Don Quijote resumen corto


EL TEATRO DE VALLE- INCLÁN (1866-1936)
La obra de Ramón María del Valle Inclán (1866-1936) evoluciona desde un Modernismo nostálgico y densamente lírico a un tipo de literatura, llamada por él mismo «esperpento», basada en la visión aparentemente deformada de la realidad y del lenguaje, a través de la cual ofrece una crítica demoledora de la realidad porque la muestra con detalle y directamente, más allá de la frialdad engañosa del puro Realismo. Para clasificar el teatro de Valle-Inclán, se puede hablar de varias etapas o, más bien, de ciclos, pues no se trata de una simple sucesión cronológica, sino de estilos y temas que frecuentó en diversos momentos de su producción dramática.


Ciclo decadentista: Con estas obras, Valle introdujo el Modernismo aplicado al drama que la estética simbolista había cristalizado en el denominado teatro poético, con una tendencia decadente que lo aleja completamente de los derroteros que tomará el teatro poético en España. Se incorpora al llamado Teatro de ensueño con dos obras en prosa: Tragedia de ensueño (1903) y Comedia de ensueño (1905). Destacan también en esta etapa El Yermo de las almas (1908) y El Marqués de Bradomín (1906), adaptación parcial de su Sonata de Otoño.


Ciclo del primitivismo: Partiendo de su Galicia natal, Valle crea un mundo mítico e intemporal, mediante el cual Valle ensaya un nuevo camino propio del Modernismo: el llamado primitivismo. La violencia, la crueldad, la barbarie, la destrucción, la brutalidad, las pasiones desatadas, y el conjunto de atavismos, supersticiones, mitos, ritos mágicos del mundo rural, son los rasgos comunes a este conjunto de dramas en los que se va desarrollando el estilo personal del autor, que hace una particular y extensa labor en prosa con las acotaciones de las obras, que cobran una importancia inusual. Se suelen encuadrar en este ciclo la trilogía «Comedias bárbaras» -formada por «Ágüila de Blasón»(1907), «Romance de Lobos»(1908) y «Cara de Plata» (publicada mucho más tarde, en 1922, y ya mucho más cercana a la sensibilidad esperpéntica)-


 y «Divinas palabras»(1920), que se suele también invocar como ejemplo primerizo de esperpento. En estas obras la anticipación del clima esperpéntico se hace patente en la aparición de personajes y ambientes degradados.
Ciclo del distanciamiento artificioso (las farsas): Lo constituyen, principalmente, La marquesa Rosalinda (1912), Farsa infantil de la cabeza del dragón (1909), Farsa italiana de la enamorada del rey (1920) y Farsa y licencia de la reina castiza (1920). Todas estas obras fueron escritas en verso salvo la segunda. Las tres últimas fueron publicadas juntas en 1926 con el título de Tablado de marionetas para educación de príncipes.


 Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento. Mención especial merece El embrujado (1913), una tragedia situada de nuevo en la Galicia rural que recogerá en 1927, junto con otras cuatro obras muy posteriores y de carácter bastante experimental por la alternancia de técnicas de expresión teatral innovadoras y refinadas con los motivos grotescos y atroces del teatro de Valle, en el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.


Ciclo del esperpento: el mismo Valle denominó así a cuatro de sus obras: «Luces de Bohemia» (1920, 1924); «Los cuernos de don Friolera»(1921), «Las Galas del difunto»(1926) y «La hija del capitán»(1927); estas tres últimas publicas juntas bajo el título de «Martes de Carnaval». El esperpento, definido en «Luces de bohemia» en el conocido episodio de los espejos deformantes del Callejón del Gato de Madrid, muestra en profundidad la realidad mostrando sus aspectos más grotescos y brutales. El esperpento
deforma determinados aspectos del personaje y de las situaciones, produciendo una visión caricaturizada, alternativamente cómica y macabra. 


De este modo, se destruye de forma sistemática la realidad, transformando por completo su imagen aparente y revelándola tal y como es. El esperpento funciona así como un instrumento de desenmascaramiento. Entendiendo que la realidad siempre supera al arte, Valle intenta presentar una experiencia de lo real que, más allá de la corteza realista, transmita mucho mejor las intimidades de un mundo plagado de desgracias e injusticias. Es ya un Valle-Inclán comprometido con la transformación social que se vale de esta nueva estética para centrarseen su momento histórico, ante el cual manifiesta un profundo desprecio.


A modo de conclusión, digamos que Valle-Inclán es una de las más importantes figuras de la literatura española de todos los tiempos. Compartíó el Modernismo con autores como Rubén Darío y debido a un fácil manejo del lenguaje es considerado uno de los grandes creadores literarios españoles. Durante décadas se pensó que muchas de la obras de Valle no eran verdadero teatro, pero en los últimos años y gracias a las nuevas concepciones teatrales muchas de sus obras se han podido representar. Siempre se consideró partidario de un teatro con muchos escenarios y hasta de un teatro que siga el modelo del cine actual. Debido a esto nos preguntamos si sería Valle un genio que se adelantó a sus tiempos…


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Alejandro Casona.
Fue muy conocido en los años de la República. Se consagró con La sirena varada, una obra lírica y
simbolista que desarrolla el conflicto entre realidad y fantasía.
Triunfó con Nuestra Natacha, escrita contra la pedagogía autoritaria y llena de los valores de comprensión, respeto, confianza, libertad, carácterísticos del ideario cultural republicano. En el exilio siguió escribiendo mucho teatro.
– Enrique Jardiel Poncela destaca por su condición de autor del género humorístico que sabe integrar algunos elementos propios de las vanguardias para obtener efectos dramáticos altamente sorprendentes

en un entorno fantástico e inverosímil. Destacan obras como Angelina o el honor de un brigadier y, sobre todo, Cuatro corazones con freno y marcha atrás.


11EL TEATRO DE GARCÍA Lorca
La dramaturgia de Federico García Lorca (1998 -1936) representa, junto a la de Valle, la gran aportación de las letras españolas al teatro universal contemporáneo; lo cual entraña un mérito excepcional, teniendo en cuenta la mediocridad que imperaba en la escena nacional en las décadas anteriores a la Guerra Civil española.
Lorca experimentó con diferentes formas de creación teatral y se consolidó en lo dramático en dos sentidos: con un teatro experimental que mantiene hoy en día toda su fuerza vanguardista, y con un teatro trágico más convencional en las formas en el que, centrado en un desarrollo extraordinario de la personalidad y los problemas de personajes siempre femeninos, aparecen elementos como el drama rural, el neopopularismo carácterístico del momento, la crítica social (dirigida más bien hacia lo atávico y universal), temas eternos como la tensión entre el amor y las determinaciones culturales, la frustración vital de las mujeres o la presencia del poder en la vida privada.


Este es un resumen de su trayectoria teatral:
Primeras experiencias de los años 20:
Se estrena con un fracaso: El maleficio de la mariposa. Es una obra encuadrable en el teatro simbolista, que habla de lo misterioso e inalcanzable. Los personajes son cucarachas. El amor del “curiamto” poeta no se puede corresponder con la mariposa porque ella pertenece otro mundo.
Escribe varias piezas breves inspiradas en el guiñol que encuadra en Los títeres de Cachiporra, y sólo las conocen los más íntimos del autor. Contienen elementos infantiles, reveladores de una nostalgia de la inocencia perdida.
Su primer éxito llega con Mariana Pineda: María borda una bandera liberal para su mando. La llegada de Pedrosa, representante del gobierno, hace huir a los reunidos.


Este está enamorado de Mariana y la fuerza a acceder a sus requerimientos amorosos. Ella se niega y es condenada y ajusticiada en Granada. Una pequeña obra maestra es La zapatera prodigiosa, que trata la insatisfacción amorosa. El amor de don Perliplín y Belisa en su jardín representa la burla del matrimonio forzado. El retablillo de don Cristóbal, es una farsa para guiñol. La experiencia vanguardista:
Su estancia en Nueva York (1929-1930) es testigo de una doble crisis: por una lado por su homosexualidad, por otro ciertas críticas que le hacen replantearse buscar un nuevo lenguaje… Le afectan sobre todo las opiniones de sus amigos Dalí y Buñuel, lanzados por entonces a la aventura surrealista.


Todo ello da lugar en teatro a lo que él llamó «comedias imposibles», si bien no serán surrealistas absolutamente, pues albergan una descifrable coherencia.
El público: Es una especie de auto sacramental sin Dios, cuyos personajes encaman las obsesiones y conflictos secretos del poeta: acusa a la sociedad (el público) que condena la homosexualidad. Así que pasen cinco años: Presenta a un joven partido entre dos amores, animado por un ansia de paternidad imposible. Comedia sin título: Plantea la necesidad de un teatro revolucionario.


Época de plenitud:
Tras los pasos por el camino del teatro imposible, Lorca da un giro decisivo cuya importancia radica en hermanar rigor estético y alcance popular. Son los años de La Barraca. Defiende sobre todo a las personas marginadas, como las mujeres, los niños, los negros, los gitanos…. A esta etapa corresponden: Bodas de sangre: Desarrolla la tragedia de una pasión irrefrenable, donde se desatan el amor, el odio y la muerte. El novio va a casarse con la antigua pretendiente de su primo Leonardo, el cual fue rechazado por el padre de la novia. Después de la ceremonia nupcial, la novia y Leonardo huyen a caballo. El novio los persigue, se produce el encuentro y el duelo, que acaba con la vida de los dos rivales. Yerma: Es el drama de una mujer rural que se enfrenta al problema de la esterilidad. 


qEl marido, celoso de la posible infidelidad de la esposa, lleva a casa a sus dos hermanas para que la vigilen de cerca. Juan confiesa que jamás «deseó tener descendencia”. Yerma enloquece y estrangula a su marido. La casa de Bernarda Alba: En el día del funeral del segundo mando de Bernarda, anuncia a sus hijos que el luto durará ocho anos y que permanecerán encerradas en casa. Angustias, la hija del primer matrimonio es rondada por Pepe el Romano, que va en busca de su dinero. Pronto empiezan las rivalidades y envidias entre las hermanas. Adela, la pequeña, y Pepe se dan cita en el pajar. Martirio, que también está enamorada de él, las descubre y grita. Llega Bernarda con la escopeta y hiere al joven. Adela se suicida. Esta es la cumbre del teatro trágico de Lorca, y tiene la extraordinaria carácterística de estar íntegramente protagonizada por mujeres, los hombres apenas aparecen a través de la palabra.


 Los personajes femeninos tienen cada uno
sus rasgos, su fuerte verismo, su riqueza personal, en una composición que reivindica a la mujer como ser pleno y libre. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores: Es un drama urbano –se sale de los parámetros del drama ruralque trata de señoritas de provincias condenadas a esperar inútilmente el amor en un medio burgués mediocre que ahoga sus deseos de felicidad.

El teatro a partir de 1939. Tendencias, autores y obras principales


[AÑOS 40] A) TEATRO CONVENCIONAL, que es la primera corriente de posguerra. Es un teatro tradicional y comercial, dirigido a un público concreto de clase media, centrándose en pequeños conflictos cotidianos y personales, y que olvida la problemática social o existencial por completo. Este teatro cumplía dos funciones básicas: entretener al público y transmitir ideología, con una leve crítica de costumbres y una defensa de los valores tradicionales: el amor, la familia, el matrimonio, el hogar. Dentro de este tipo de teatro destaca sobre todo:
a) La comedia burguesa, donde predominan las comedias de salón, que presenta un mundo feliz y confortable, con un planteamiento frívoló y superficial de conflictos en torno al amor, los celos o el adulterio, bien construidas, con diálogos sólidos y un tono ingenioso, lo que supone el triunfo de un humor inocente y una escenografía convencional que sirva tan solo como marco para la representación del texto. Es un teatro de evasión en que la burguésía se ve reconocida y afirmada en sus valores.


b) Existen también los dramas de tesis o ideológicos, con una defensa de los valores espirituales tradicionales y cristianos, acordes con el Régimen y una preocupación de la obra “bien hecha”, mediante un diálogo cuidado y elegante. Es un teatro de propaganda destinado a fundamentar ideológicamente el régimen vencedor, en la línea histórico-mítica del teatro modernista de E. Marquina. Autores que triunfan en ambas corrientes son: Juan Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?, 1957), José María Pemán (La viudita naviera, 1960) o Joaquín Calvo Sotelo (La muralla, 1954; Una muchachita de Valladolid, 1957).

c) B) TEATRO DE HUMOR. Tiene mayor interés, pues aquí se encuentran algunas obras renovadoras, aunque no revolucionarias. 


Es una «comedia de evasión», un tipo de teatro que trata de evitar el enfrentamiento con la realidad social de su tiempo, refugiándose en la ilusión para compensar las limitaciones y amarguras de la vida. Utiliza el humor como fórmula superadora de los conflictos. No es la comedia que busca la risa fácil, sino que desarrolla un humor cercano al «teatro del absurdo» de E. Ionesco, y cuyos representantes más carácterísticos ya empezaron a escribir antes de la guerra, en la línea de las vanguardias (de hecho, se ha querido reivindicar a sus representantes como miembros de una facción humorística de la generación del 27). Se alejan del Realismo decimonónico por el predominio de lo inverosímil y la fantasía, lo insólito y lo absurdo que se escapa de la realidad hasta el delirio. 


Destacan
E Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro, 1940; Los ladrones somos gente honrada, 1941) y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa, escrita en 1932 pero estrenada en 1952; Maribel y la extraña familia, 1959), quien renovó de un modo radical este teatro, introduciendo un tipo de humor intelectual, próximo a las comedias del absurdo, que juega continuamente con el lenguaje y presenta situaciones inverosímiles, no exento de crítica social. [AÑOS 50 Y 60] TEATRO REALISTA Y SOCIAL. Frente al teatro burgués y acomodaticio, las renovaciones teatrales continuaron con la aparición en los primeros años 50 de dos autores realistas de singular relieve: Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre, quienes aportaron nuevos planteamientos existenciales, al mostrar los graves conflictos humanos con personajes frustrados y con un estilo serio, encarado con la realidad. 


Tratarán de descubrir la verdadera realidad que se esconde tras las apariencias de normalidad que el teatro de evasión pretende ofrecer como verdad única. Ese drama comprometido con los problemas sociales y existenciales se enfrenta, aunque con posturas distintas (ambos autores protagonizaron una polémica en torno al llamado posibilismo*), a la censura de la época para ofrecernos una denuncia de la degradada situación española (la burocracia deshumanizada y la esclavitud del trabajador, las angustias de unos jóvenes opositores, la situación de unos obreros que se ven forzados a emigrar…). La actitud del autor será de testimonio o de protesta.


[AÑOS 70] TEATRO EXPERIMENTAL. Prima la renovación teatral, y es un teatro no realista. Es en los primeros años setenta cuando se cuestiona radicalmente no ya la situación del país, sino también la estética vigente, el Realismo, como ocurre también en la novela (Luis Martín Santos, Juan Goytisolo, Juan Benet) y la poesía (con los llamados “novísimos”). Perdura la postura crítica de muchos autores, pero se plantea la necesidad de una innovación en la forma de presentarla. Frente al Realismo descarnado, autores y compañías utilizarán la alegoría para sus denuncias. Aunque se sigan tratando temas sociales, el estilo dramático supera el Realismo (ya que asimila las corrientes nuevas y experimentales del teatro europeo),


 y pretende una completa renovación teatral por medio de la búsqueda de un nuevo lenguaje dramático, basado en los siguientes rasgos: concepción del teatro como espectáculo y experimento colectivo (en el que puede incluirse al público de manera activa, alterando la base textual de la obra), pérdida de la importancia del texto (el texto literario deja de considerarse la base de la creación dramática), gran importancia de las técnicas audiovisuales (los elementos escénicos tienen igual o mayor importancia ), desarrollo de la acción no lineal, acción y lenguaje simbólicos, preferencia por la farsa grotesca y satírica. Estamos ante un teatro abierto. Estas innovaciones recogen elementos procedentes del extranjero, incluidas las grandes figuras del teatro de vanguardia


[DESPUÉS DE 1975] ÚLTIMOS DRAMATURGOS: DESDE 1975 A LA ACTUALIDAD. Eliminada la censura, parecían abrirse para el teatro caminos prometedores, esperanza que era además apoyada por instancias oficiales con la progresiva creación de diversas instituciones (Centro Dramático Nacional, Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y Compañía Nacional de Teatro Clásico), publicaciones teatrales, y una política de subvenciones a espectáculos y grupos “independientes”. Sin embargo, pronto se revelaron dificultades, pues la eliminación de la censura no supuso automáticamente una completa libertad de expresión


. Por otro lado, también a partir de los años 70, desarrollaron su labor autores como Antonio Gala (que ya había empezado a estrenar en los años 60: Los verdes campos del Edén, 1963) o Ana Diosdado (Los ochenta son nuestros, 1988), que muestran predilección por la obra de tesis y que tendrán, sobre todo Gala, un gran éxito de público: presentan un tema social problemático en el que los personajes representan puntos de vista en conflicto dentro de un contexto social realista y suelen cerrar sus textos con un mensaje moral fácilmente asimilable. Es también muy importante la formación de compañías independientes, ya desde los años 60, que, si bien surgen como grupos de teatro con problemas para llegar al público,


 permiten una mayor independencia respecto a los circuitos comerciales y las presiones socio-económicas al vivir al margen de las cadenas establecidas en el mundo del espectáculo, y también suponen una síntesis entre lo popular y lo experimental, que acabarán convirtiéndose en grupos estables de teatro: Els Joglars, Los Goliardos, Dagoll Dagon, El Tricicle, el Lliure, Els Comediants, La Fura dels Baus, La Cubana. Desde 1976 fueron accediendo a las carteleras obras de autores del exilio (Alberti, Arrabal, Max Aub) y otras prohibidas años atrás. También llegaron a los escenarios obras de Valle y Lorca, así como de autores extranjeros (Bertold Brecht, Jean-Paúl Sartre,


etc.). Surge, por último, un teatro que aborda realidades muy actuales (situación de los jóvenes, droga, delincuencia, etc.) y traza vivos retratos sociales con un nuevo costumbrismo, con un matiz irónico revitalizando antiguos géneros populares, como la COMEDIA NEORREALISTA, bien construida, de José Luis Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas, 1981; Bajarse al moro, 1985), o como LA FARSA O EL SAINETE, con el tema de la Guerra Civil, con Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano, 1982) o José Sanchís Sinisterra (¡Ay Carmela!, 1987) [Siglo XXI] En los últimos años, la crisis del teatro se ha hecho más evidente, tal vez debido a la fuerte competencia de otras artes y entretenimientos (televisión, cine, espectáculos deportivos, Internet, mundo virtual) o a la forma de vida actual. 


No obstante, se siguen habilitando salas alternativas en las que muchos de estos autores pueden estrenar sus primeros textos. Como ocurre con la novela o la poesía de estos años, falta perspectiva histórica para decidir cuáles de las líneas que presenta el teatro actual tendrán continuidad en un futuro o desaparecerán. No obstante, entre los dramaturgos que se han dado a conocer en las dos últimas décadas predomina la línea realista, con un toque de denuncia social e intención moralizante: Ernesto Caballero (Squash), Paloma Pedrero (Besos de lobo, 1986), Juan Mayorga


Buero Vallejo (1916-2000): A partir de 1949, con el estreno de Historia de una escalera, se convierte en el referente obligado para quienes buscan en el teatro, como en el arte, algo más que un mero pasatiempo. En esta obra transcurre la vida de unos personajes impotentes para superar su situación de indigencia, antihéroes oprimidos por la vida y la sociedad. El problema central es la frustración de unos seres condenados a desarrollarse en ese espacio, y ninguna de las dos vías representadas por los personajes, la individual (Fernando) y la colectiva (Urbano), ofrece una respuesta válida. 


La verdadera protagonista de la obra es la estática escalera, testigo del paso del tiempo que se presenta como limitación existencial. Es un teatro grave, preocupado e inconformista. Otras obras de Buero Vallejo, cuyo teatro evolucionará y se adscribirá a los distintos movimientos que se suceden durante toda la posguerra y aun después, son: En la ardiente oscuridad, 1950; El concierto de San Ovidio, 1962; El tragaluz, 1967; La Fundación, 1974.


 Alfonso Sastre (1926): Impulsor del Realismo social en el teatro, tanto en escritos teóricos, como en sus obras (que sufrieron continuos problemas de censura), plantea problemas éticos sin presentar soluciones: la culpabilidad, la responsabilidad individual, la lucha contra la injusticia y sus implicaciones personales, la reacción colectiva y sus peligros… Evoluciona constantemente, radicalizando sus posturas políticas hacia un teatro didáctico-social que, como él mismo acabará reconociendo, fracasa en su intento de desestabilizar el régimen franquista al ser completamente prohibido. En su obra Escuadra hacia la muerte, 1953, que fue retirada y prohibida tras su tercera representación, trata sobre la decisión de unos soldados de matar al sargento que los tiraniza. Otras obras suyas son: La mordaza, 1954;


La taberna fantástica, 1966.
No podemos perder de vista que a Buero Vallejo lo situamos de manera prioritaria en 1949 en el existencialismo, que es donde aparece con Historia de una escalera, pero después tiene obras dentro del Realismo social, del experimentalismo, también en la democracia. La vida y obra de los escritores cambia y evoluciona con los tiempos. Juan Mayorga (Madrid, 1965) crecíó en «una casa llena de palabras» y empezó escribiendo poesía, para acabar dedicándose a llenar los escenarios de palabras. Sus primeras obras nacieron al amparo del grupo «El Astillero»,  colectivo de escritura abierto a diferentes tendencias. Pronto evoluciónó hacia una línea dramática propia, en la que sobresale por encima de todo su preferencia por el mundo de las ideas


. En la actualidad es uno de los dramaturgos más brillantes y más laureados de su generación: En el año
2013 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura Dramática, el premio La Barraca a las Artes Escénicas y el Premio Ceres al Mejor Autor Teatral. Este 2022 fue galardonado con el premio Princesa de Asturias de las letras. Su obra es clave en el panorama de la dramaturgia española de «entre dos siglos», y está viviendo un creciente éxito en los escenarios madrileños (donde se ha representado en las dos Últimas décadas una media de una obra por año, además de nueve adaptaciones de obras clásicas), así como en las demás comunidades, donde se multiplican las puestas en escena de piezas y adaptaciones en vasco, gallego y catalán.


 El entusiasmo por el teatro de Juan Mayorga trasciende las fronteras, y conoce un merecido éxito también fuera de España. La presencia del dramaturgo madrileño en los escenarios internacionales se extiende a las pantallas de cine con la película del francés Françoís Ozon Dans la maison (2012), una lograda adaptación del Chico de la última fila, Concha de Oro y Premio al Mejor Guión en el Festival de Cine de San Sebastián.
Su antología Teatro 1989-2014 es la primera ( y de momento la única) selección de obras largas* del dramaturgo; 


una inmersión en el universo dramático de Juan Mayorga a partir de veinte obras, escritas entre 1989 (Siete hombres buenos) y 2014 (Los Yugoslavos y Reikiavik). Mayorga concibe el teatro como espacio crítico de la realidad, como escuela de la sospecha, como ring de boxeo del que nadie sale indemne. La obra de un hombre ilustrado —no olvidemos que Juan Mayorga, además de dramaturgo, es doctor en Filosofía y licenciado en Matemáticas

— que centra su atención en cuestiones de distinta naturaleza adentrándose en una visión de este mundo que se aleja de su ruido para penetrar en su poesía. 


Partiendo del logos como organizador de dispositivos escénicos regidos por principios de heterogeneidad e interrupción (suspensión de la acción, del lenguaje, del sentido), el dramaturgo nos toma de la mano para explorar en estructuras narrativas con rigor extremo y con extrema libertad. Juan Mayorga lleva más de dos décadas experimentando formas de pensar y contar la realidad presente y pasada desde el escenario, siguiendo un hilo conductor que bien puede ser visto como una línea de vida: la búsqueda obsesiva de la verdad.


Entre sus títulos más destacados figuran Siete hombres buenos, Más cenizas (obra que fue distinguida con un accésit al prestigioso premio «Calderón de la Barca» en su convocatoria de 1992), El sueño de Ginebra, El jardín quemado y Cartas de Amor a Stalin (una reflexión en torno al arte y el poder, estrenada en el Centro Dramático Nacional en 1999). Entre 2000 y 2009 ha realizado versiones de obras clásicas de la escena española e internacional. Su tesis doctoral versa sobre Walter Benjamín, cuya filosofía ha tenido una gran influencia en su teatro. De ahí que la imaginación sea la invitada de honor en el teatro de Mayorga, quien le rinde homenaje al llamar a su compañía La Loca de la Casa, que supone además un guiño a Santa Teresa de Jesús , cuyo duelo verbal con un inquisidor llevó a los escenarios en La lengua en pedazos.


Con La lengua en pedazos Juan Mayorga debutó, además, como director teatral, y es también la obra con la que el autor ha sido galardonado con el ya mencionado Premio Nacional de Literatura Dramática 2013. Con ella se acercó a la figura mística de Teresa de Jesús (1515-1582), una mujer que defendíó con firmeza sus convicciones pese a las presiones que impónía la época que le tocó vivir. El autor aporta una visión de la religiosa desde una perspectiva lúcida y contemporánea, en una obra que de alguna manera enraíza con lo mejor de la literatura castellana.


, muchos de estos escritores evolucionan hacia posturas más liberales y, en algunos casos concretos, llegan a enfrentarse al nuevo régimen.
I. El ensayo filosófico
José Ortega y Gasset sale de España al estallar la Guerra Civil y a su regreso, en 1945, funda en Madrid el Instituto de Humanidades, en colaboración con Julián Marías. El espíritu de Ortega sigue vivo durante mucho tiempo y crea una escuela de pensadores que deja una profunda huella. El talante de esta nueva generación de intelectuales es muy diverso, desde las reflexiones puramente filosóficas de Xavier Zubiri a los estudios con inclinaciones literarias, sociológicas, políticas y psicológicas de María Zambrano, Pedro Laín Entralgo, José Luis López Aranguren y Julían Marías.

María Zambrano (1904-1991)
María Zambrano nace en Vélez, Málaga, en 1904, hija de pensador y pedagogo liberal tanto social como político, y de una madre, Cursa la licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid donde entra en contacto con los grandes maestros: Ortega y Gassett, Javier Zubiri, Manuel García Morente, Julián Barbudo, Maravall… A través de la Federación Universitaria Española llega a mediar dentro del ámbito político con personalidades como Camilo José Cela, Miguel Hernández, Arturo Serrano Plaja, entre otros. También participa en la Revista de Occidente y desde 1931 empieza a impartir clases en la universidad.
Sin embargo, a medida que evoluciona la Guerra Civil y debido a su militancia a favor de la causa republicana, tiene que exiliarse y no regresa a España hasta 1984. Obtiene el Premio Príncipe de Asturias de Humanidades (1981) y el Premio Cervantes (1984). Los temas centrales de su pensamiento son las relaciones entre la filosofía y la poesía – Pensamiento y poesía en la vida española (1939), Filosofía y poesía (1939)-, el sueño como proyecto de creación – El sueño creador (1965), Los sueños y el tiempo (1992)- y la preocupación por España – Los intelectuales en el drama de España. Ensayos y notas (1936-1939) (1977)-. También es autora de Delirio y Destino (1953), El hombre y lo divino (1955) y La confesión: género literario (1988).
“Escribir es defender la soledad en la que se está y se escribe para estar libres por siempre. También para lograr descifrar o perseguir la huella dejada por una forma perdida de existencia”. Estas son sus palabras, ella es una autora prolífica que escribíó sin descanso, ejercíó la docencia, impartíó conferencias… E hizo de la razón poética el núcleo fundamental de su pensamiento. Es en 1934 cuando empieza a imponerse la lógica del sentir, ese saber del alma que le llevará a la razón poética. Hacia un saber sobre el alma, publicado en Buenos Aires en 1950, recoge muchos de los artículos publicados en esta época y hasta 1944; en ellos Zambrano reconoce los inicios de su trayectoria como filósofá y el nacimiento de esa razón poética.
Viaja a Santiago de Chile, donde publica la primera versión de Los intelectuales en el drama de España (ensayos sobre la inteligencia, el fascismo, los intelectuales, los movimientos sociales en España)
En Delirio y destino. Los veinte años de una española, libro autobiográfico escrito en La Habana en los años cincuenta y prácticamente inédito hasta su publicación en España en 1989, uno siente en esa prosa cristalina que aplaude Antonio Colina el dolor del exilio: “Se puede morir aun estando vivo; se muere de muchas maneras; en ciertas enfermedades, en la muerte del prójimo, y más en la muerte de lo que se ama y en la soledad que produce la total incomprensión, la ausencia de posibilidad de comunicarse; cuando a nadie le podemos contar nuestra historia”. En La tumba de Antígona, publicado en París en 1967, el mito se convierte en un símbolo para expresar la experiencia demoledora del exilio.
Regresa a España en 1984, De esta época son cinco de los seis libros que recoge Galaxia Gutenberg en el volumen IV, como De la Aurora,

  COLEGIO SANTA TERESA DE JESÚS-OVIEDO
El lenguaje poético 26 en Zambrano es mucho más que un género literario. Es hallazgo y búsqueda, ya sea enfocado en la educación, la mística, la memoria y la experiencia como fuentes de saber, los sueños, la subjetividad del hombre moderno, el tiempo, la esencia de España, la historia como tragedia, la multiculturalidad…, o la propia poesía.


EL ENSAYO ANTERIOR A 1939: JOSÉ Ortega Y Gasset
Los escritores de fin de siglo aparecen sumergidos en una crisis general de conciencia, debido a las circunstancias político−sociales del momento. Para salir de esto propusieron soluciones a los problemas de España, relacionados con la búsqueda de una identidad cultural y nacional al servicio del proyecto liberal. La construcción de esa identidad se basó en la creencia de que por encima de diferencias locales existía un carácter español. Al tiempo, se afirmó la identidad de Castilla, por su función unificadora y por ser cuna de creaciones culturales que revelan el alma al pueblo. Estos escritores contribuirán a la configuración del ensayo moderno, en el que la reflexión critica se une a la subjetividad, a elementos autobiográficos y a la pretensión de un diálogo 


constante con el entorno. El tema mas común de la preocupación por la identidad cultural de España los llevó al análisis critico de la historia, del entorno y de los elementos que conforman el carácter español, localizado en la vida campesina, en las ciudades provincianas y el descubrimiento estético del paisaje castellano. Los ensayistas de esta época son: Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, Antonio Machado (con sus obras Los Complementarios y Juan de Mairena), Unamuno y Azorín.
Miguel DE Unamuno.
Sus temas ensayísticos están marcados por razonamientos subjetivos y por la expresión de su mundo personal, que conforman una especie de autobiografía espiritual del escritor. En su ensayo En torno al casticismo, Unamuno considera que el verdadero espíritu nacional está encarnado en Castilla. En la España rural, existe una


tradición eterna, una intrahistoria, cuyos protagonistas son las gentes anónimas. Vida de Don Quijote y Sancho. En esta obra se centra en el problema individual y recoge la expresión de la angustia relacionada con al pensamiento de la muerte. Don Quijote representa la búsqueda de la inmortalidad en contra de la verdad racional. Del espíritu trágico de la vida. La búsqueda angustiosa de la inmortalidad personal implica la lucha entre la razón, que nos hace conscientes de nuestra desaparición, y la fe, que apoya el anhelo de inmortalidad.
AZORÍN
Los ensayos de Azorín están divididos en dos temas. Los primeros tratan sobre descripciones planteadas desde una observación melancólica y desasosegada, que encuentra en los pueblos, en las gentes y en Castilla. Los pueblos La ruta


de Don Quijote Castilla.
Los otros ensayos tratan de critica literaria. En ellos nos da sus impresiones sobre obras clásicas españolas.Lecturas españolas, Clásicos y Modernos Al margen de los clásicos.En las primeras décadas del S.XX, surgíó una nueva promoción de pensadores literarios, que tenían un proyecto de reforma y transformación de España. El objetivo era modernizar el país y conseguir el cambio moral de los individuos. Los intelectuales novencentistas son un grupo mas elitista y está vinculado a la alta burguésía, cuyos miembros desplegaron una notable actividad pública: en el periodismo, en la política, en la docencia…Entre los rasgos más destacados del grupo pueden citarse:

1oEuropeismo: identifican Europa con la ciencia, por lo que consideran necesaria la renovación del país,combatir su atraso científico


, por lo que se oponen al casticismo y al patriotismo de los intelectualesanteriores.
2oCientificismo: como solución al atraso de España proponen una formación rigurosa: educar para la razón y la ciencia.
3oNueva sensibilidad vital: proponen vigor, optimismo, alegría, frente al escepticismo y al pesimismo de los escritores anteriores.
4o Reforma política: tratan de racionalizar la vida política. La preocupación que la realidad nacional es masserena y rigurosa e incluye las aportaciones de las ideas de las ciencias humanas.
5oEnsayistico: preferencia por el ensayo como forma de expresión y a la vez muestran una gran preocupaciónpor el estilo con la intención de seducir y persuadir al lector.
Autores: Ortega y Gasset, Manuel Azaña, Gregorio Marañon, Eugenio D ́ors, Ramón Pérez


de Ayala,salvador de Madariaga y Claudio Sánchez Albornoz.
Ortega Y Gasset, JOSÉ
Fue la figura más influyente de la cultura y del pensamiento de las primeras décadas del S.XX; desde su cátedra, desde sus libros, desde la revista de Occidente. Ejercíó el papel de guía intelectual y a él se debe la difusión en España de las más importantes corrientes culturales de esta centuria. Por sus temas podemos dividir los ensayos:
1. Ensayos filosóficos. Entre los conceptos que figuran su pensamiento deben destacarse dos ideas fundamentales: la razón vital y lacircunstancia y perspectivismo. La razón vital es para Ortega la realidad primaria de la vida. La vida es desarrollo, por lo que es distinta de una época a otra, la razón nos da el modo de entender la vida dentro de la historia. Las circunstancias y perspestivismo es para Ortega


la idea de que el yo es inseparable del entorno, de las cosas, de la circunstancia de la que forman parte. Toda circunstancia implica un determinado punto de vista, una perspectiva individual. A este grupo pertenecen dos obras: Meditaciones del Quijote aspira a que las meditaciones nos muevan a la reflexión sobre temas importantes o humildes, pero referidos a las circunstancias españolas. El espectador conjunto de artículos publicados en 8 volúMenes, que tratan diversos temas (arte, cultura,política, historia, sociología…) en general vinculados al presente y a las experiencias personales del autor. El titulo se relaciona con el escritor que reclama el derecho a analizar la realidad desde una perspectiva individual. La verdad es la suma de todas las perspectivas individuales


2. Ensayos sobre las ideas estéticas, recogidos en ideas sobre la novela en donde reflexionan sobre los géneros literarios. La deshumanización del arte en donde advierte que existe un arte que tiende a la deshumanización y que este arte es impopular, pues no va dirigido a todo el mundo, sino a una minoría. Ortega explica las razones de este rechazo.
1aeste arte no refleja la realidad humana como las obras ROMánticas o realistas. 2a esta deshumanizado, el arte se aleja, evita representar la humanización.
3a su fin es el goce estético y rechaza lo sentimental.
4aes intranscendente no le interesa ser considerado un hecho serio.


3 Ensayos sobre ideas sociopolíticas España invertebrada. Ortega analiza el origen social del país en relación con la situación europea. Plantea las soluciones para acabar con la fragmentación de la sociedad española y denuncia los males que hay quecombatir para denunciar el país: errores y abusos políticos, fanatismo religioso, incultura, etc.
La rebelión de las masas. El texto se ocupa del análisis histórico de la relación entre masas y minorías, la rebelión la realizan hombres masa, productos del progreso y de la generalización de los derechos políticos en el mundo moderno. Las minorías selectas son las que impulsan el perfeccionamiento de la sociedad.
RECURSOS ESTILÍSTICOS QUE APARECEN EN SUS OBRAS.
Empieza con el tema y luego procede al análisis


A lo largo del desarrollo introduce, con frecuencia, temas secundarios. Muy preocupado por el estilo y por la necesidad de seducir al lector utiliza muchos recursos expresivos, sobretodo la metáfora. El vocabulario es rico y diverso e incluye cultismos, tecnicismos, neologismos, calcos de términosextranjeros y palabras populares.
El ensayo a partir de 1939. María Zambrano.
Al acabar la Guerra Civil se reprime la mentalidad liberal que había prevalecido durante la República. El nacionalsindicalismo, la ideología dominante, ocupa ahora la vida cultural del país.
Algunos escritores llegan a las filas franquistas tras haber experimentado una atracción más o menos profunda por las vanguardias, el fascismo italiano y la Falange, movimiento que


proclama el sentimiento nacionalista y patriótico, la exaltación del trabajo, la revalorización del paisaje español, el orgullo de la tradición, la justificación de la violencia y la lucha abierta contra comunistas y judíos. Ernesto Jiménez Caballero, Jacinto Miquelarena (1891-1966) o Julio Camba (1882-1962) son buena muestra de ello. También en defensa de los ideales falangistas escriben sus ensayos de juventud Pedro Laín Entralgo (1908-2001), Antonio Tovar (1911-1985) o José Antonio Maravall (1911-1986).
En el grupo de los escritores de artículos periodísticos que exaltan las virtudes de la nueva manera de pensar sobresale la labor de algunos poetas y novelistas, como Rafael Sánchez Mazas (1894-1966), Dionisio Ridruejo (1912-1975), Sebastián Juan Arbó (1902-1984) o Álvaro Cunqueiro (1911-1981). A pesar de todo, tras la fiebre bélica


, muchos de estos escritores evolucionan hacia posturas más liberales y, en algunos casos concretos, llegan a enfrentarse al nuevo régimen.
I. El ensayo filosófico
José Ortega y Gasset sale de España al estallar la Guerra Civil y a su regreso, en 1945, funda en Madrid el Instituto de Humanidades, en colaboración con Julián Marías. El espíritu de Ortega sigue vivo durante mucho tiempo y crea una escuela de pensadores que deja una profunda huella. El talante de esta nueva generación de intelectuales es muy diverso, desde las reflexiones puramente filosóficas de Xavier Zubiri a los estudios con inclinaciones literarias, sociológicas, políticas y psicológicas de María Zambrano, Pedro Laín Entralgo, José Luis López Aranguren y Julían Marías

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