Capítulo I
Se llamaba Alfonso Quijana. En un lugar de La Mancha vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Tenía la edad de 50 años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Su sobrenombre era Quijada.
En su casa tenía una ama que pasaba de los 40 años, una sobrina que no llegaba a los 20 y un mozo de campo y plaza. Le gustaba leer libros de caballería. Le gustaron tanto que vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballería. El cura era un hombre doctor y graduado en Sigüenza. Él decidió hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar aventuras. Lo primero que hizo fue limpiar unas armas de sus bisabuelos. Le puso a su caballo Rocinante, nombre, a su parecer, alto, sonoro y superior a todos los rocines del mundo. Quiso cambiarse el nombre y tardó 8 días en ponerse Don Quijote de la Mancha, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria.
Se cree que en un lugar cerca del suyo se había enamorado de Aldonza Lorenzo, y vino a llamarla Dulcinea del Toboso, nombre a su parecer músico y peregrino.
Capítulo II
Salió una mañana antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio. Subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo campo de Montiel.
Casi todo el día caminando vio, no lejos de donde estaba, una venta, pero él imaginó que era un castillo y que había dos doncellas afuera. Porqueros eran los que andaban recogiendo de unos rastrojos una manada de puercos. El ventero le ofreció comida, un lugar para dejar el caballo y un buen lugar para dormir. Cuando le sirvieron la comida, llegó un castrador de puercos tocando música y él pensó que estaba en un castillo famoso, que le servían comida con música y que el abadejo eran truchas, el pan candeal, y las mozas, doncellas.
Capítulo III
Don Quijote le pidió al ventero que lo nombrara caballero. Para que se pudiera nombrar caballero, sus armas tenían que velarse en la capilla, pero como no había, porque supuestamente la estaban reconstruyendo, las pusieron a velar en el patio.
Don Quijote pasó todo el día vigilando sus armas para que no se las robaran.
Don Quijote se tuvo que enfrentar con dos hombres ya que querían robarle las armas. Les pegó con una lanza a los dos.
Una de las mozas se llamaba Tolosa y la otra Molinera. Él decidió ponerles doña.
Capítulo IV
Don Quijote se va de la venta y se devuelve al pueblo a recoger dinero y a buscar un escudero. Por el camino escuchó la voz de un niño. Fue y vio atada una yegua a una encina y atado en otra a un muchacho. El muchacho se llamaba Andrés. Tenía 15 años, estaba atado por Juan Haldudo, el rico, el vecino del Quintanar. Estaba atado porque siempre perdía una oveja. Pero el señor le debía 9 meses y cada mes eran 7 reales y en total 63 reales. Don Quijote siguió su camino y encontró cuatro lugares, soltó a Rocinante y se fue a un lugar donde habían unos mercaderes. Eran seis. Se encuentra a dos y les cuenta la belleza de su amada Dulcinea. Lo empezaron a molestar y Don Quijote se molestó y cuando sacó su lanza, Rocinante se tropezó y no se pudo levantar por las armas tan pesadas. Los mercaderes lo atacaron y le rompieron la lanza.
Capítulo V
Don Quijote estaba tirado con su caballo y pasó un labrador vecino suyo. Don Quijote creyó que era el Marqués de Mantua. El labrador se llamaba Pedro Alonso. Él lo llevó a su casa donde estaban su sobrina, el cura y el barbero. El cura se llamaba Pedro Pérez. El barbero se llamaba Nicolás. Don Quijote decía que llamaran a la sabia Urganda que curara y sanara sus heridas. Don Quijote decía que combatió con diez gigantes.
Después el labrador les explicó a los demás lo que Don Quijote había estado diciendo durante todo el viaje.
Capítulo VI
El cura y el barbero le pidieron la llave a su ama de la biblioteca de Don Quijote donde tenía todos los libros de caballería. Los iban a quemar en el corral para que nadie se pudiera molestar. Empezaron a quemar los libros de caballería excepto los del Amadis de Gaula.
Cuando terminaron de quemar todos los libros de caballería quedaron unos libros de pastores y de poesía. La sobrina dijo que mejor los quemaran porque después le daba por leer esos libros y se enfermaría de nuevo, que mejor se quemaran todos. No quemaron todos debido a que algunos eran de amigos escritores o porque querían leerlos entre ellos.
Capítulo VII
Don Quijote se despertó dando voces, ya que estaba delirando y se creía que estaba luchando con muchos enemigos. Estuvo 15 días tranquilo hablando con el cura y el barbero. Cuando Don Quijote fue a buscar sus libros no los encontró y sus amigos le dijeron a su ama que se los había llevado un encantador. Pero cuando Don Quijote le dijo que dónde estaban los libros, su ama le dijo que se los llevó el diablo. Pero como estaba cerca su sobrina le dijo que fue un encantador.
A Don Quijote se le metió en la cabeza que fue el sabio Muñatón, que era un mal viejo enemigo suyo. Un día decidió buscar un labrador como escudero que se llamaba Sancho Panza. Una noche decidieron salir para que nadie se diera cuenta. Tomaron el camino que tomó en su primer viaje que fue por el campo de Montiel. La esposa de Sancho Panza se llamaba Juana Gutiérrez y tenía hijos.
Capítulo VIII
Don Quijote se encuentra con unos 30 o 40 molinos de viento, pero él se imagina que eran gigantes que le había puesto su enemigo el sabio Frestón. Don Quijote se tropieza porque cuando él fue a atacarlos se vino un viento que lo hizo tropezar y se le quebró la lanza, pero él se recordó de uno de sus libros de un caballero que repuso su lanza con un tronco y así lo hizo Don Quijote.
Al día siguiente disponían ir a Puerto Lápice en busca de aventuras, por el camino se encuentra a dos frailes (monjes) y atrás una señora vizcaína y Don Quijote creyó que llevaban secuestrada a una princesa. Don Quijote ataca a los dos frailes pero uno se cayó al suelo, Sancho amablemente fue a ayudarlo pero dos mozos arremeten contra él y lo dejan inconsciente. Don Quijote, cuando fue a hablarle a la señora, el escudero de la señora arremetió contra Don Quijote y tuvieron una pelea y el escudo del escudero era una almohada. Pero así el escudero dejó a Don Quijote herido de un hombro.
Capítulo IX
Cervantes nos cuenta cómo continúa la historia entre la lucha de Don Quijote y el vizcaíno. Así pues, estaban peleando ambos caballeros y el vizcaíno ataca hiriéndolo en una oreja y en el hombro. Don Quijote enfurecido ataca al vizcaíno en la cara y después lo apunta a sus ojos con la espada, pero como el vizcaíno no podía hablar, la muchacha le dice que por favor le perdone la vida, entonces Don Quijote le dice que él se la perdona si él va a presentar sus respetos a la amada de Don Quijote. El vizcaíno tenía en un pie: Don Sancho de Azpeitia, que seguro era su nombre.
Capítulo X
Don Quijote y Sancho decidieron reanudar su camino. Sancho, pensando que Don Quijote había ganado dinero por la batalla, le pregunta por el reino del cual él iba a gobernar, pero Don Quijote le dice que por un hombre no pudiera obtener dinero. Por el camino Sancho le dice a Don Quijote que lo va a curar de la oreja con un bálsamo que tiene, pero Don Quijote le dice que él le va a enseñar a hacer un bálsamo mejor. Mientras tanto estaban pensando dónde se podían dormir esa noche, Sancho saca para cenar: cebolla, pan y queso. Sancho le confiesa a Don Quijote que él no sabe leer ni escribir. Al no encontrar ningún pueblo cercano decidieron quedarse en unas chozas de unos cabreros.
Capítulo XI
Cuando Sancho estaba acomodando el caballo y el burro, olió cabra asada y cuando vio a unos cabreros que estaban comiendo, ellos le ofrecieron comida y hasta para dormir. Sancho no quiso, pero como Don Quijote le dijo que comiera, él comió. Cuando Don Quijote estaba comiendo bellotas, se recordó a la época dorada. Un amigo de los cabreros llegó y les empezó a cantar un romance. Al terminar Don Quijote le dice a Sancho que lo cure de la oreja porque le duele. Y un cabrero le curó la oreja a Don Quijote con hojas de romero que masticó y las mezcló con un poco de sal, y así se la aplicó en la oreja y se la vendó muy bien.
Capítulo XII
Un cabrero está anunciando la muerte de un pastor llamado Grisóstomo y de los amores de una moza muy hermosa llamada Marcela que era la hija de un labrador rico. El cabrero empezó a contar de los amores de Marcela, que siempre rechazaba a todos los hombres. El cabrero le dice que duerma a Don Quijote debajo del techado, pero Sancho le dijo a Pedro, que era el cabrero, que Don Quijote durmiera en la choza.
Capítulo XIII
Don Quijote va de camino al entierro y se encuentra con unos pastores. Los pastores le preguntan a Don Quijote que por qué iba tan armado en una tierra tan tranquila. Don Quijote les explicó lo de los caballeros andantes. Uno de ellos se volvió y le dijo que él leyó un libro de caballería y que ellos nunca se encomendaban a Dios sino a sus amadas. Entonces Don Quijote les explicó que todas las victorias se las dedicaban a sus amadas. Vivaldo era uno de los pastores. Los pastores pensaron que Don Quijote estaba loco. Cuando llegaron al lugar del entierro vieron que Crisóstomo (el pastor muerto), estaba en un baúl lleno de papeles. Uno de los pastores cogió uno de los papeles en donde había escrito sus últimos versos Crisóstomo.
Capítulo XIV
La canción de Crisóstomo expresa los sentimientos de Crisóstomo en su etapa final de vida en la que contaba cómo su amor hacia Marcela no era correspondido ya que él le ofrecía todo su amor y que ella lo rechazaba. En la canción se repetían palabras como: celos, ausente, desengaño, mil heridas dentro de su corazón y belleza física. Al acabar esta canción, apareció Marcela diciendo que ella no tenía culpa de la muerte de Crisóstomo. También dijo que él era libre y también dijo que ella vivía en las montañas para no molestar a nadie y para vivir sola. Cuando terminaron todo Don Quijote se despidió de todos y un pastor le dijo que por qué no iba a Sevilla que era tierra de grandes aventuras, pero Don Quijote decidió ir detrás de Marcela.
Capítulo XV
Don Quijote caminó con su escudero Sancho dos horas pero no vieron a Marcela. Ellos pararon en un prado lleno de fresca hierba. A los yangüeses les gustaba ir a los lugares donde había hierbas frescas y aguas. Los yangüeses empezaron a golpear a Rocinante, pero Don Quijote no se dejó y le abrió un sayo de cuero de un vestido de uno de los yangüeses. Los yangüeses eran como 20, por lo tanto dejaron a Don Quijote y a Sancho apaleados. Sancho le dijo a Don Quijote que si no le podía dar dos tragos de una bebida del feo Blas, que servían para quebramientos de los huesos.
Don Quijote le dijo a Sancho que lo pusiera en el asno y que fueran a buscar un lugar donde quedarse porque la noche se acercaba. Cuando fueron caminando vieron una venta, pero Don Quijote se imaginó que era un castillo.
Capítulo XVI
Una vez que ya hubieron entrado en la venta fueron atendidos por la mujer del ventero y la hija, que le pusieron a Don Quijote una cama muy mal hecha. A Sancho le atendió la sirvienta, que le puso una cama peor todavía que la de Don Quijote. Cuando hubieron acabado de curarles les dejaron ir a sus respectivas camas para descansar, pero en su misma habitación había otra persona, un harriero, el cual había quedado por la noche con la sirvienta. De esta manera a la hora de la cita entraba la sirvienta a la habitación y Don Quijote, creyéndose que era una hermosa dama, la cogió de las manos y la comenzó a alabar (según palabras de Cervantes la mujer era enormemente fea). Al poco rato escuchó esto el harriero y sigilosamente se acercó a Don Quijote y comenzó a darle golpes en la espalda. La cama, al no ser de muy buena calidad, se cayó y produjo un ruido que despertó al ventero, que pensó que era la criada que había hecho una de las suyas. La criada se escondió en la cama de Sancho con la mala fortuna de que este comenzó a pegarla, al ver esto el harriero y el ventero comenzaron a pegar a Sancho. Un cuadrillero que estaba durmiendo en una habitación cercana se despertó con todos estos ruidos y se acercó para ver qué sucedía, al ver a Don Quijote tumbado en el suelo y con sangre en la espalda se lo dijo rápidamente a todos los que en esa habitación se encontraban. Todos dejaron de golpearse mutuamente y se fueron de la habitación, quedando allí Don Quijote, Sancho y el cuadrillero, que fue a buscar un candil para ver mejor dentro de la habitación.
Capítulo XVII
Don Quijote le pidió a Sancho unos ingredientes para fabricar una poción mágica que le curaría totalmente de sus males físicos. Cuando dicha poción se encontraba realizada, Don Quijote se la bebió produciéndole grandes arcadas y vómitos, a su vez Don Quijote pedía que le dejaran dormir en paz. Al despertarse, Don Quijote se creía que se encontraba curado del todo y así se lo hizo saber a Sancho. Sancho, al observar el resultado, también quiso beber de esa extraña poción, y también a él le produjo grandes arcadas y vómitos, solo que a Sancho no le produjo ningún efecto beneficioso. Don Quijote dijo que a Sancho no le podía hacer ningún efecto bueno ya que la poción solo era para caballeros y Sancho no era caballero.
Capítulo XVIII
Don Quijote llegó a la conclusión de que esas humaredas procedían de dos ejércitos que se estaban enfrentando. Don Quijote y Sancho se subieron a una colina para ver mejor la supuesta batalla, y una vez allí Don Quijote comenzó a nombrar personajes famosos, describiendo la batalla y las armas que llevaba cada ejército. Cuando ya estaban más cerca, Sancho se percató de que las humaredas procedían de unos rebaños de ovejas y se lo hizo saber a Don Quijote, pero este se empeñó en que eran ejércitos y se abalanzó sobre las ovejas. Los pastores le empezaron a tirar piedras causándole heridas y rompiéndole alguna muela.
Capítulo XIX
Don Quijote les preguntó que de dónde venían, entonces la mula de uno de ellos se asustó y tiró al suelo al hombre que la montaba y todos los demás huyeron. Don Quijote enojado apuntó con su lanza al hombre que se encontraba en el suelo y le volvió a preguntar que de dónde venían. El hombre le dijo que era un religioso y lo que llevaban era un muerto. Así Don Quijote llamó a Sancho. Sancho, a su vez, presentó a Don Quijote como «El Caballero de la Triste Figura» y Sancho, ante la curiosidad del monje del porqué de ese nombre, dijo que era porque no tenía muelas y porque la cara la tenía muy delgada de no haber comido en todo el día. Así se despidieron del monje y se fueron a un prado a comer los alimentos que habían «robado».
Capítulo XX
Una vez dijo esto, Don Quijote le dijo a Sancho que esperase ahí durante 3 días y que si en ese plazo no volvía que regresara a la aldea y le dijese a su amada Dulcinea que su amado caballero había muerto luchando en la oscuridad. Sancho, al oír esto, se puso a llorar y le dijo que no se marchara todavía y que esperase a mañana, pero al ver que Don Quijote no le hacía caso le ató las patas a Rocinante para que no pudiese cabalgar y Don Quijote, al ver que su caballo no cabalgaba, decidió esperar al día siguiente. Así pasó la noche y ya al amanecer se ponen en camino de aquel enorme ruido, llegaron a unas peñas en donde encontraron unas casas mal hechas, Don Quijote se acercó y cuando se dio cuenta de lo que era ese ruido agachó la cabeza. Cuando Sancho lo vio se comenzó a reír. Finalmente el capítulo termina con otra de las habituales discusiones entre Sancho y Don Quijote.