El Ensayo: Definición, Características y Evolución


El Ensayo: Definición y Características

A medio camino entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo científico y lo literario, el ensayo es un tipo de texto difícil de definir desde su nacimiento como género con los célebres Essais de Montaigne. Se trata de un escrito en prosa, generalmente breve, destinado a lectores no especializados, en el que el autor aborda un tema cualquiera desde una perspectiva subjetiva con la intención de provocar la reflexión del lector. En última instancia, el ensayo se define por su finalidad: no pretende un tratamiento riguroso ni exhaustivo del asunto (como ocurre en los textos científicos), sino dar a conocer a un público amplio sus ideas novedosas sobre ese asunto que él estima de actualidad. Si la filosofía, la teoría política, la sociología, etc. se han identificado a menudo con el ensayo, es porque suelen ser materias que suscitan el interés de todos; pero basta que un tema resulte especialmente relevante en un momento dado para que se convierta en materia de la creación ensayística, como sucede con el caso del SIDA, del ADN y la ingeniería genética, de las telecomunicaciones, etc.

El tono adoptado puede ser serio, humorístico, burlón y hasta satírico, pero, en general, alejado de la pedantería, del retoricismo y de la gravedad excesiva. Según el enfoque adoptado, los discursos ensayísticos suelen clasificarse en informativos, críticos, irónicos, confesionales, etc.

Sus canales ordinarios de difusión son las revistas y periódicos (muchos artículos periodísticos que publica la prensa son verdaderos ensayos) y libros en que se reúnen varios escritos independientes de uno o de varios autores.

De esta definición se desprenden las siguientes características definitorias del género:

  • Brevedad.
  • Amplitud temática. Cualquier tema puede ser objeto de un ensayo.
  • Falta de exhaustividad. El ensayista trata los temas con cierta profundidad y rigor, pero sin intentar agotarlos.
  • Subjetivismo. Interesa el punto de vista personal del autor, que se convierte en el eje del ensayo. Su objetivo es ofrecer una visión nueva o ingeniosa del asunto. Por eso podemos encontrar en el ensayo experiencias, opiniones e impresiones del autor, lo que sería inadmisible en un texto científico.

Son frecuentes, por eso, las marcas lingüísticas que denotan la presencia del ensayista, como el empleo de la primera persona, tanto en singular como en plural; el uso de un léxico ponderativo (adjetivos valorativos -bueno/malo; bonito/feo-, sufijos apreciativos, expresiones favorables o desfavorables) y de enunciados desiderativos, dubitativos, exclamativos o interrogativos). Esta presencia del autor contrasta significativamente con la neutralidad y la objetividad propias del discurso científico, en el que la figura del emisor se desdibuja.

A veces, los ensayos adoptan la forma de carta o de diálogo con el lector. El ensayista conversa con él, finge las respuestas que éste le da, anticipa sus posibles objeciones, le pregunta, lo interpela. De ahí que en los textos ensayísticos no falten las formas lingüísticas que remiten al destinatario (vocativos, segunda persona o primera persona del plural, expresiones generalizadoras («gente», «alguien», «nadie», «uno», «se cree», «se considera»), enunciados apelativos e imperativos, etcétera.

Finalidad Persuasiva y Tipos de Argumentos en el Ensayo

Hay autores que defienden que el ensayo se define en última instancia por su finalidad: dar a conocer a un público amplio la opinión del escritor sobre un determinado tema con la intención de persuadir a los lectores del acierto de las ideas expuestas o, cuando menos, provocar en ellos una reflexión que les lleve a plantearse cuál es su opinión al respecto.

Sin embargo, el ensayo no pretende ni el rigor ni la precisión del texto científico. Para justificar su tesis, el buen ensayista no aporta todo el aparato de argumentos racionales ni datos objetivos que serían imprescindibles en un texto científico. Para amparar sus ideas y resultar convincente a menudo recurre a estos tipos de argumentos:

  • Argumento de autoridad: se refiere a especialistas prestigiosos que han mantenido posturas similares. La cita de obras de otros autores se convierte así en una característica fundamental del texto ensayístico. A diferencia del discurso científico, la cita en el ensayo suele ser menos completa y literal, pues lo importante es la opinión que encierra, el contenido.
  • La tradición, las verdades generales, es decir, admitidas por la mayoría de la sociedad («a nadie le gusta… «; «todos sabemos… «; «como muchos opinamos… «) y conservadas, a menudo, en refranes y frases hechas.
  • Los ejemplos, los casos sucedidos o inventados, las comparaciones y las experiencias personales. Su objetivo, en parte, es doble: al tiempo que refuerzan la postura del autor, hacen más comprensible y ameno el texto, de forma que el caudal de ideas no abrume a los receptores.
  • Argumento sentimental: Apela a las emociones del lector.

Estructura y Estilo del Ensayo

De acuerdo con su naturaleza expositiva y argumentativa, con relativa frecuencia el ensayo recurre a la estructura deductiva o analizante (en la que se parte de la tesis que se quiere demostrar) o la estructura inductiva o sintetizante (se va de hechos particulares y diversos a lo general). En este sentido no existe, en principio, diferencia con respecto a los textos científicos y técnicos.

Sin embargo, debido al subjetivismo que le es propio y a su naturaleza literaria, el ensayo no tiene una estructura definida. Los contenidos del ensayo se organizan con gran libertad, buscando continuamente despertar el interés del lector. Hay ciertos elementos, sin embargo, que suelen presentarse en todos los textos ensayísticos, caracterizándolos ya desde sus orígenes:

  • Abundantes digresiones (es decir, partes en las que el tema principal deriva momentáneamente hacia otros).
  • Incorporación de ejemplos, de narraciones de casos concretos, de descripciones, de diálogos, citas…
  • Voluntad de estilo. El lenguaje propio de los ensayos es cuidado y culto, pero sencillo y desprovisto de tecnicismos, para adecuarse al nivel intelectual de los destinatarios.

Además, el ensayo es un género literario: quienes lo cultivan suelen prestar, por tanto, una especial atención a la forma de expresión. A diferencia de los científicos, los textos ensayísticos poseen un estilo elaborado. El ensayista no sólo se preocupa por la corrección expresiva, sino que busca una forma de escribir propia, original, personalísima, en la que no faltan los efectos llamativos, orientados a captar la atención del lector. Es frecuente el empleo de un lenguaje connotativo y de recursos literarios (metáforas, comparaciones, alegorías, paralelismos, anáforas, interrogaciones retóricas, paradojas, ironías, antítesis, juegos de palabras…):

«El lenguaje popular, en todos los tiempos y lugares, es rico en expresiones que describen la vulnerabilidad del enamorado: el amor es una herida, una llaga. Pero, como dice San Juan de la Cruz, es una «llaga regalada», un «cautiverio suave», «una herida deleitosa». Sí, el amor es una flor de sangre. También es un talismán» (Octavio Paz).

Incluso en los casos -bastante frecuentes entre los columnistas habituales- en que se emplea un léxico común o una sintaxis conversacional, estos fenómenos no constituyen muestras de dejadez o descuido, sino elecciones estilísticas: pretenden acercarse al lenguaje de la calle, el que utilizamos todos, para hablar relajadamente de los asuntos de actualidad.

Autores y Obras Representativas del Ensayo

Vicente Verdú

Nació en Elche en 1942. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y es miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribe regularmente en El País, diario en el que ha ocupado los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003) y Yo y tú, objetos de lujo. Sus libros más recientes son No Ficción, Passé Composé y El capitalismo funeral.

El Planeta Americano

Este libro es un ensayo sociológico sobre uno de los países que más influencia ha ejercido en el resto del mundo a lo largo del siglo XX, los Estados Unidos, y sobre los peligros de esa influencia. De este modo, se hace un repaso a los tópicos más característicos del mundo americano: su ingenua religiosidad, el amor al dinero, el odio a los intelectuales, o el puritanismo que se contradice con un evidente gusto por lo obsceno.

El planeta americano tiene, según su autor, una doble lectura. Por una parte, la sociedad americana como objeto del reportaje-ensayo, y por otra, el propio planeta Tierra como concepto americano. «Si Estados Unidos ya había colonizado el mundo en la década de los cincuenta con las modas, ahora la colonización cultural es mucho más dura tras la caída del bloque comunista y la desaparición de la competencia ideológica. El planeta se está impregnando de los valores americanos», asegura.

Éste es el gran problema que obsesiona a Verdú, la americanización: que el pensamiento único, el mercado único y la aldea global se hagan a la americana, desde Indonesia hasta Chile pasando por Pekín y contra lo que este libro parece ser un alegato. El autor cree que en un momento en que el mundo parece desprovisto de ideologías, en nombre de la libertad, de la calidad de la vida humana, de la cultura, no debemos rendirnos.

José Luis Sampedro

Nació en Barcelona en 1917. Escritor, humanista y economista español que aboga por una economía más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos. Académico de la R.A.E. desde 1990; Orden de las Artes y las Letras de España en 2010 por su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo. En 2011 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Brillantemente lúcido a sus 95 años, ejerce un humanismo crítico acerca de la decadencia moral y social de Occidente, del neoliberalismo y de las brutalidades del capitalismo salvaje. Por eso apoyó las protestas que se produjeron en España en mayo del 2011 escribiendo el prólogo a la edición española del libro ¡Indignaos! de Stephan Hessel.

Su obra es muy variada y abarca géneros como la novela, el cuento, el teatro y el ensayo.

  • Narrativa: logró el éxito en 1985 con La sonrisa etrusca, traducida a varios idiomas e inspirada en el nacimiento de su nieto Miguel. Otras novelas son El amante lesbiano, Octubre, octubre, El río que nos lleva.
  • Ensayo: la economía humanista es el tema fundamental de su obra, pero no el único. Escribir es vivir (2005) es un libro autobiográfico escrito en colaboración con su actual esposa, Olga Lucas, también escritora. La ciencia y la vida (2008) pertenece al género del diálogo. Recoge las conversaciones con el doctor Fuster, ordenadas por Olga Lucas, durante una estancia en el parador de Cardona. Son fruto de la amistad que nace entre doctor y paciente, y que les lleva a reflexionar sobre la educación, la salud, la ética, la vejez, el sentido de la vida, el sentido de la muerte…

Obras de Tema Económico de José Luis Sampedro

  • Inflación: una versión completa (1976). Revisada y actualizada junto a Carlos Berzosa (catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense) en 2012 con el título: La inflación (al alcance de los ministros). La inflación, un fantasma que parecía controlado desde mediados de los años 90, vuelve a estar en boca de todos, ya que es la excusa de las autoridades económicas y financieras para adoptar políticas restrictivas que asfixian las débiles señales de crecimiento. Visión crítica en la que la inflación es una herramienta fundamental del sistema. Se analiza el porqué ha vuelto y a qué intereses beneficia.
  • El mercado y la globalización (2002). Reeditada en 2010 con nuevo prólogo. Sampedro considera el libro como oportunidad para denunciar las mentiras del capitalismo. Con un lenguaje sencillo y claro, apto para todos los públicos, analiza los cambios que sufrió el mundo tras la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la Unión Soviética, que han llevado a la llamada globalización.
  • Los mongoles en Bagdad (2005). Como intelectual comprometido con el mundo en el que vive, que denuncia las injusticias que le indignan, el escritor parte de la invasión de Irak por Estados Unidos y sus aliados para reflexionar sobre las injusticias del mundo en que vivimos, que esconden intereses cada vez menos ocultos y más evidentes para muchos ciudadanos.
  • Sobre política, mercado y convivencia (2006). También en forma de diálogo, recoge sus conversaciones con Carlos Taibo sobre temas como el terrorismo, la pobreza de gran parte de los habitantes del planeta, las agresiones medioambientales, el mercado o las emergentes formas de organización social.
  • Economía humanista (algo más que cifras) (2008). Es una colección de artículos seleccionados por Olga Lucas y Carlos Berzosa, que destacan por la lucidez y profundidad de su pensamiento, a la vez que por su extraordinaria capacidad para explicar conceptos económicos al no iniciado en la materia. Se recoge su preocupación por la ecología, las relaciones entre economía y política, la distribución de los recursos, el desarrollo, y muy especialmente su empeño por humanizar la ciencia económica.

El Ensayo en Hispanoamérica

En Hispanoamérica el ensayo ha sido cultivado con el mismo interés que en la península por autores tan importantes como Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Lezama Lima, etc.

Otros Ensayistas Relevantes (a partir de 1975)

Umberto Eco, Vázquez Montalbán, Fernando Savater, Gustavo Bueno, José Antonio Marina, Eugenio Trías, Emilio Lledó, Salvador Pániker, Eugenio Gómez de Liaño, Félix de Azúa, Luis Rojas Marcos, Carmen Martín Gaite.

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