Economía Española 1939-1959: Autarquía, Apertura y el Plan de Estabilización


La Economía Española: Del Aislamiento al Crecimiento con Desequilibrios (1939-1959)

El Modelo Autárquico (1939-1951)

La Guerra Civil Española marcó un quiebre abrupto en la tendencia de crecimiento económico de España. Mientras que Europa tardó solo cinco años en recuperarse de la Segunda Guerra Mundial, a España le costó diez años recuperarse de los daños de la Guerra Civil y del modelo autárquico. Esta diferencia sustancial marca la posguerra española frente a la europea.

La guerra provocó una caída del PIB y de la producción agraria e industrial. Además, generó desorganización productiva, gastos financieros desmesurados, inflación, depreciación y caos monetario. Las consecuencias demográficas incluyeron una mortalidad de medio millón de personas y una caída de la natalidad.

Los Años 40: Aislamiento y Autarquía

Mientras Europa avanzaba hacia la liberalización y la integración económica a partir de 1945, España quedó aislada política y económicamente por dos razones principales:

  • No participó en la Segunda Guerra Mundial, por lo que no tenía infraestructura que reconstruir de ese conflicto.
  • En 1946, tras la fundación de las Naciones Unidas, España no fue admitida.

El modelo autárquico se caracterizó por un intervencionismo total del Estado en la economía, aunque el franquismo nunca abolió la propiedad privada.

Existen dos posibles explicaciones para justificar este modelo de intervencionismo estatal y aislamiento:

  1. La autarquía fue impuesta por las circunstancias: el inicio de la Segunda Guerra Mundial al finalizar la Guerra Civil imposibilitó la apertura al comercio internacional.
  2. El franquismo aprovechó la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial para implementar un modelo autárquico.

La intervención del Estado se manifestó en:

  • Agricultura: Control total, fijación de precios y esfuerzos por aumentar la producción para lograr la autosuficiencia. El Servicio Nacional del Trigo (SNT) fue el organismo encargado de controlar la agricultura.
  • Industria: Sector predilecto del régimen, de fácil control. Se dio preferencia a la industria de bienes de capital sobre la de bienes de consumo.

El Instituto Nacional de Industria (INI), creado en 1941, fue la pieza fundamental de la política industrial, encargado de desarrollar los sectores industriales considerados prioritarios por el franquismo.

La intervención estatal en la industria tuvo efectos negativos tanto para la empresa pública como para la privada (debido, por ejemplo, a las licencias de importación).

En ambos sectores, el control estatal generó distorsiones, ineficiencias, aislamiento del mercado mundial y numerosos problemas.

El control de cambios fue la pieza fundamental del modelo autárquico. En 1939 se creó el Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME), que monopolizó todas las operaciones con divisas y controló absolutamente el comercio exterior.

A partir de 1948, se introdujo un sistema de cambios múltiples, donde el IEME asignaba un tipo de cambio diferente según los intereses del gobierno. El tipo de cambio oficial estaba sobrevalorado por razones políticas, lo que dificultó las exportaciones.

Consecuencias de la Autarquía

A mediados de los años 40, el grado de apertura de la economía española era menor que a mediados del siglo XIX, consecuencia de las medidas autárquicas. El proteccionismo era extremo.

El balance del modelo autárquico fue negativo, excepto por la reducción de la mortalidad infantil. Se produjo una caída en los niveles de vida y un deterioro de los salarios reales.

El mercado laboral cambió radicalmente. El franquismo eliminó los sindicatos libres y creó el Sindicato Vertical.

El consumo agregado sufrió una reducción drástica, debido a la escasez de bienes de consumo y a la baja capacidad adquisitiva de la población. También se produjeron cambios en la función de producción: la economía española de los años 40 utilizaba más trabajo que capital, un rasgo típico de una economía atrasada.

Conclusiones:

El nivel de vida de los españoles cayó profundamente en los años 40 (exceptuando la reducción de la mortalidad infantil). El nivel de renta per cápita de 1935 no se recuperó hasta 1950. La autarquía fue un fracaso: hambre, mercado negro, escasez de bienes de primera necesidad, reversión en el cambio estructural, caída en los niveles de consumo y retorno de la población a las zonas rurales.

La urgencia de un cambio en el modelo económico no surgió de la preocupación por la eficiencia o el malestar de la población, sino del sector exterior. La falta de divisas, el tipo de cambio fijado oficialmente y los bajos niveles de exportación impedían importar los bienes necesarios (materias primas, minerales, etc.). La necesidad de un ajuste, primero interno y luego externo, se hizo evidente a finales de los años 50, culminando en el Plan de Estabilización, impulsado principalmente por la escasez de divisas.

En 1945 terminó la Segunda Guerra Mundial, y en 1946 España quedó aislada diplomáticamente. A partir de 1950, en Europa se crearon organismos supranacionales (CECA, Unión Europea de Pagos), de los que España quedó totalmente al margen.

Apertura Relativa y Crecimiento con Desequilibrios (1951-1959)

La ayuda americana fue crucial. El anticomunismo de Franco lo convirtió en un aliado valioso para Estados Unidos durante la Guerra Fría, especialmente por la creación de la OTAN y el control del Estrecho de Gibraltar. El pacto con EE.UU. en 1953, a cambio de bases militares, proporcionó ayuda a la economía española.

Cambios internos: El régimen inició una tímida liberalización interior (cambio de gobierno en 1951). Se suprimieron las medidas de intervencionismo más extremas, como las cartillas de racionamiento. Se liberalizaron casi totalmente los precios, especialmente los de la electricidad y la mayoría de los alimentos (excepto los cereales). La liberalización de precios eliminó el mercado negro, permitiendo que el mercado funcionara según la oferta y la demanda. Estas reformas de 1951 tuvieron un gran impacto. El pacto con los americanos redujo la incertidumbre.

A partir de 1951, la autarquía pura terminó gracias al pacto con EE.UU., dando lugar a un crecimiento espectacular del 4,8%. Sin embargo, este crecimiento estaba acompañado de muchos desequilibrios (propios de modelos de convergencia).

Este elevado crecimiento se debió al Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). El modelo seguía siendo cerrado, es decir, orientado hacia el interior, creciendo sobre la base de la demanda interna, especialmente de bienes de consumo, a medida que aumentaba la capacidad adquisitiva.

Las debilidades del modelo ISI eran:

  1. La economía seguía estando muy protegida, con altas barreras a la entrada de productos extranjeros, aunque se flexibilizó la importación de bienes de capital, como tecnología.
  2. El Estado seguía interviniendo directamente en la producción de determinados bienes.

Este modelo presentaba un peligro: la economía española producía más bienes, pero con un bajo nivel de eficiencia. El éxito se medía solo en términos de cantidad producida.

El sector agrario fue el que más se benefició del desmantelamiento de los controles extremos de la autarquía.

En los años 50 surgieron dos problemas esenciales que explican el tipo de crecimiento y la necesidad del Plan de Estabilización:

  • Desequilibrio interno: La inflación se disparó. El principal factor explicativo fue el aumento de la oferta monetaria, provocado por el déficit público, a su vez causado por el aumento del gasto público, principalmente en las empresas del INI. Este aumento del gasto público se financió con deuda pública. Los bancos privados fueron obligados a comprar títulos de deuda pública, que luego podían colocar en el Banco de España, el cual establecía la liquidez y el tipo de descuento para la banca privada. Este mecanismo se conoce como pignoración de la deuda pública.
  • Desequilibrio externo: Déficit comercial. Desde 1949, el IEME introdujo el sistema de cambios múltiples, que permitió flexibilizar las importaciones, aplicando un tipo de cambio diferente según el tipo de importación (materias primas esenciales, tecnología, maquinaria, etc.). Este sistema conllevó una devaluación encubierta, que tuvo un efecto positivo pero efímero en la recuperación de las exportaciones, y una elevada propensión importadora. La demanda de importaciones se disparó, ya que el sector industrial necesitaba materias primas, maquinaria y herramientas, pero no había divisas suficientes para pagarlas. Esto se conoce como restricción exterior al crecimiento: no se podía seguir creciendo cuando las reservas de divisas no eran suficientes para pagar las importaciones.

Estos desequilibrios hacían insostenible la situación, lo que llevó al Plan de Estabilización.

El déficit se generaba porque los ingresos eran insuficientes o porque el gasto era muy elevado. Se debía reducir el gasto o aumentar los ingresos. No se podía reducir el gasto público porque no se podía disminuir la partida presupuestaria a las empresas del INI, que seguían siendo un control industrial ineficiente y un lastre para el Estado. Tampoco se podían aumentar los ingresos porque el régimen no tenía interés, debido a la gran resistencia. Por lo tanto, el déficit se financiaba con deuda pública, lo que aumentaba la oferta monetaria.

El desequilibrio externo también era grave. El aumento de la demanda de importaciones, junto con el lento crecimiento de las exportaciones, generaba un déficit comercial. En la España de los años 50, las importaciones superaban a las exportaciones, que eran muy limitadas, principalmente de bienes agrarios. España solo exportaba el 3% de su producción industrial.

A mediados de 1950, la tímida liberalización mostró signos de agotamiento debido a la escasez de divisas (déficit en la balanza de pagos) y al aumento de la inflación. Las huelgas y protestas, un componente político y social, llevaron al franquismo a replantearse la necesidad de un cambio. En 1956, se solucionaron con subidas de salarios por decreto. Un nuevo gobierno en 1957 debía corregir los desequilibrios y asegurar la supervivencia del régimen.

El Plan de Estabilización de 1959

El contexto internacional había cambiado desde el Pacto con EE.UU. En 1957 se creó el Mercado Común Europeo con la firma del Tratado de Roma. Además, la estabilidad monetaria en Europa y en el resto del mundo, garantizada por el sistema de Bretton Woods, favorecía la recuperación del comercio internacional y los movimientos de capitales. Una economía cerrada e intervenida como la española no encajaba en el nuevo orden económico internacional. Las medidas del nuevo gobierno de Franco hasta 1959 fueron impulsadas no solo por la urgencia, sino también por la necesidad de hacer compatible el régimen con el entorno económico internacional.

El gobierno de Ullastres y Navarro Rubio tomó tres medidas fundamentales (aunque insuficientes) antes del Plan de Estabilización:

  1. Retoques en Hacienda (Navarro Rubio): Método heterodoxo. Se diseñó un nuevo sistema fiscal, que no llegó a ser una reforma, volviendo al sistema de cupos pactados con corporaciones industriales y de comercio del siglo XIX, logrando un aumento efímero de la recaudación.
  2. Modificación del tipo de cambio: Se devaluó la peseta de forma no declarada en torno al 18%. La peseta cotizaba en Tánger (mercado libre) a 59 pesetas/dólar, mientras que en España se estableció a 42 pesetas/dólar. Esto tuvo un efecto positivo en la recuperación de las exportaciones. Ullastres puso fin al sistema de tipos de cambio múltiples.
  3. Política monetaria restrictiva: Se eliminó el mecanismo de aumentar la oferta monetaria mediante la emisión de deuda pública, impidiendo que la banca privada colocara deuda pública en el Banco de España a cambio de liquidez. Se restringió la política monetaria subiendo los tipos de interés, aunque de forma moderada.

Estas medidas buscaban acabar con el déficit público, la inflación y la restricción del sector exterior (baja capacidad de exportación y de generación de divisas). Las reformas del bienio pre-estabilizador tuvieron un éxito moderado: la reforma fiscal aumentó la recaudación, pero la inflación no bajó y el déficit comercial siguió siendo elevado. La devaluación de 1957/58 fue tímida, y la abolición del sistema de tipos de cambio múltiples fue ineficaz debido a la aparición de primas y recargos a la importación y exportación. En resumen, las reformas fueron demasiado tímidas y descoordinadas.

Paralelamente, el nuevo gobierno inició un acercamiento a los organismos económicos internacionales para romper el aislamiento de España. En 1958, España ingresó en el FMI y en el Banco Mundial.

El objetivo principal de España a corto plazo era corregir el déficit de la balanza de pagos. A medio y largo plazo, se buscaba evitar una nueva crisis de pagos como la de 1958-59.

El Plan de Estabilización, cuyo nombre oficial es Plan de Estabilización y Liberalización de la Economía Española, tuvo dos componentes fundamentales. La liberalización fue más complicada y radical, y se avanzó más lentamente en ella. Se implementaron tres tipos de medidas:

  1. Políticas coyunturales: Se limitó el gasto público y las emisiones de deuda, y se incrementó el tipo de interés para restringir la oferta monetaria. Se restringió el crédito al sector privado. Se subieron los precios de algunos bienes que aún estaban fijados a niveles muy bajos, y se aumentaron los impuestos indirectos. La inflación se contuvo y el déficit presupuestario desapareció.
  2. Política de apertura al exterior (la más decisiva):
    1. Convertibilidad de la peseta y liberalización del mercado de divisas. Devaluación de la peseta en torno a un 30% (1 dólar = 60 pesetas) e integración en el sistema monetario de Bretton Woods.
    2. Moderada liberalización de las inversiones extranjeras.
  3. Medidas liberalizadoras (las más tímidas): Destinadas a introducir competencia y sustituir la intervención estatal por la iniciativa privada. Se suprimieron organismos interventores y se simplificaron trámites para los empresarios, pero los mercados siguieron estando muy regulados.

El Plan de Estabilización tuvo efectos recesivos a corto plazo. La economía española cayó: el consumo, la inversión y el PIB disminuyeron un 2,5% en el segundo semestre de 1959. El efecto inmediato fue negativo, pero a partir de 1960 se revirtió. Durante este breve periodo, aumentó el desempleo, y la emigración exterior fue una vía de escape. La renta de las familias cayó drásticamente entre 1959 y 1960, cuando las empresas suprimieron, entre otras cosas, las horas extraordinarias.

Sin embargo, la recesión fue breve. Desde mediados de 1960, la economía española inició un periodo de fuerte crecimiento del 7%. Esto no significa que España dejara de tener una economía donde la competitividad, el mercado y la libre iniciativa privada estuvieran estrechamente regulados.

Balance del Plan de Estabilización:

El Plan de Estabilización fue crucial para entender el crecimiento posterior de la economía española. No hubiera sido posible sin las reformas de 1951 (abandono de la autarquía más extrema). El objetivo liberalizador se difuminó pronto con los Planes de Desarrollo de 1960.

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