El Fracaso Reformista y la Crisis de la Restauración: Un Análisis Histórico


Los liberales, con Moret hasta 1910 y Canalejas hasta 1912, tampoco tuvieron éxito en el intento reformista. El reformismo liberal recuperó el programa revisionista del 68, el problema regionalista se encaró con concesiones. En 1914 comenzó a funcionar la Mancomunidad de Cataluña, una federación de las cuatro provincias catalanas con autonomía administrativa. Atacado por la derecha y por las divisiones internas, el programa reformista liberal fracasó. El asesinato de Canalejas en 1912 generó una lucha por la dirección del partido que lo dividió en grupos rivales. Algo parecido se produjo en el partido en 1913. La neutralidad de España en la 1ª Guerra Mundial tuvo repercusiones importantes en la economía española. La necesidad de autoabastecerse de productos que antes de la guerra eran importantes y la posibilidad de exportar productos industriales y agrarios a los países que participaban en la guerra causó un superávit en la balanza comercial entre los años 1915 a 1919. Las exportaciones textiles, siderúrgicas y la situación de importaciones hizo crecer algunas industrias y diversificar la estructura industrial. Se produjo una acumulación de capitales y un aumento de los beneficios, lo que consolidó la gran banca y su papel en la industria. Este proceso fue especulativo y sin continuidad. Al acabar la guerra, los beneficios del mercado exterior tuvieron como contrapartida unos efectos negativos en el mercado interior, como el aumento de los precios y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Estos son los motivos por los que la conflictividad social aumentó desde 1915. El fraccionamiento y desprestigio de los partidos dinásticos llevó el sistema de la Restauración a su crisis definitiva. La actitud autoritaria del gobierno de Dato, que se negaba a abrir las Cortes, llevó a catalanistas, reformistas, republicanos, socialistas y algunos liberales a una exigencia de reforma del sistema político (19 de julio de 1917). Estas fuerzas se unieron en la Asamblea de Parlamentarios de Barcelona, exigiendo al gobierno que convocara Cortes constituyentes. La Liga y Cambó, como principales promotores de este movimiento, los asambleístas confiaban en la neutralidad del ejército, en pleno problema de la creación de las juntas de defensa, movimiento corporativo clandestino enfrentado a Dato y que exige cambios en el sistema de ascensos y mejoras económicas (mandos medios).

Se confiaba en que el PSOE y los republicanos darían un amplio apoyo y frenarían los posibles radicalismos revolucionarios, pero la izquierda obrera irá más allá de los objetivos de Cambó. A principios de agosto, el comité formado por CNT-UGT promovió una huelga general revolucionaria con el objetivo de formar un gobierno provisional. El radicalismo de este movimiento desconcertó a los asambleístas reformistas, condenaron la huelga revolucionaria y ello permitió al gobierno usar el ejército para reprimir las protestas, dando como resultado 80 muertos y 2000 detenidos. La crisis de 1917 finalizó de hecho al formarse un gobierno de “concentración” en el que participan por primera vez los nacionalistas catalanes. Ello significó el fin del monopolio del poder por los partidos dinásticos y el fracaso del programa reformista de los asambleístas. Los años que van desde 1917 a 1923 se caracterizan por la presencia de un potente movimiento obrero que lleva a las fuerzas políticas burguesas a una actitud de mantenimiento del orden público ante cualquier reforma. Cambó participó en dos ocasiones en gobiernos de concentración que no dieron más estabilidad política.

La conflictividad social se generalizó y tomó una dimensión desconocida por la actitud intransigente de las organizaciones patronales para combatir el movimiento obrero. El invierno de 1919 a 1920 se lanzaron a un combate que consideraban definitivo para lograr la extensión de la revolución rusa y lograr la emancipación social de los trabajadores catalanes. Los jornaleros andaluces paralizaron las cosechas en 1918, 1919 y 1920 (trienio bolchevique) y adquieren tinte de revolución social con la ocupación y reparto de las tierras. En Barcelona, la lucha obrera dirigida por la CNT adquirió un carácter masivo con la huelga canadiense en febrero-marzo de 1919. A su vez, las organizaciones patronales dieron apoyo a las medidas más drásticas adoptadas por las autoridades, como la ley de fugas, y favorecieron la creación de sindicatos contrarrevolucionarios (sindicatos liberales) que usaron contra el sindicato anarquista y la creación de cuerpos de seguridad propios. Algunos grupos vinculados a la CNT respondieron atentando contra las autoridades, patronal y fuerzas del orden, todo esto creó la época conocida como Pistolerismo (1916-1923) en la cual hubo más de 800 atentados y 226 muertos (Dato en 1921 y Salvador Seguí en 1923). Esto se ve empeorado por el desastre militar de Annual (julio de 1921) en el Rif, donde 12000 soldados españoles perdieron la vida. La izquierda pidió la apertura de una investigación (expediente Picasso), esto implicaba a políticos, militares y al rey Alfonso XIII. Ante esta situación, Primo de Rivera decidió hacerse con el poder, acabando con la Constitución de 1876.

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