El Carlismo y el Reinado de Isabel II: Conflictos, Reformas y Transiciones en la España del Siglo XIX
El siglo XIX español fue un periodo turbulento marcado por conflictos dinásticos, guerras civiles, reformas políticas y sociales, y la lucha entre el absolutismo y el liberalismo. Este artículo explora los acontecimientos clave de esta época, desde el surgimiento del carlismo hasta la Restauración borbónica, pasando por el reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático.
El Carlismo: Orígenes y Guerras
El carlismo surgió como un movimiento político y social que defendía los derechos al trono de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, frente a la Pragmática Sanción de 1830 que abolía la Ley Sálica y permitía reinar a la hija de Fernando VII, Isabel II. El ideario carlista se basaba en:
- Absolutismo monárquico y derecho divino.
- Privilegios de clase y unión Iglesia-Estado.
- Defensa de los fueros tradicionales.
- Apoyo del clero, que veía amenazados sus privilegios por las ideas liberales.
El conflicto sucesorio desembocó en tres guerras civiles a lo largo del siglo XIX:
- Primera Guerra Carlista (1833-1840): Se desarrolló durante la regencia de María Cristina de Borbón, madre de Isabel II. El conflicto se enmarcó en las revoluciones europeas de 1830 y finalizó con el Convenio de Vergara, firmado entre el general liberal Espartero y el general carlista Maroto.
- Segunda Guerra Carlista (1846-1849): Se inició tras el rechazo de Isabel II a casarse con su primo, el hijo de Carlos María Isidro. Los carlistas se presentaron como los «apostólicos».
- Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Tuvo como principal motivo la Revolución de 1868 («La Gloriosa»), que llevó al exilio de Isabel II y al fracaso de la monarquía, dando paso a la Primera República.
El Reinado de Isabel II (1833-1868)
El reinado de Isabel II se divide en varias etapas:
- Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840): Marcada por la Primera Guerra Carlista y gobiernos principalmente moderados. Se produjeron importantes reformas como la división provincial de Javier de Burgos (1833), la formación de los primeros partidos políticos (moderados y progresistas), el Estatuto Real de 1834, la Constitución de 1837, la desvinculación de los mayorazgos, la abolición del régimen señorial y la desamortización de Mendizábal.
- Regencia de Espartero (1840-1843): El general Espartero, héroe de la Guerra Carlista y representante liberal, fue nombrado presidente del gobierno tras una serie de revoluciones. María Cristina se exilió. Espartero disolvió las Cortes en 1843 y fue destituido tras el golpe de Narváez.
-
Reinado efectivo de Isabel II (1843-1868):
- Década Moderada (1844-1854): Narváez llegó a ser nombrado dictador, sucedido por Bravo Murillo. Se produjo un levantamiento de los progresistas.
- Bienio Progresista (1854-1856): Tras la «Vicalvarada», dirigida por O’Donnell, se proclamó el Manifiesto de Manzanares. Espartero lideró una revolución y creó la Unión Liberal (moderados y progresistas). Se abordó la Ley General de Ferrocarriles y la desamortización de Madoz. Se intentó elaborar una Constitución «non nata».
- Unión Liberal (1856-1868): Gobernaron O’Donnell (modernización del país y política exterior intervencionista) y Narváez (moderado tradicional y conservador). Los últimos años estuvieron marcados por la inestabilidad política, el debilitamiento de la monarquía, la crisis económica de 1866 y la firma del Pacto de Ostende (1866) para derrocar a la reina.
Las Desamortizaciones
Las desamortizaciones fueron procesos de expropiación y venta de bienes eclesiásticos y municipales, con el objetivo de sanear la Hacienda, crear una base económica para el liberalismo y financiar infraestructuras. Las principales fueron:
- Desamortización de Mendizábal (1836-1844): Afectó a los bienes del clero regular. Causó el rechazo de la Iglesia al liberalismo. Perpetuó el latifundismo en manos de aristócratas y burgueses, transformando al campesino en jornalero.
- Desamortización de Madoz (1855-1867): Afectó a los bienes de los ayuntamientos (bienes propios y comunales). Consolidó las oligarquías terratenientes, empobreció al campesino y frenó la industrialización.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
La Revolución de 1868 («La Gloriosa») puso fin al reinado de Isabel II. Los detonantes principales fueron:
- Crisis económica de 1866.
- Pacto de Ostende para derrocar a la reina (firmado por la Unión Liberal, el Partido Progresista y el Partido Democrático).
- Descontento social generalizado.
El pronunciamiento militar del 19 de septiembre de 1868, liderado por el almirante Topete, Prim y el general Serrano, provocó el exilio de Isabel II.
Fases del Sexenio
- Gobierno Provisional (1868-1871): Presidido por el general Serrano. Se convocaron Cortes Constituyentes y se elaboró la Constitución de 1869. Se adoptaron medidas como la eliminación del impuesto de consumos y se enfrentó la Guerra de Cuba (1868-1878), iniciada con el «Grito de Yara».
- Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873): Amadeo I fue elegido rey, pero abdicó tras dos años debido a la falta de apoyos, la muerte de su principal valedor (el general Prim), la continuación de la guerra en Cuba y las reivindicaciones del movimiento obrero.
- Primera República (1873-1874): Se sucedieron cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar). A los problemas heredados se sumó la división de los republicanos y el movimiento cantonalista.
La Restauración: Cánovas del Castillo y el Sistema Canovista
Cánovas del Castillo, líder del Partido Conservador, diseñó un sistema político inspirado en el modelo británico, plasmado en el Manifiesto de Sandhurst. Sus principales características eran:
- «Equilibrio de poder»: Importación del modelo británico, buscando orden y respeto a la propiedad privada.
- «Constitución histórica»: Idea nacionalista que vinculaba la esencia del pueblo español al Imperio y a los Reyes Católicos. Se basaba en la legislación existente, no en una Constitución escrita.
- «Rey soldado»: La política civil quedaba relegada a un segundo plano por la política militar. El rey, junto con las Cortes, ostentaba la soberanía y podía disolverlas.
- Tradición católica: El Estado se mantenía católico, en línea con la «constitución histórica» y la identidad nacional española.
El sistema canovista se basaba en la monarquía, la Iglesia y un sistema bipartidista (conservadores y liberales) que se alternaba en el poder.