El Hombre: Ser Sociable por Naturaleza
El hombre necesita de los demás en tres niveles:
- Nivel Material: Nadie puede subsistir sin los demás.
- Nivel Afectivo: El hombre necesita sentirse querido y amado. Es una necesidad tan vital como la material, importante para una personalidad equilibrada y para el desarrollo psicológico. Se nutre de las relaciones con familia, amigos y pareja.
- Nivel de Realización Personal: Necesitamos de los demás para realizarnos como personas. La felicidad es proporcional a la búsqueda de la felicidad en otras personas. La verdadera felicidad se encuentra buscando el bienestar de los demás; la persona está hecha para darse a los demás.
Existen placeres que dan un atisbo de felicidad (una buena comida, una excursión con amigos, un partido de fútbol), que se sitúan a nivel epidérmico. En cambio, la felicidad verdadera es algo más profundo, brota del interior de la persona, nace del servicio a los demás, de la honradez, de las buenas acciones. Nace cuando la persona tiene una visión de apertura hacia los demás; solo así el hombre encuentra el sentido de su vida. Hay más felicidad en dar que en recibir.
Las Virtudes y los Vicios
Los 7 pecados capitales con sus 7 virtudes:
- Soberbia → Humildad
- Avaricia → Generosidad
- Lujuria → Castidad
- Ira → Paciencia
- Gula → Templanza
- Envidia → Caridad
- Pereza → Diligencia
El hombre debe luchar por alcanzar cada día estas virtudes y extirpar los vicios. En esta lucha, el hombre nunca conseguirá la victoria completa; la vida del hombre es lucha constante, hasta la muerte, siempre quedará algo por conseguir. La dimensión corpórea del hombre lo inclina hacia los vicios, pero el hombre vive para algo más, tiene ideales altos, y todo esto solo se encuentra en el mundo de las virtudes.
La Concepción Antropológica Cristiana: La Dignidad Humana
Las tres dimensiones del hombre: la corpórea, la racional y la sobrenatural.
- Dimensión Corpórea: Es instintiva, análoga a la de los animales. Es un comportamiento programado; ante un estímulo siempre hay una misma respuesta.
- Dimensión Racional: El hombre también tiene una parte racional (memoria, entendimiento, voluntad).
- Dimensión Sobrenatural: El hombre es cuerpo más alma, no solo cuerpo ni solo espíritu, sino la combinación de ambos.
El ser humano utiliza conjuntamente las dimensiones corpórea y racional. Ante una aguja, el hombre sabe que le va a doler, pero piensa que es por su bien. Por eso su comportamiento no es puramente animal. Un hombre maduro integra perfectamente cuerpo, razón y fe, logrando una personalidad equilibrada. Hay una distinción entre alma y espíritu: el alma se atribuye solo a la persona, mientras que el espíritu es el hálito de vida que anima un cuerpo. Sin espíritu, el cuerpo no hace nada. En el hombre, tenemos un alma espiritual que supera al espíritu, pues tiene características racionales. Con un equilibrio de cuerpo, razón y fe, el hombre es capaz de dar respuesta a las preguntas vitales de la existencia humana y también de encauzar debidamente su camino a la felicidad.
El Fin del Hombre y la Sociedad
La vida del hombre es breve. Nos han precedido miles de generaciones, la nuestra es una más, caeremos en el olvido en unos años. ¿Entonces el fin del hombre es el olvido? ¿Vegetar en la tierra y después la nada? Si fuera así sería muy triste, pero no es ese el fin del hombre. El hombre es inmortal, tiene principio, pero no fin. El Génesis dice que estamos creados a imagen de Dios, inmortales. El hombre elige su retribución futura. Dios no premia ni castiga a las personas; es el hombre el que elige. Dios solo le da al hombre lo que le corresponde, respetando su libertad. La omnipotencia de Dios solo tiene una limitación: la libertad del hombre. No puede saltársela, no somos marionetas. El hombre decide apostar por el bien o por el mal. La retribución es una idea sostenida por todas las religiones: el justo será premiado y el malvado será castigado. Es una verdad universal.
Rasgos del Hombre Contemporáneo
- Falta de Interioridad: El hombre vive en la superficialidad, no se conoce a sí mismo, es incapaz de dominarse; los deseos y pasiones lo arrastran. Su vida pasa veloz sin ser consciente de ello. No ha respondido a las preguntas vitales: ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Para qué existo? Todos sus anhelos e ilusiones se centran en cosas materiales, en conseguir poder o en la satisfacción de sus instintos primarios. La felicidad exterior existe, pero no es la verdadera felicidad. Cuando no hay madurez ni una personalidad bien formada, la persona es voluble e inconstante.
- Superficialidad e Inconstancia: Una persona superficial es incapaz de afrontar con decisión los problemas, tanto externos como internos. La inconstancia se traduce en la poca fuerza de voluntad para llevar a cabo sus deberes profesionales, familiares, etc. En la toma de decisiones se propone hacer algo, empieza, pero pronto abandona, mostrando falta de sacrificio, voluntad y temple. Cuando el hombre cultiva su alma, acrecienta su interioridad e incrementa su fortaleza interior. El hombre puede ser fuerte físicamente, pero es imprescindible la fortaleza interior.
- El Laberinto de Nuevas Contradicciones: Hay que encontrar la salida. Cuando la persona descuida su cultivo espiritual, su trato con Dios, vive constantemente en un laberinto sin salida. Toda la vida del hombre es un discurrir hacia la felicidad, es el motor de nuestra vida. Es imposible que el hombre encuentre su felicidad fuera de sí mismo; la felicidad brota del interior, de los buenos actos, de una vida entregada a los demás.
- El Proceso de Envilecimiento Moral: El envilecimiento es un proceso de degradación moral. Cuando el hombre pierde el referente sólido de Dios, la fe, entonces todo pasa a ser relativo a sus intereses. ¿Robar está bien? Depende, si me voy a hacer rico o no. Al perder el marco de referencia en Dios, todo se difumina, las verdades morales desaparecen, se nublan.
Conceptos de Solidaridad
La solidaridad es un principio regulador del orden justo. Uno de los síntomas de la decadencia moral de Occidente es el egoísmo, la insolidaridad. Factores de la insolidaridad:
- Las Pretensiones de Lucro Excesivo: Tiene aplicación a nivel personal y comunitario, con resonancias en el ámbito económico, financiero, cultural, político. Un empresario que no paga el salario debido a los trabajadores, teniendo la empresa plusvalía. El hombre siempre ambiciona tener y poseer; cuando uno se deja arrastrar por esta avaricia, se suele olvidar de los que tiene alrededor, que solo son un medio para conseguir sus fines. Aquí subyace la forma de felicidad materialista.
- Las Ambiciones Nacionalistas: Operan a nivel endógeno (interno) y exógeno (externo). A nivel interno, opera tratando de romper la unidad nacional, lo que crea odio, rencillas, enemistades y puede derivar en lucha armada. Todo lo que crea odio y división es malo, no es de Dios. A nivel externo, se manifiesta en una nación con política imperialista que pasa por encima de los derechos de otros pueblos y naciones.
- El Afán de Dominación Política: Es un factor de insolidaridad porque suele ser excluyente de otros grupos con ideologías diferentes a la dominante. Se dan subvenciones a los afines, los cargos políticos miran el carné de afiliado.
- Los Cargos de Carácter Militarista: La Iglesia nunca ha condenado los ejércitos; dice que ser militar es una profesión noble, que constituyen la salvaguarda de la nación ante peligros internos y externos, y garantizan la paz y la seguridad nacional.