Fragmento 1: La Reminiscencia y el Conocimiento Innato
Este fragmento de República/Fedón, de Platón, aborda temas relacionados con la Teoría de las Ideas y la reminiscencia. La idea central es la teoría innatista del conocimiento: conocer es recordar la verdad. Esta se basa en la reminiscencia o recuerdo, justificada por la preexistencia y transmigración de las almas. En las primeras líneas, se menciona la conservación de conceptos innatos que representan las Ideas contempladas. Por lo tanto, los conocimientos son anteriores e independientes a la experiencia, ya que el alma inmortal, que se unió al cuerpo al nacer, vivía antes en el Mundo Inteligible, donde contempló las Ideas.
En las últimas líneas, la Teoría de las Ideas explica la distinción entre dos mundos o realidades: el Mundo Inteligible, superior al Mundo Sensible (o material). Se destaca la inferioridad del Mundo Sensible y su copia imperfecta del Inteligible. Las cosas imitan la Belleza y el Bien, y por ello algo nos parece bonito o feo, no porque el feo se parezca a la idea de fealdad, sino porque está más alejado de la idea de Bien y Belleza. ¿De dónde provienen nuestras ideas, como el bien o la belleza, si no las hemos obtenido en el mundo sensible a través de la experiencia?
Fragmento 2: La Superioridad de la Idea del Bien
Este fragmento de La República, de Platón, reflexiona sobre la superioridad de la Idea del Bien en el Mundo Inteligible. El Bien es la Idea suprema, fundamento de todas las demás, no sometida a ningún otro principio. Es el ser por sí mismo y en sí mismo por excelencia. A partir del Bien, las cosas justas y demás se vuelven útiles y valiosas. Del Bien proceden el Mundo Inteligible y el Mundo Sensible, dando realidad y consistencia a las ideas y a las cosas.
El texto señala que, a pesar de la importancia del Bien, no lo conocemos suficientemente, y si esto ocurre, todo carece de valor. El problema filosófico que se presenta es: ¿cuán importante es la Idea del Bien para conocer el resto de las cosas?
Fragmento 3: Apariencias vs. Realidad
Este fragmento de La República, de Platón, reflexiona sobre las diferencias entre la verdadera realidad y las apariencias, en relación con el Bien, la belleza y la justicia. Las personas se conforman con las apariencias de lo bello o justo, pero el Bien busca la verdadera realidad y se opone a las apariencias del mundo material. Muchos se atienen a las apariencias como si fuesen la belleza y la justicia verdaderas. Sin embargo, no existe una conformidad mediante las apariencias; se buscan cosas buenas, pues la Idea del Bien es la más importante. Respecto a las cosas bellas y justas, que pueden ser discutidas, las cosas buenas no pueden serlo. Nadie se conforma con poseer apariencias, sino que tratamos de encontrar lo real y bueno. Lo bueno se busca en su esencia, no en su apariencia, pues el Bien es la Idea Suprema y el fundamento de los valores. El problema filosófico es: ¿cómo diferenciamos las apariencias de la verdadera realidad?
El Pensamiento Platónico: Alma, Cuerpo y Conocimiento
Para responder a estas cuestiones, es necesario situarse en el contexto del pensamiento platónico. En este fragmento de Fedón/República, Platón explora el tema del alma y el conocimiento. Según Platón, la verdadera realidad no se encuentra en el Mundo Sensible (material), sino en el Mundo Inteligible, conocido solo por la razón e inteligencia (los ojos del alma). Este mundo es inmaterial, eterno y perfecto. A diferencia del mundo que percibimos con los sentidos, que está lleno de apariencias.
Para Platón, el cuerpo es la cárcel del alma, ya que el alma es la única que conoce el Mundo de las Ideas debido a su preexistencia. El alma es inmortal y vivía en otro mundo antes de unirse al cuerpo, pero al nacer lo olvida. Solo empieza a recordar mediante el raciocinio, superando los sentidos y liberándose de la cárcel del cuerpo a través de la práctica de la virtud. A esto se le llama reminiscencia.
Platón también describe el alma tripartita en el mito del carro alado: un carro conducido por un auriga (alma racional) y tirado por dos caballos: uno blanco (alma irascible, pasiones nobles) y uno negro (alma concupiscible, bajas pasiones). El alma racional, la más noble, busca la verdad, pero el caballo negro (bajas pasiones) dificulta el ascenso. Para Platón, el alma racional es inmortal.
La relación alma-cuerpo es accidental y temporal. El alma puede dominar el cuerpo, logrando la liberación en forma de purificación, mediante la renuncia al Mundo Sensible y el conocimiento racional de lo Inteligible. Así, el alma consigue sabiduría y virtud.
El Dualismo Ontológico y la Teoría de las Ideas
Este conocimiento racional se obtiene gracias al dualismo ontológico y la Teoría de las Ideas. Platón distingue dos tipos de conocimiento: doxa (basado en los sentidos) y episteme (verdadero, basado en la razón). Dentro de la doxa: conjetura (menor grado de conocimiento) y creencia (conocimiento perceptivo). Dentro de la episteme: pensamiento discursivo (ciencias matemáticas) e inteligencia pura (captación de esencias sin los sentidos).
La Teoría de las Ideas se funda en el pensamiento de Sócrates, quien se oponía a los sofistas. Platón busca el bien permanente y desarrolla la Teoría de las Ideas, que remite al dualismo ontológico. El Mundo Sensible es una copia imperfecta del Mundo Inteligible (inmaterial, eterno, perfecto).
Teoría Política de Platón
Platón, en contra de los sofistas, defiende el carácter natural de la sociedad, posible gracias a la ciudad-estado. Propone un Estado tripartito, con tres clases sociales que se corresponden con las partes del alma:
- Gobernantes (alma racional): dirigen con prudencia, conocen el Bien.
- Guardianes (alma irascible): defienden con fortaleza.
- Artesanos (alma concupiscible): producen con templanza.
La justicia garantiza la unidad y fuerza del Estado. Los gobernantes deben ser filósofos, los únicos cualificados para dirigir y acceder al Bien. La educación es clave: un sistema selectivo en tres ciclos para llegar a contemplar el Bien e implantarlo en la realidad. La forma política ideal es la aristocracia (de la virtud y el saber). Platón describe una degeneración de las formas políticas cuando la educación falla, culminando en la tiranía.
El Problema del Conocimiento: Platón vs. Sofistas
El problema filosófico en Fedón/República se centra en la Teoría de las Ideas y la reminiscencia: la existencia de un alma inmortal, fuente de nuestras ideas. El verdadero conocimiento es intelectual, parte de la razón, no de la experiencia ni los sentidos. Las percepciones pertenecen al Mundo Sensible, imperfecto y cambiante.
En contraste, los sofistas creen que el conocimiento no es universal, sino que depende de las opiniones y percepciones. La verdad es cambiante y no existe una verdad absoluta. Este relativismo se opone a la visión platónica de una realidad trascendente en el Mundo Inteligible, donde las Ideas son inmutables y eternas, conocidas gracias al alma. La oposición se centra en la posibilidad de conocer la verdad. Los sofistas se basan en la opinión de las masas, mientras que Platón defiende un conocimiento trascendental, accesible mediante el raciocinio y la sabiduría.