El Arte Románico: Arquitectura Religiosa


Características Generales

Las iglesias románicas se caracterizan por su planta basilical, generalmente de tres a cinco naves. Se recuperó el transepto, un espacio aparecido en las primeras iglesias paleocristianas, compuesto por una o más naves que cruzan perpendicularmente el cuerpo longitudinal. De esta manera se consigue una forma simbólica de cruz. Sus brazos acaban en fachadas con portadas monumentales y tienen capillas dedicadas a cultos particulares.

En los muros que separan las naves se distinguen las arquerías, que comunican la nave central con las laterales, y la tribuna, un corredor superior en el que se abren pequeñas ventanas por las que se filtra parte de la luz que ilumina el interior.

En el lugar de encuentro entre la nave central y la del transepto se halla el crucero, cubierto habitualmente por un cimborrio, torre que hace las veces de cúpula. Los cimborrios más destacados son los de la catedral vieja de Salamanca, el de la catedral de Zamora y los de las iglesias de Toro y San Martín de Frómista.

El Deambulatorio y la Cabecera

Además del ábside semicircular o poligonal habitual, en estos centros de peregrinación –como la catedral de Toulouse en Francia y la de Santiago de Compostela en España– se idea el deambulatorio o girola, un pasillo semicircular que prolonga las naves laterales rodeando la parte posterior del presbiterio, en el cual se abren pequeñas capillas radiales o absidiolos.

Este pasillo facilitaba el tránsito de los peregrinos dentro de la iglesia cuando iban a venerar las reliquias del santo, guardadas en la cripta cubierta con bóveda, bajo el presbiterio. A partir de la estructura primitiva paleocristiana, algunas iglesias construyeron un espacio llamado nártex, utilizado como atrio de entrada al edificio.

De los tres elementos que configuran la cabecera de los templos románicos –el ábside, el presbiterio (donde se situaban el coro y el altar mayor) y el transepto–, fue el ábside el que desarrolló una formulación más innovadora para responder a las necesidades de los peregrinos que visitaban los santuarios y las catedrales.

Elementos Sustentantes y Cubiertas

En lo que se refiere a elementos sustentantes, en las iglesias prerrománicas predomina el macizo sobre el vano. Se generalizará la cubierta de piedra curvilínea (bóvedas) por razones de seguridad y estética: protección contra incendios y mayor solidez. El desarrollo de estas bóvedas es un gran logro para el estilo. Una clasificación sería:

  • Bóveda de cañón en la nave central, reforzada por arcos fajones.
  • Bóveda de arista para las naves laterales.
  • Bóveda de cuarto de esfera para los ábsides.
  • Cúpula de media naranja en el centro del crucero.

Estas cubiertas curvilíneas se remataban con techumbres a dos aguas o de una vertiente.

La pesadez del techo obligaba a los arquitectos a utilizar muros muy anchos, que se reforzaron con fuertes pilares adosados en el exterior llamados contrafuertes. Están formados por arcos concéntricos y progresivamente rehundidos. Cada uno de ellos recibe el nombre de arquivolta y cada una se apoya en su respectivo pilar o jamba. Encontramos diversos tipos: cuadrado, cruciforme o compuesto. Este último resulta de adosar al pilar una serie de pilastras, columnas (baquetones) o medias columnas.

Torres y Espadañas

Además del cimborrio, también destacan las dos torres campanario que flanquean la fachada occidental, aunque algunas veces se colocaban en los laterales, cerca del transepto. Tienen planta cuadrada y rectangular, aunque hay poligonales y cilíndricas.

Otras veces, en iglesias pequeñas, el campanario es la prolongación del muro de la fachada, al que se le abren unos espacios para colocar las campanas; esta construcción se conoce como espadaña.

Simbolismo

También hay que destacar la significación simbólica de las iglesias románicas:

  • Planta de cruz latina – cuerpo de Cristo.
  • El espacio cuadrado al que da lugar el crucero – 4 evangelistas.
  • Cúpula central – paralelismo con la bóveda celeste.
  • Muros – pueblo cristiano.

El Románico en Italia

En Italia, el arte románico estuvo muy condicionado por la antigüedad clásica y la cultura bizantina, y adoptó un estilo singular y muy distinto al descrito anteriormente. Sus rasgos más significativos fueron: el uso del ladrillo y el aprovechamiento de materiales antiguos (mármoles), las grandes naves cubiertas con bóveda, la preferencia por la decoración mural y la independencia física de los tres edificios catedralicios: catedral, baptisterio –de planta circular– y campanario. Un ejemplo de esta distribución es el conjunto de la catedral de Pisa.

El Románico en la Península Ibérica

En la Península Ibérica hay que distinguir:

  • Cataluña. Recibe el primer románico del sur de Francia y del norte de Italia. Ejemplos importantes catalanes son la iglesia de San Vicente de Cardona y San Clemente de Tahull.
  • Aragón. Por su magnificencia, la catedral de San Pedro de Jaca, así como San Pedro de Lárrede y la catedral de Roda de Isábena.
  • Castilla. San Martín de Frómista, Santillana del Mar, San Esteban de Segovia y San Vicente de Ávila.
  • Galicia. Además de Santiago de Compostela, cabe mencionar las catedrales de Tuy y Ourense.

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