El Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
Tras las elecciones de noviembre de 1933, la oposición al gobierno republicano-socialista se canalizó en dos direcciones. Por un lado, el intento de golpe de Estado del general Sanjurjo en 1932, que fracasó y le valió una condena a cadena perpetua. Por otro, la organización política en partidos conservadores como la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas, liderada por Herrera Oria y Gil Robles), las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, de Ledesma Ramos), la Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera) y Renovación Española (de sesgo monárquico, con Calvo Sotelo al frente).
En 1933, en Casas Viejas (Cádiz), se produjo una insurrección dirigida por la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) que llegó a tomar el cuartel de la Guardia Civil. Se enviaron efectivos de este cuerpo, junto con la Guardia de Asalto, que emplearon una violencia extrema para controlar el pueblo, con tiroteos y la quema de insurgentes. Estos hechos provocaron un escándalo en el Parlamento y una pérdida de popularidad de Manuel Azaña. Se produjo una ruptura entre republicanos y socialistas, debido a la pérdida del apoyo ciudadano y al radicalismo creciente en sectores del PSOE. Esto provocó la dimisión de Azaña y la convocatoria de elecciones anticipadas en noviembre de 1933.
Las Elecciones de 1933 y el Gobierno de Coalición
Las elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio universal, incluyendo el voto femenino, dieron como vencedora a la CEDA de Gil Robles. Sin embargo, no obtuvo la mayoría absoluta, por lo que pactó para gobernar con el Partido Radical de Lerroux (centro-derecha). El PSOE y Azaña sufrieron un descalabro electoral. El presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, eligió a Lerroux como presidente del gobierno, quien formó un gabinete sin ministros de la CEDA, pero con su apoyo parlamentario.
El nuevo gobierno perdonó a los participantes del fallido golpe de Estado de Sanjurjo, paralizó el estatuto vasco, mantuvo las subvenciones del Estado a la Iglesia y paralizó la reforma agraria. Nombró a generales conservadores en puestos clave: Franco como jefe del Estado Mayor y Mola como jefe de las tropas de Marruecos. La izquierda acusó al nuevo gobierno de antirrepublicano, temiendo una involución de las derechas al estilo de Hitler en Alemania o Mussolini en Italia.
La Revolución de Asturias de 1934
En octubre de 1934, tres ministros de la CEDA entraron a formar parte del gobierno. La izquierda consideró que esto era una deriva hacia el fascismo y se opuso. El PSOE, junto con otras organizaciones como la UGT (Unión General de Trabajadores), el PCE (Partido Comunista de España), la CNT en Asturias y la Esquerra Republicana de Catalunya, organizaron un levantamiento contra el gobierno.
La UGT, sin la participación de la CNT, convocó huelgas generales en las grandes ciudades, que fracasaron. Los hechos alcanzaron mayor relevancia en Asturias, donde los comités obreros tomaron el poder con un fuerte sesgo anticlerical, incendiando iglesias y asesinando a clérigos. La sublevación fue reprimida por el ejército, dirigido por Franco. En Barcelona, el líder de Esquerra y presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el Estat Català dentro de la República Federal Española. Las tropas republicanas del general Batet terminaron con la propuesta. El Estatuto de Autonomía de Cataluña fue suspendido y Companys, junto con su gobierno, fueron detenidos.
Las consecuencias de la Revolución de 1934 fueron numerosas muertes y detenciones. Se encarceló a dirigentes políticos de izquierda, como Azaña o Largo Caballero. Indalecio Prieto se exilió.
El Fin del Bienio Radical-Cedista y el Escándalo del Estraperlo
Los gobiernos de derecha no supieron aprovechar la situación para consolidar su mandato. Varios escándalos de corrupción dañaron al gobierno de Lerroux. El más significativo fue el del estraperlo, en el que tres empresarios alemanes sobornaron a altos cargos para que instalaran una ruleta en el Casino de San Sebastián. El juego fue prohibido por la policía por considerarlo fraudulento. Este escándalo supuso el fin de la coalición entre la CEDA y el Partido Radical, y se convocaron nuevas elecciones en noviembre de 1935.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
Para las elecciones del 16 de febrero de 1936, la izquierda se presentó en una coalición llamada Frente Popular, encabezada por Manuel Azaña. Ganó con un margen de votos ajustado, pero la ley electoral le otorgó el 75% de los escaños. Los partidos de centro se hundieron. El acuerdo implicaba la formación de un gobierno únicamente de republicanos, con el apoyo parlamentario de los socialistas.
Alcalá-Zamora fue destituido como presidente de la República por Azaña, y Santiago Casares Quiroga fue nombrado nuevo presidente del gobierno. Se concedió una amnistía a los implicados en la Revolución de 1934, se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña, se aceleró la aplicación de la Ley de Reforma Agraria y se ilegalizó la Falange, que había obtenido pocos votos en las elecciones y cuyo líder, José Antonio Primo de Rivera, fue detenido.
Se alejó del poder a militares conservadores: Franco fue destinado a Canarias y Mola a Navarra. La división política y social era evidente. Todo ello provocó la quiebra de empresas y el aumento del paro. Aumentaron las huelgas, los enfrentamientos entre izquierdistas y falangistas, y los ataques a instituciones y representantes de la Iglesia.
La Escalada de la Tensión y el Asesinato de Calvo Sotelo
Gil Robles denunció en el Parlamento los desórdenes habidos: iglesias destruidas, incendios y destrozos, muertos y heridos, centros políticos destruidos, huelgas, periódicos destruidos, artefactos explosivos, etc. La conflictividad social tuvo su punto culminante en abril. La violencia dialéctica entre Gil Robles y Casares Quiroga aumentaba en el Parlamento día a día.
En uno de estos tumultos, murió el teniente de la Guardia de Asalto José Castillo, a manos de, presuntamente, falangistas o carlistas. Como respuesta, un grupo de sus compañeros, junto con un socialista de la Motorizada (cuerpo paramilitar socialista), fueron a casa del líder de la oposición, Calvo Sotelo (Bloque Nacional), lo detuvieron con una orden judicial falsa y lo asesinaron a disparos a manos de Luis Cuenca, escolta de Indalecio Prieto. Este hecho fue decisivo para que los militares conservadores se alzasen contra la República, el 17 de julio de 1936 en Melilla. El día 18, la insurrección se extendió a la península. La Guerra Civil había comenzado.