El Ensayo en el Siglo de las Luces: Autores y Características


Contexto Histórico y Literario

El Siglo XVIII, también conocido como el Siglo de las Luces, la Ilustración o el Neoclasicismo, fue un período de grandes cambios en el ámbito artístico, filosófico y económico. Las ideas ilustradas, originarias principalmente de Francia, culminaron con la Revolución Francesa de 1789. Bajo la influencia de la Ilustración, el espíritu racionalista y utilitario de la época, que priorizaba la razón y la investigación frente a la fe y las creencias populares, condicionó la producción literaria. Los géneros de ficción decayeron, mientras que los géneros didácticos cobraron auge. Se rechazó el estilo barroco por considerarlo demasiado oscuro y se adoptó el lema «enseñar deleitando».

Etapas de la Literatura del Siglo XVIII

La literatura de este siglo se divide en tres etapas:

  1. Posbarroquismo: Primera mitad del siglo, continúa con el barroco más formal. Se cultivan especialmente la sátira y el ensayo.
  2. Neoclasicismo: Sigue los postulados de la Ilustración (independencia intelectual, criticismo, finalidad práctica, etc.). Se vuelve al clasicismo francés y a los modelos clásicos grecolatinos. El arte debe someterse a la razón y a las normas, destacando la búsqueda de la verosimilitud, la estricta distinción de géneros, la imitación de modelos clásicos, la unidad de estilo y la finalidad moral y educativa. Esto dificultó el desarrollo de una literatura imaginativa y la expresión de sentimientos, dando lugar a una literatura formalmente correcta, pero carente de emoción y espontaneidad. La prosa divulgativa y el ensayo fueron los géneros preferidos.
  3. Prerromanticismo: Anticipo del Romanticismo de la primera mitad del siglo XIX, con su exaltación del sentimiento y el menosprecio del racionalismo anterior.

El Ensayo como Género Predilecto

La mentalidad ilustrada puso como punto central de su actuación la educación del pueblo. Por eso, en literatura, el teatro y el ensayo fueron los géneros preferidos, aunque la mayoría de los autores cultivaron también la poesía y la narrativa. El ensayo, por su carácter de transmisión de ideas, fue el género que mejor se acomodaba a los propósitos de los escritores de la Ilustración.

El ensayo es un género mixto de reflexión e invención, que nació en Francia en el siglo XVI de la mano del escritor Michel de Montaigne. Las características generales del ensayo como género son su subjetividad, su voluntad artística (se encuentra a medio camino entre el texto científico y el literario), su diversidad, amenidad y falta de exhaustividad (el autor trata de ofrecer su visión sobre un tema, pero no se trata de una verdad científica). Permite la exposición clara de los hechos, suscita la reflexión del lector y aporta pruebas y comentarios.

Temas Principales en los Ensayos Ilustrados

  • La decadencia del país: Muestran una honda preocupación por la raíz de los males y dolencias que aquejan a España: las injustas diferencias sociales, la preocupación por la dependencia económica y por la quiebra de la escala de valores, la denuncia de la irracionalidad, crueldad o necedad de nuestras costumbres, del atraso y la inutilidad de nuestros conocimientos.
  • La educación: Consideraban la educación como el gran instrumento para remediar los males de la sociedad; liberaría a los ciudadanos de prejuicios adquiridos y costumbres perniciosas y los convertiría en personas instruidas, capaces de asimilar los nuevos conocimientos técnicos y científicos que el país necesitaba para progresar.
  • La defensa de la función social de la mujer: Reclamaron para ella un papel más activo dentro de la sociedad. Defendieron el derecho de las mujeres al estudio, al trabajo y a casarse por voluntad propia frente a la autoridad paterna.
  • La dignificación del trabajo: Criticaron con decisión a las clases ociosas y reivindicaron la dignidad de los trabajos manuales (sastre, zapatero, curtidor, herrero, etc.) que permitieran a las personas ganarse el sustento.
  • La crítica a los excesos de la Iglesia: Se confesaron católicos, pero mostraron su desacuerdo con los excesos de la autoridad eclesiástica, el poco rigor de la vida en los conventos, el excesivo número de frailes y, especialmente, la superchería religiosa. Invocaron, en cambio, unas vivencias religiosas más íntimas y austeras, basadas en la amistad y el bien común.

Principales Ensayistas del Siglo XVIII

José Cadalso (1741-1782)

Nació en Cádiz en el seno de una familia acomodada. Estudió en París e Inglaterra, y viajó luego por otros países europeos, lo que le permitió tomar contacto con las ideas más innovadoras. Escribió poesía y teatro, pero, al igual que otros ilustrados, es su prosa lo más destacable. Es autor de obras muy diferentes:

  • Los eruditos a la violeta: Sátira contra un tipo de educación basada en la erudición superficial, que genera personajes pedantes y presumidos.
  • Cartas Marruecas: Recopilación de 90 cartas a medio camino entre el ensayo ilustrado y la prosa costumbrista. El tema central es el análisis y crítica de la situación de España en el siglo XVIII.
  • Noches Lúgubres: Novela dialogada con numerosas reflexiones de carácter filosófico y considerada prerromántica por su ambiente tenebroso y por la actitud del protagonista que se deja arrastrar por los sentimientos y la pasión.

Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)

Fraile benedictino que difundió en España el pensamiento ilustrado. Fue profesor de la Universidad de Oviedo y consejero real con Fernando VI. A pesar de su condición de fraile, fue un defensor de la razón y un crítico contra las supersticiones y las creencias populares. Admirador del método científico, incorporó pautas de análisis rigurosas pero amenas, y en numerosas ocasiones recurrió al sentido común como criterio fiable. Fue, además, un profundo cristiano y pacifista; defendió la capacidad intelectual del sexo femenino; despreció la sabiduría erudita y artificial; rechazó la tiranía, etc. Su labor ha quedado reflejada en las siguientes obras ensayísticas:

  • Teatro crítico universal
  • Cartas eruditas

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)

Nació en Gijón en 1744 y murió en 1811. Jovellanos es el modelo de ilustrado. Fue político además de escritor. Como tal, cultivó casi todos los géneros: la poesía ilustrada (Epístola de Fabio a Anfriso), el teatro (El delincuente honrado), la prosa, etc. Su mentalidad era la de un ilustrado racional: critica el abandono de España, su atraso, su decadencia educativa y cultural, sus problemas económicos. Pero no es un pesimista, sino que propone alternativas y reformas. Su ideología se basa también en la técnica y en la ciencia experimental. Muchos de sus textos no tenían una intención literaria, pues se trataba de simples informes o documentos de consulta, pero la calidad de la escritura de Jovellanos hace que algunos de esos textos se estudien hoy como obras literarias. Entre sus obras en prosa destacan:

  • Elogio de Carlos III: En realidad, es un elogio de la política reformista y del rey como su principal animador. Jovellanos analiza la decadencia española y sus causas y enumera los principios ilustrados que rigen el reinado de Carlos III.
  • Informe sobre la Ley Agraria (1794): Analiza las causas del atraso de la agricultura española y propone los remedios para modernizarla.
  • Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas: Informe redactado en 1790 dividido en dos partes: en la primera repasa la historia de los espectáculos públicos en España; en la segunda propone reformas para fomentar la educación y la cultura, propugnando que las formas de entretenimiento estén incluidas en los planes ilustrados de reforma. Critica espectáculos sangrientos como las corridas de toros, defiende la libertad en bailes y fiestas populares y postula un tipo de teatro que se ajuste a las reglas neoclásicas.
  • Memoria sobre la educación pública (1802): Defiende que la cultura no debe ser privilegio de una minoría y la educación debe ser libre, abierta y gratuita. Para Jovellanos, la educación es la base de la prosperidad de la nación, por lo que había que promover aquellas ciencias que son útiles y suprimir la rutina de la escuela. Insiste en dar prioridad a los métodos experimentales, por los que las prácticas son muy importantes en algunas asignaturas. Defiende la enseñanza en castellano (y no en latín), considera necesario el aprendizaje de otras lenguas modernas, y la existencia de buenas bibliotecas que ayuden a los alumnos.

En su estilo, Jovellanos huye tanto de la retórica como del excesivo coloquialismo, pero utiliza la argumentación y el razonamiento para defender sus ideas.

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