El Arte Barroco: Tenebrismo, Baldaquino y Trampantojo


El Arte Barroco

Tenebrismo

El adjetivo tenebrista se debe al manejo virtuoso del claroscuro, técnica que ya se conocía, pero que se usaba con mesura. Es una técnica pictórica consistente en acentuar los contrastes entre zonas iluminadas y zonas en sombra. Así aparecen fondos neutros que se pierden en la oscuridad, donde no se intuye ningún espacio, y en contraste, se realizan violentamente los rostros, manos, telas con focos de luz laterales y diagonales, que muchas veces entran por una ventana e inciden sobre la superficie aplanando su volumen y creando un ritmo interno de la composición basada en el juego lumínico.

La figura más representativa fue Caravaggio, pintor Barroco italiano, cuya forma de pintar revolucionó el arte. Buscó la intensidad efectista a través de contrastes de claroscuro que esculpen las figuras y los objetos con gran realismo. Esta técnica incidió en la pintura Hispana del siglo XVII siendo el más destacado español José de Ribera.

Barroco

Corriente artística que se desarrolla durante el siglo XVII y principios del siglo XVIII. Nace en Italia y se extiende a otros países europeos como Francia y España. En su desarrollo influyen:

  • La aparición de la Contrarreforma como reacción de la iglesia católica frente al Protestantismo. El arte difundirá los valores religiosos perdidos.
  • El desarrollo de las monarquías absolutas que a través del arte intentan transmitir una imagen de poder.
  • La importancia de la literatura y el teatro, que impregna en campo artístico, y las crisis, guerra y violencia que refleja el dolor y la muerte.

Todo esto va a caracterizar un estilo anticlásico, menos racional y más apasionado. El arte se vuelve dinámico, teatral, efectista, busca sorprender y asombrar, el realismo se recrudece y se hace violento. Se potencian los contrastes y el desequilibrio. Entre los artistas más destacados sobresale Bernini y Caravaggio en Italia y Velázquez en España.

Baldaquino

Es una especie de templete formado por cuatro columnas que sostienen una cúpula o dosel plano, destinado a cobijar el altar cuando tiene posición aislada.

Uno de los más conocidos es el Baldaquino de San Pedro de Bernini (Roma), construcción apoyada sobre cuatro columnas salomónicas de capiteles corintios que le dan un carácter dinámico. Está realizado en bronce dorado que fue arrancado de los cuarterones que adornaban el antiguo Panteón Romano. A mitad de camino entre arquitectura y escultura no rompe la perspectiva del interior de la iglesia ni limita la percepción del inmenso espacio del crucero y de la Cúpula de San Pedro.

Mediante una escenografía típicamente barroca y un mensaje sencillo se exalta la figura del Papa con la presencia del Espíritu Santo representado como paloma dorada en la cubierta del Baldaquino.

Murillo

Murillo Bartolomé (1618-1782) Pintor barroco español (siglo XVII) nacido en Sevilla, donde desarrolló toda su obra, a lo largo de una vida sencilla y de gran éxito profesional. Sus primeras obras (Sagrada Familia del Pajarito) muestran cierta influencia tenebrista, dotando a las escenas de un encanto característico. Con el tiempo, su estilo fue adquiriendo una técnica cada vez más suelta y vaporosa, de colores ricos en tonalidades doradas. En su pintura predominan los temas religiosos, sobre todo los relacionados con la Virgen y el niño Jesús a los que trata con gran delicadeza. Hay que mencionar también sus pinturas de género, la mayoría con niños pobres de la calle como protagonistas. Murillo fue uno de los mejores intérpretes del sentimiento católico de su época y al mismo tiempo anticipó en algunas de sus obras los gustos estéticos del siglo XVIII.

Entre sus obras más importantes destacan Joven Mendigo, Mujeres en la ventana o El martirio de San Andrés.

Trampantojo

Se traduce por ‘trampa para los ojos’. Es una técnica ilusionista que intenta engañar a la vista jugando con el entorno, la perspectiva, el sombreado y otros efectos ópticos. Se suele emplear en pinturas murales de gran realismo diseñadas con una perspectiva que, al observarla desde determinados puntos de vista hace creer al espectador que el fondo se proyecta más allá del muro o del techo, incluso las figuras representadas sobresalen. Puede estar en interiores o exteriores.

Desde la pintura pompeyana se ha empleado para la ficción de calidades no presentes. En el renacimiento también se recurrió a esta técnica, pero será en el barroco donde haya su máxima aplicación. Un ejemplo lo encontramos en la cúpula de la Cámara de los esposos de Mantegna.

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