CONFLICTO ACCIONISTAS –ACREEDORES La financiación con instrumentos de deuda no escapa tampoco a los conflictos de agencia, consecuencia de la existencia de: 1.-) Asimetría de información entre acreedores y prestatarios que determina que los acreedores: – No dispongan, a priori, de información perfecta sobre las carácterísticas de los prestatarios y sus proyectos (selección adversa). – No puedan anticipar las decisiones futuras de los prestatarios (riesgo moral). 2.-) Divergencia (conflictos) de intereses entre acreedores y prestatarios. Las asimetrías informativas entre los accionistas y los inversores externos surgen de la imposibilidad de los acreedores de conocer las carácterísticas tanto del demandante de fondos como del proyecto a financiar. Las asimetrías informativas provocan que los inversores externos debido a su inferioridad informativa, exijan una retribución por sus recursos financieros superior -añaden una prima compensatoria- a la que exigirían con conocimiento previo. En el caso extremo de elevadas asimetrías informativas, los proveedores de fondos denegarán el crédito a las empresas en las que la asimetría informativa impida evaluar la probabilidad de insolvencia. El resultado puede ser que la empresa financie los proyectos de inversión con un VAN positivo a un coste no justificado por el propio riesgo de la empresa o que no pueda llevarlos a cabo por falta de fondos. La disponibilidad de información sobre la situación de solvencia de la empresa es la variable que discrimina las empresas que pueden o no recibir crédito. Las principales fuentes de información que reducen la asimetría informativa son: capacidad de autofinanciación, poder de mercado, tamaño, pertenencia a sector regulado, relación anterior prestamista-prestatario, etc.
Los accionistas pueden tomar decisiones oportunistas en perjuicio de los intereses de los acreedores: • La realización de inversiones subóptimas. • La realización de inversiones muy arriesgadas. • La distribución no prevista de dividendos. • La emisión de deuda con igual o superior grado de prelación en el cobro. Los acreedores, en la medida en que anticipen estas actuaciones oportunistas, actuarán: • Estableciendo nuevas condiciones (elevando los tipos de interés, reduciendo los plazos de concesión o las cuantías). • Fijando cláusulas contractuales (relativas al activo empresarial y la política de inversiones, restricciones al pago de dividendos y a la política de endeudamiento).• Exigiendo un mayor nivel de garantías. La dilución de los derechos a través de nueva deuda. Un aumento sustancial del endeudamiento de una empresa traerá como consecuencia un incremento del riesgo de problemas financieros, lo que implicará un descenso en su calificación crediticia y, por ende, un descenso en el valor de mercado de su deuda. El valor de las obligaciones antiguas descenderá debido a que los derechos sobre los activos de la empresa que poseen los acreedores existentes podrían verse mermados al tener que compartirlos con los nuevos acreedores. El problema “sustitución de activos ”:En una empresa endeudada los accionistas podrían tener un incentivo para llevar a cabo inversiones con alto riesgo aunque impliquen una disminución en el valor de mercado de la empresa (Jensen y Meckling, 1976). Estas inversiones con alto riesgo aumentan la riqueza de los accionistas y simultáneamente perjudican a los acreedores. El resultado es una transferencia riqueza desde los obligacionistas hacia los accionistas. El incentivo aumenta conforme la empresa se aproxime a la quiebra porque los accionistas tienen menos que perder a causa de su responsabilidad limitada. Los acreedores reaccionarán ante el riesgo de sustitución de activos haciendo firmar a la empresa unas cláusulas de protección que, entre otras, limiten las inversiones a proyectos industriales determinados. También pueden intentar acciones legales de cara a denunciar el contrato de endeudamiento firmado con la empresa. Pero como ambas operaciones no limitan todo el riesgo de sustitución, por ello, los acreedores requerirán una mayor tasa de interés. Una solución viene de la mano de la convertibilidad de las obligaciones en acciones ordinarias de la empresa. El problema de “subinversión” :Los accionistas de una empresa endeudada pueden no tener incentivos para llevar a cabo proyectos con valor actual neto positivo (Myers, 1977). Esta motivado por el orden de prelación preferente en que los acreedores están situados, respecto a los accionistas, en el momento de recibir renta y el rembolso de sus aportaciones. En las empresas muy endeudadas, los beneficios derivados de estos proyectos irá a manos de los acreedores financieros. El problema de la renuncia a liquidar la empresa Este problema surge debido al orden de prelación que tienen los accionistas en el caso que la empresa tuviera que liquidarse. Los accionistas pueden tener incentivos para evitar el cierre de la empresa con el fin de seguir obteniendo flujos futuros de renta siempre que éstos sean superiores a los que esperan obtener con el desmantelamiento de la empresa. Los acreedores gracias a su posición prioritaria en el reparto del patrimonio de la empresa en un proceso de liquidación- pueden tener un elevado incentivo en liquidar la empresa
Los accionistas pueden tomar decisiones oportunistas en perjuicio de los intereses de los acreedores: • La realización de inversiones subóptimas. • La realización de inversiones muy arriesgadas. • La distribución no prevista de dividendos. • La emisión de deuda con igual o superior grado de prelación en el cobro. Los acreedores, en la medida en que anticipen estas actuaciones oportunistas, actuarán: • Estableciendo nuevas condiciones (elevando los tipos de interés, reduciendo los plazos de concesión o las cuantías). • Fijando cláusulas contractuales (relativas al activo empresarial y la política de inversiones, restricciones al pago de dividendos y a la política de endeudamiento).• Exigiendo un mayor nivel de garantías. La dilución de los derechos a través de nueva deuda. Un aumento sustancial del endeudamiento de una empresa traerá como consecuencia un incremento del riesgo de problemas financieros, lo que implicará un descenso en su calificación crediticia y, por ende, un descenso en el valor de mercado de su deuda. El valor de las obligaciones antiguas descenderá debido a que los derechos sobre los activos de la empresa que poseen los acreedores existentes podrían verse mermados al tener que compartirlos con los nuevos acreedores. El problema “sustitución de activos ”:En una empresa endeudada los accionistas podrían tener un incentivo para llevar a cabo inversiones con alto riesgo aunque impliquen una disminución en el valor de mercado de la empresa (Jensen y Meckling, 1976). Estas inversiones con alto riesgo aumentan la riqueza de los accionistas y simultáneamente perjudican a los acreedores. El resultado es una transferencia riqueza desde los obligacionistas hacia los accionistas. El incentivo aumenta conforme la empresa se aproxime a la quiebra porque los accionistas tienen menos que perder a causa de su responsabilidad limitada. Los acreedores reaccionarán ante el riesgo de sustitución de activos haciendo firmar a la empresa unas cláusulas de protección que, entre otras, limiten las inversiones a proyectos industriales determinados. También pueden intentar acciones legales de cara a denunciar el contrato de endeudamiento firmado con la empresa. Pero como ambas operaciones no limitan todo el riesgo de sustitución, por ello, los acreedores requerirán una mayor tasa de interés. Una solución viene de la mano de la convertibilidad de las obligaciones en acciones ordinarias de la empresa. El problema de “subinversión” :Los accionistas de una empresa endeudada pueden no tener incentivos para llevar a cabo proyectos con valor actual neto positivo (Myers, 1977). Esta motivado por el orden de prelación preferente en que los acreedores están situados, respecto a los accionistas, en el momento de recibir renta y el rembolso de sus aportaciones. En las empresas muy endeudadas, los beneficios derivados de estos proyectos irá a manos de los acreedores financieros. El problema de la renuncia a liquidar la empresa Este problema surge debido al orden de prelación que tienen los accionistas en el caso que la empresa tuviera que liquidarse. Los accionistas pueden tener incentivos para evitar el cierre de la empresa con el fin de seguir obteniendo flujos futuros de renta siempre que éstos sean superiores a los que esperan obtener con el desmantelamiento de la empresa. Los acreedores gracias a su posición prioritaria en el reparto del patrimonio de la empresa en un proceso de liquidación- pueden tener un elevado incentivo en liquidar la empresa