probada por una demostración a priori ya que no puede partir de una causa. Y pone tres objeciones al propuesto por Anselmo:

1

No todo el mundo entiende por Dios “aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado”.

2

Afirmar la existencia de Dios partiendo de la idea que se tiene de Él, implica un paso ilegítimo del orden ideal al real.

3

El entendimiento no tiene conocimiento de la esencia de Dios antes de conocer su existencia.
Tomás de Aquino acepta la posibilidad de demostrar a Dios a posteriori. Puede ser demostrada su causa ya que si éste existe, necesariamente su causa existe.

¿Existe o no existe Dios?

Responde ofreciendo 5 vías para demostrar la existencia de Dios, todas con una estructura común:
Un punto de partida la constatación de un efecto en los seres naturales. El punto de partida en todas las vías tomistas es un hecho de experiencia.
Según Santo Tomás es posible alcanzar el conocimiento de la existencia de Dios, sólo indirectamente.

2

Principio de causalidad: todo efecto remite a una causa.
Algo mayor que lo cual nada puede ser pensado, es decir, Dios, ha de existir en el entendimiento y en la realidad.

3

Principio de imposibilidad de un proceso infinito en la serie de las causas subordinadas.

4

La conclusión, que es siempre la existencia de la Causa Primera bajo la forma de un atributo que niega en ella la formalidad del punto de partida y que corresponde a Dios.
La primera vía es la vía del movimiento en cuanto acto del móvil, se parte del ser móvil, ser que pasa de la potencia al acto. Motor, reduce al móvil de la potencia al acto. Cualquier clase de movimiento real manifestado en cualquier ser, puede constituir, el punto de partida de una demostración de la existencia de Dios bajo el concepto de primer motor.
El primer principio es Todo lo que se mueve es movido por otro. El movimiento exige un móvil y una causa que debe ser actual. Es imposible que un ser esté al mismo tiempo, en potencia y en acto. Si un ser está en movimiento, es móvil y no puede ser motor de su propio movimiento.
El movimiento, no puede ser producido más que por el acto de un motor distinto del móvil mismo en aquello que es móvil.
Ningún movimiento actual puede tener su razón de ser en una serie de motores movidos. Si todos los motores necesitan ser movidos y no hay un primer motor que mueva sin ser movido, no podría existir ningún movimiento como acto del móvil. La conclusión es la existencia de un primer motor que no es movido por otro ni por sí mismo, es decir Dios primer motor inmóvil.
La segunda vía sostiene que encontramos un orden de causas eficientes, parte de la actividad del motor, de la existencia de causas eficientes subordinadas esencialmente que obran actualmente para producir un efecto. Para causar es preciso ser, ser su propia causa equivaldría a ser anterior a sí mismo, lo cual es contradictorio. Es imposible proceder al infinito en la serie de las causas eficientes. Dios aparece, como primera causa eficiente a ninguna otra subordinada en el obrar.
El punto de partida de la tercera vía es el ser finito en cuanto limitado en la duración. Tomás de Aquino utiliza en la Suma Teológica una consideración temporal. Las cosas posibles de ser o no ser, que se producen y destruyen, antes de producirse no existían todavía, después de corromperse no existen ya. Por esto es evidente que lo posible de no ser alguna vez no existe. Si no hubiera habido nada, nada hubiera empezado a existir, algo empieza a existir porque algo ya existía, luego debe de existir algún ser necesario. Es imposible un regreso al infinito en la serie de los seres necesarios que tienen causa de su necesidad en otro. Debe concluirse que existe un ser necesario, que no tiene causa de su necesidad pero es causa de la necesidad de los otros.

La cuarta vía es la vía de los grados de ser:

Hay perfecciones que se dan absolutamente llamadas perfecciones esenciales: las perfecciones genéricas y específicas, como ser planta, ser animal o ser hombre. Hay perfecciones que no se dan en todos los seres, sino en un determinado género. Perfecciones puras no trascendentales, como la vida, el querer. Y, en segundo lugar, hay perfecciones que son comunes a todos los seres: perfecciones trascendentales como ser, bondad, verdad, belleza.
El punto de partida de la cuarta vía está limitado a las perfecciones trascendentales. La jerarquía del universo tomista entre los dos polos constituidos por Dios y la nada, insertas las inteligencias puras y los seres naturales.
El ser, por ser acto de toda perfección, hará reales todas las perfecciones. La realidad de todas las perfecciones proviene del ser. Para Tomás de Aquino, el ser es la raíz de todas las perfecciones. Causa tiene el doble sentido de:

1

Causa ejemplar: en cuanto el máximo es el modelo del cual todo lo causado no es sino copia e imitación y 2)
Causa eficiente, en tanto que lo máximo es origen del ser del resto de los seres. El término de la vía es la existencia de un máximo ente, causa del ser de la bondad y de cualquier perfección en todas las cosas que responde a la definición Dios y, por lo tanto, Dios existe. Santo Tomás identifica lo máximamente perfecto con lo máximamente ser y distingue esencia y ser inspirada en los filósofos árabes. Todas las perfecciones provienen del ser, porque éste las actualiza todas. Todas están en potencia hasta que no reciben el ser.
La quinta vía es la vía de la finalidad, dirección a un fin de los seres que no tienen conocimiento. La dirección a un término u ordenación a un fin de los movimientos u operaciones de los seres es causada por algún ser inteligente. Hay que distinguir en esta afirmación dos partes: a) que la dirección ordenada de los seres es causada y b) que la causa debe ser una inteligencia. Cuando se trata de hacer física y se indagan las causas inmediatas todas las acciones hallan su explicación en la naturaleza de los seres.
Pero cuando se hace metafísica, ante el hecho de la ordenación hay que preguntarse por el primer principio.
La dirección a un fin exige que la causa sea un ser que, dotado de inteligencia, conozca la razón del fin, y por poseer voluntad disponga la ordenación misma de acuerdo con las exigencias del bien. Debe concluirse la existencia de un ser sumamente inteligente, supremo director de todos los movimientos, acciones y operaciones de los seres naturales que responde a definición de Dios.

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