Orígenes y Familia de Lázaro
La obra comienza con una carta dirigida a un tal «vuestra merced», un personaje ficticio. Se nos presentan datos del personaje principal, Lázaro: su nombre, el origen de sus padres y sus primeros trabajos. Se describe el ambiente social del protagonista, quien a su vez es el narrador. Los nombres de sus padres son comunes para la época, y los lugares geográficos mencionados son reales. Es probable que el nombre de Lázaro sea un apodo, no el nombre de pila, y tiene una connotación bíblica. Se utiliza la metáfora: «sangrías mal hechas» (cortes en las venas) para referirse a los cortes en las bolsas de trigo que robaba el padre.
El nombre Lázaro se asocia al verbo «lacerar», que significa lastimar. Este nombre se vincula a la pobreza y a la miseria. A su nombre se le añade el topónimo «de Tormes», lo que parodia a las novelas de caballerías (como «Amadís de Gaula»). Luego, se nos informa sobre los nombres de los padres, a quienes se ubica en Salamanca, en el barrio de Tejares.
A diferencia de la novela realista del siglo XIX, donde se presentan descripciones detalladas, aquí los personajes y objetos se introducen sin interrumpir la acción. Para explicar los detalles de su nacimiento, se presenta a los padres, que ya habían sido mencionados. De su padre, se dice que era molinero y se anticipa brevemente su condición de ladrón («que Dios perdone»).
La Muerte del Padre y el Destierro
De su nacimiento, la narración salta a sus 8 años, cuando muere el padre. Según Lázaro, se le atribuyeron falsamente ciertas «sangrías mal hechas» en los costales. El destierro le permite al padre vivir en libertad fuera de su patria. La figura paterna es rescatada de la crítica porque, según se dice, muere en guerra santa (contra los moros), destacando su lealtad a su señor. La descripción del padre culmina con su muerte, generando una ambigüedad entre la figura del ladrón y la del mártir (el que muere justamente).
La Madre de Lázaro y Zaide
La madre, al quedar viuda y desamparada, se traslada a Salamanca. La expresión «arrímate a los buenos, y serás uno de ellos» es una variante de un refrán popular. La madre trabaja cocinando para estudiantes de Salamanca y lavando la ropa a «mozos de caballos» (criados que cuidan los caballos de sus señores). La palabra «moreno» es un eufemismo (palabra que sustituye a otra, en este caso, «negro»).
Las referencias a la relación de su madre con el moreno, Zaide, son implícitas. La palabra «conocimiento», en el contexto bíblico, puede significar «relación sexual». Lázaro, al principio, teme a Zaide por su color y «mal gesto», pero lo aprecia porque le da comida. A lo largo de la novela, los sentimientos de Lázaro están ligados al interés.
La Relación Ilícita y sus Consecuencias
Lázaro hace una valoración afectiva de su hermanito («negrito», un diminutivo). El episodio del niño da lugar a una moraleja propia del narrador adulto: «¡Cuántos debe de haber…!», que parodia un pasaje bíblico (Mateo, capítulo 7). La relación ilícita llega a oídos del mayordomo, quien la asocia con ciertos robos. Zaide llega al robo para alimentar a su familia, llegando al extremo de desherrar los caballos cuando no tenía otra cosa que robar. Esto da lugar a otra reflexión del narrador: «No nos maravillemos», porque, aunque se asocia a Zaide con el robo por ser negro, el narrador afirma que el amor lo llevó a actuar así. La figura de Zaide queda bien parada porque actúa por amor (es un «pobre esclavo del amor»). Se presenta una personificación del amor (no es una persona, por lo tanto, nadie puede ser prisionero de él).
Lázaro delata a Zaide. Lo hace porque es un niño, lo amenazan y tiene miedo. El castigo de Zaide es de cien azotes y que le unten las heridas con aceite. A la madre se le prohíbe volver a las caballerizas, y se la separa de Zaide.
El Ciego: Un Nuevo Amo y un Duro Aprendizaje
La madre se traslada al mesón de la Solana, un lugar de hospedaje, para evitar habladurías. Cuando Lázaro llega a la adolescencia, ayuda a su madre a hacer mandados. Este nuevo traslado muestra cómo los personajes humildes se convierten en juguetes del destino. La madre presenta al padre de Lázaro como un héroe, aunque era un ladrón. Le miente al ciego, pidiéndole que guíe a Lázaro y afirmando que su padre murió en la guerra de los Gelves. El ciego promete tratarlo como a un hijo, pero lo castiga; él también miente.
Lázaro presenta al ciego mediante un oxímoron: «nuevo y viejo amo». Viejo por la edad y nuevo porque es el amo reciente de Lázaro. El ciego decide marcharse de Salamanca porque no consigue suficientes limosnas. Lázaro se despide de su madre para siempre, con dos frases: «Dios te guíe» y «Válgate por ti».
El Golpe contra el Toro de Piedra
Saliendo de Salamanca, el ciego le da un golpe contra un toro de piedra. El propósito de este acto es didáctico. En el tratado primero, el tiempo cronológico se trata superficialmente. Al narrador le importa el tiempo psicológico, y para que este aparezca, se debe desarrollar la personalidad de Lázaro. La personalidad de Lázaro se desarrolla junto al ciego, ya que vive su adolescencia con él (un período de cambios). La conciencia del tiempo, la maduración y el primer dolor ocurren simultáneamente.
El primer episodio de su vida con el ciego supone una iniciación en el aprendizaje de su vida; comienza una nueva etapa. El aprendizaje que le deja es que no debe confiar en nadie, ya que está solo y abandonado. El abandono no es solo material, sino también espiritual.