Josep Artigas: El último cartelista publicitario
Josep Artigas fue el cartelista por antonomasia después de la guerra. Aunque diseñó dos carteles para sindicatos y agrupaciones obreras hacia el final de la guerra civil, su verdadera carrera profesional se inició en los tiempos difíciles de la posguerra. Artigas supo mantenerse puro y cuando el ambiente de la expresión gráfica se le hizo irrespirable a su alrededor, no dudó en aprovechar la oportunidad que casualmente le brindó el destino: El ‘Cavail Bernat’ de Montserrat.
Desde 1955 a 1966 vivió y trabajó en Suiza y allí realizó la mayor parte de los 400 carteles comerciales y figurativos que le acreditan como el último cartelista publicitario. En ellos asoma el surrealismo, la caricatura y una cierta geometría característica del depurado grafismo suizo de los años 50. El magnífico cartel para Polil es una pieza antológica de la historia del cartelismo español y un elocuente símbolo de la tragedia de la posguerra española. Presumiblemente, aquel abrigo “mortalmente herido” podía ser uno de aquellos que vistieron las «sombras que se escurrían por las paredes y las esquinas, camufladas debajo de aquellos extraños abrigos largos y pesados”.
Así fue inteligentemente interpretado por el Equipo Crónica en la serie La parábola, cuyo protagonismo y escala le concedieron un valor indudable, lleno de resonancias ideológicas que la propuesta original no había ni siquiera imaginado. En efecto, para los que vivieron la dramática circunstancia de la posguerra española equipados con tarjetas de racionamiento con las que obtener los alimentos de primera necesidad, la principal fortuna era disponer de un par de zapatos, un colchón o un abrigo. En tal situación, la visión de un hombre mostrando un tabardo agujereado sin remedio por la polilla y recortado sobre un fondo de color amarillo tenía que ser terrible y apocalíptica, concitando sentimientos de solidaridad por la pérdida tan codiciada.
Cruz Novillo: Pionero de la renovación gráfica
Cruz Novillo fue uno de los más notables pioneros del diseño gráfico español. En 1977, dos años después de la muerte de Franco, se encargó de renovar una de las imágenes gráficas más escleróticas, militarizadas y descoordinadas del sector de la empresa estatal: Correos y Telégrafos. En este caso, el diseñador se atrevió a generar una preponderancia insólita asignada al color amarillo, con el pictograma de una corneta de corte civil, de grueso perfil impreso en rojo. Construyó de esta forma un símbolo que le devolvió inmediatamente la institución al pueblo sin mediar palabras solemnes, con una categoría gráfica inimaginable durante el período franquista.
Entre 1972 y 1974 se llegaron a publicar siete números de “Temas de Diseño”, publicación pionera en España, extraordinariamente adelantada a su época. La gráfica fue desarrollada por Cruz Novillo, y en su contenido se volcaba un ensayo teórico y una visión genérica del diseño. Cuatro años más tarde, apareció el primer ejemplar de la revista “ON”, por el momento la única oferta editorial que contemplaba el diseño, entre otras disciplinas de su contenido temático.
Alberto Corazón: Maestro de la identidad corporativa
Alberto Corazón realizó estudios de Ciencias Económicas y Antropología, que son la base del diseñador que alterna la industria cultural en España con el diseño industrial en Europa. En 1973 fundó Alberto Corazón Editor, con colecciones sobre semiótica y diseño objetual. Más tarde funda la compañía Investigación Gráfica, de donde salen trabajos de diseño de producto, mobiliario urbano, señalética… Es considerado un maestro por muchos diseñadores gráficos españoles y el pionero del diseño de Identidad Corporativa en España en los años 70. Grandes empresas industriales, financieras y de comunicaciones le confiaron el diseño de identidad, además de Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Ministerios. Desde los años 70 es considerado en Madrid como uno de sus diseñadores más paradigmáticos.
Trabajaba un tipo de cartel colorista, deslumbrante y algo torpe, dentro de aquellas formas entrañables de los años 70. En los años 80 realiza MOPU, Ministerios, Grupo Anaya…etc. Para el Estado trabaja con la ONCE y diversas entidades. Más tarde realizó la imagen corporativa de la Universidad de Salamanca, también carteles para el Centro Dramático Nacional. Miembro fundador de equipos editoriales en los que actuó de director artístico aplicó un estilo arriesgado, inconfundible y experimental. Creaba imágenes potentes y agresivas cuya intención era captar la mirada de la inmensa minoría. Con un grafismo directo, colorista y deslumbrante, cercano a la multicopista o al ordenador. Desde dentro del arte conceptual, ha construido una obra considerable y un estilo formado por violentas expresiones gráficas. Todo ello transmitido con una energía compositiva verdaderamente ágil y con un efecto estético de inevitable atracción. Su personalidad se transmitió a la mayoría de los signos progresistas de Madrid.