El Consumo Audiovisual en la Era Digital: Tendencias, Retos y Oportunidades


El Consumo Audiovisual en la Era Digital

Tendencias del Consumo Audiovisual en Internet

Definimos como producción audiovisual a todo aquello formado mediante imágenes en movimiento, sean películas de cine, programas de televisión, vídeos musicales, etc. Existen dos principales modalidades de difusión y consumo audiovisual en Internet:

  • La descarga de contenidos (download)
  • El visionado de los mismos (streaming)

La tendencia dominante en los próximos años seguirá siendo el consumo audiovisual a través de sistemas de visionado en streaming, como es el caso de la mayor plataforma audiovisual en Internet: YouTube. Se está produciendo una tendencia al consumo de vídeos de larga extensión en portales y redes sociales, principalmente de películas y programas de televisión. Asimismo, las cadenas de televisión comienzan a desembarcar en Internet con ofertas de plataformas audiovisuales más atractivas para los usuarios, las cuales extienden y complementan la oferta televisiva tradicional.

El Nuevo Usuario-Espectador Multitarea

La gran diferencia con respecto a los medios de comunicación tradicionales es que Internet se caracteriza por una oferta de contenidos mucho más amplia y diversificada, creando así posibilidades que articulan nuevos usos que implican un grado mayor de libertad de consumo. Estamos ante una nueva era marcada por el intercambio gratuito de información entre usuarios y el acceso en movilidad. Un escenario donde comienza a consolidarse un nuevo usuario-espectador multitarea que decide qué ver, cuándo y dónde, y en qué pantallas y terminales; que quiere estar siempre conectado para comunicarse, etc.

La gratuidad de los contenidos en Internet tenderá a ampliar los gustos y las preferencias de los usuarios, y, por lo tanto, tenderá a generar nuevas oportunidades para la industria audiovisual a partir de la innovación de nuevos modelos de negocio que potencien la propia cultura de Internet, como es el caso de las redes sociales y los sistemas de recomendación de contenidos. En este sentido, los usuarios más jóvenes que consumen audiovisual gratuitamente en el presente pueden ser los consumidores más rentables del futuro, y en este caso las políticas culturales y de comunicación en Internet podrían estimular la intensificación del consumo audiovisual a través de leyes permisivas que garanticen la creación, la difusión, las inversiones y los retornos económicos del mercado audiovisual a largo plazo. Entretanto, la solución de equilibro entre la lógica de la gratuidad y la economía de pago por contenidos en la red probablemente no vendrá de la flexibilización de las leyes del copyright y sí de modelos de negocio que puedan capitalizar las nuevas lógicas sociales de consumo y uso de los contenidos audiovisuales, tales como las plataformas de difusión en streaming.

Retos de la Producción Audiovisual

La creación audiovisual conlleva un problema de producción añadido frente a otras industrias culturales: es más caro hacer una serie de ficción que una noticia para la televisión. Los costes de producción son altísimos, a pesar de que la tecnología digital haya reducido sus costes. Pero aun así, la producción audiovisual sigue siendo una actividad de costes altos por la fuerte implementación de mano de obra, tanto técnica como artística. Sin embargo, la reducción de los costes va a democratizar el acceso y fomentar el pluralismo creativo.

La Brecha Generacional y la Fragmentación de las Audiencias

La brecha generacional está abriendo una gran brecha televisiva, de manera que jóvenes y mayores ya no comparten el ocio televisivo. Nietos y abuelos se distancian en torno a dos medios que desde este punto de vista parece que nunca se integrarán: la televisión e Internet. Esta brecha televisiva está en relación con la brecha económica en televisión, que condiciona igualmente la brecha cultural. Las clases altas, con mayor nivel económico y cultural, se desplazan a la televisión de pago para poder disponer de contenidos en exclusiva, mientras los jóvenes van hacia Internet, y los mayores se quedan en la televisión tradicional. Internet no solamente provoca brechas sociales y una fuerte fragmentación de las audiencias, sino que discrimina de forma preocupante por razones culturales y económicas. Esto hace que las audiencias televisivas universalmente interclasistas y homogéneas hayan dado paso a unas audiencias clasistas y heterogéneas.

La televisión para pobres y para ricos sigue estando vigente, pero se ha ido transformando por niveles culturales: desde las series más chabacanas a las series de culto. Ésta es la verdadera brecha de la televisión. Pero al poder elegir entre más opciones, el público se ha segmentado y se han creado estructuras homogéneas dentro de la audiencia: los niños, los mayores, los jóvenes, hombres y mujeres. En la televisión por Internet, la segmentación social se incrementa. Esto satisface más y mejor las demandas de individualización, pero rompe aquello de «pasarlo bien juntos viendo la televisión».

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