Discurso de Manuel Azaña en el Segundo Aniversario del Inicio de la Guerra Civil Española


Se trata de una fuente primaria porque se redacta en el mismo tiempo que proceden los hechos. La naturaleza del texto es circunstancial porque se trata de un discurso que hace Manuel Azaña como presidente de la Segunda República en el segundo aniversario del comienzo de la Guerra Civil. Por lo tanto, el contenido es político-social. Se lleva a cabo en el año 38, antes de la Batalla del Ebro, y tiene lugar en Barcelona, en el Consejo de Ciento. La autoría del texto es individual porque se trata del propio Manuel Azaña. El destinatario del texto es colectivo, porque está dirigido a toda la nación. La idea fundamental del texto es marcar como objetivo para el futuro del país que exista una sociedad llana que contemple el perdón entre los dos bandos.

Análisis del Discurso

El texto se puede dividir en dos partes:

  1. La Metáfora del Volcán (Primer párrafo): Azaña utiliza una metáfora para describir la situación del país. Compara a España con un volcán, haciendo una similitud entre la Guerra Civil y un terremoto que sacude toda la sociedad. La erupción del volcán representa el inicio de la guerra y la destrucción que conlleva. Sin embargo, también hay un mensaje de esperanza al mencionar que hay que contar con la»plat» (metáfora de la unidad y la reconstrucción) para edificar el futuro.

  2. Reflexiones sobre la Guerra y el Futuro (Segundo párrafo): En esta parte, Azaña invita a la población española a reflexionar sobre la guerra desde un punto de vista político y moral. Destaca la importancia de que las futuras generaciones aprendan de los errores del pasado y busquen soluciones pacíficas a los problemas del Estado. Hace un llamado a la paz, la piedad y el perdón como valores fundamentales para la reconstrucción de España.

Contexto Histórico: La Guerra Civil en un Punto Crítico

A finales de 1937, los mandos republicanos todavía tenían confianza en la posibilidad de ganar la guerra. Para ello, intentaron una serie de reformas en el ejército y se colocó al frente a Vicente Rojo. El nuevo ejército republicano desencadenó diversas ofensivas, como la de Teruel, que llevó a la ocupación republicana de la ciudad. Pero en el mes de febrero de 1938, el ejército franquista volvió a ocupar Teruel y, aprovechando el desgaste de las tropas republicanas, desencadenó la campaña de Aragón. El territorio republicano quedó dividido en dos zonas.

El avance de las tropas sublevadas quedó detenido cuando el ejército republicano, tras recibir refuerzos, desencadenó el ataque sobre el río Ebro en la provincia de Tarragona. Franco consiguió detener el ataque y contraatacó a los republicanos, que tuvieron que replegarse en la otra orilla del río mientras el ejército franquista avanzaba ocupando todo el sur de Tarragona. El 16 de noviembre se dio por acabada la batalla. El ejército republicano había sido derrotado y sus fuerzas quedaban mermadas y desorganizadas.

Franco decidió emprender la ofensiva sobre Cataluña. Se produjo una huida hacia Francia del gobierno de la República con Negrín y el presidente de la República, Manuel Azaña. En febrero de 1939, a la República solo le quedaba la zona centro, y Negrín había regresado de Francia para hacer el último esfuerzo de reorganizar el ejército y resistir en el territorio republicano.

Sin embargo, se produjo una sublevación contra el gobierno republicano dirigida por el coronel Segismundo Casado, responsable de la defensa de la capital. Había entrado en contacto con el servicio de espionaje franquista desde hacía meses para entregar la ciudad y terminar la guerra mediante una negociación con Franco.

Finalmente, Franco aceptó una rendición sin condiciones y obligó a entregar las armas. El 28 de marzo, las tropas de Franco entraron en Madrid sin la menor resistencia. En los días posteriores a la entrada de la capital, se ocupó toda la zona mediterránea y el 1 de abril Franco firmó en Burgos el último parte de la guerra.

El Legado del Discurso y la Ruptura de la Esperanza

El discurso de Azaña del 18 de julio de 1938 fue un discurso de corte fraternal. Su objetivo fundamental fue que, una vez acabada la guerra, no hubiera más persecución y represión por parte del bando franquista. Sin embargo, en la realidad ocurrió todo lo contrario. No se tuvo en cuenta el discurso de Azaña y no hubo paz, piedad ni perdón para los vencidos. Se creó en el primer gobierno franquista una Ley de Responsabilidades Políticas contra todos aquellos que participaron activamente en política o en un sindicato durante la Segunda República. A continuación, hicieron pública otra ley para la represión del comunismo. Por tanto, en la sociedad franquista hubo una quiebra social entre vencidos y vencedores.

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