Federico García Lorca (1898-1936) estudió Letras y Derecho y también Música. En 1919 se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid. En 1929 viajó a Nueva York, experiencia que lo marcó profundamente. En 1932 fundó “La Barraca”, grupo teatral universitario con el que recorríó los pueblos de España representando obras clásicas. El tema del destino trágico da una profunda unidad a su producción teatral y poética. Como poeta, destacan sus obras “Romancero gitano”. Como dramaturgo, destacan sus tres dramas rurales “Bodas de sangre”, “Yerma” y “La casa de Bernarda Alba”. De esta última, vamos a exponer el tema “Ejes temáticos”.
TEMA CENTRAL
El tema central de esta obra es el enfrentamiento entre una madre autoritaria y convencional, representada por Bernarda, y el deseo de libertad, representado por Mª Josefa y Adela. Se trata de un enfrentamiento entre dos actitudes vitales: por un lado, la actitud que defiende la moral tradicional basada en el autoritarismo y las convenciones sociales y, por otro, la actitud que busca la libertad frente a cualquier tipo de imposición. El tema central se plantea desde el comienzo de la obra. Bernarda impone un luto de ocho años y marca rígidamente el comportamiento que han de tener sus hijas en relación con los hombres durante el tiempo de luto, basándose en la autoridad que le concede su posición tras la muerte de su marido. Mª Josefa, su madre, y Adela, una de sus hijas, intentan rebelarse. Las demás hijas se resignan a su suerte, aunque Martirio se enfrenta a su madre en alguna ocasión. Las criadas no se atreven a enfrentarse y murmuran a sus espaldas. Para Bernarda, la hija que no obedece deja de serlo. Pero el impulso amoroso de Adela, su ansia de libertad, es más fuerte que su temor a la autoridad materna. Expresa su voluntad de no acatar las normas impuestas por Bernarda: “mi cuerpo será de quien yo quiera”. Al final de la obra, se enfrenta directamente a su madre, le arrebata el bastón, lo parte en dos, y defiende su recuperada libertad. Pero es muy corto su tiempo de libertad. Su suicidio, último signo de rebelión, cierra definitivamente para sus hermanas el camino a la libertad. Tanto la postura de Adela como la de Mª Josefa resultan estériles. El drama de estas mujeres encerradas se plasma en la ausencia de amor en sus vidas y la imposibilidad de alcanzarlo mientras dure el luto.
TEMAS SECUNDARIOS
La irrupción de Pepe el Romano en este universo cerrado desencadenará las pasiones de las mujeres que desean casarse para ser felices y librarse de su madre. La aceptación por parte de Bernarda del matrimonio entre Angustias y Pepe el Romano desatará el conflicto entre las hermanas. Las vivencias reales del amor sensual de Adela son causa de su enfrentamiento con Martirio. Martirio se enamora del Romano y se enfrenta con Adela en el tercer acto: “¡Lo quiero!”. La hipocresía es otro de los temas recurrentes de la obra. La preocupación por las apariencias se refleja simbólicamente en la obsesión por la limpieza. La criada dice tener “sangre en las manos” de tanto fregar, aunque Bernarda nunca lo encuentra suficiente. Teme lo que puedan decir las mujeres que asisten al pésame. Los sentimientos de odio y envidia presiden las relaciones humanas. García Lorca denuncia las diferencias sociales y el orgullo de clase. La desigualdad es, en cierta medida, la causa del drama, pues Pepe el Romano elige a Angustias por su fortuna. La crítica social predomina en el primer acto. En notoria la marginación de la mujer y el comportamiento femenino basado en la honra y decencia aparentes, con el consiguiente acatamiento de las normas sociales convencionales. La honra que impera en el pueblo plantea, por un lado, un tema de sátira amarga contra esas formas rezagadas de la vida española. Por otro, da a la defensa de esa concepción unas proporciones trascendentales. La añeja concepción de la honra, tal y como se entendía en el Siglo XVIII, tiene plena vigencia para Bernarda.“La casa de Bernarda Alba” se puede reducir al forcejeo de la vitalidad de las hijas y la coyuntura en que combaten la vida y la muerte, el pasado que pesa, y el porvenir que exige. Lo vital y lo mortal forcejean. Aquí, la presencia de la tradición es el luto. Frente a ella, las mujeres gritan su derecho a la vida en distintas formas, pero las convenciones sociales son más fuertes que ese derecho. “Silencio” es la primera y última palabra de Bernarda. Con ella se abre y se cierra la obra. El autoritarismo y las convenciones sociales han vencido definitivamente al deseo de libertad, eje central de este drama de mujeres en los pueblos de España.