El legado artístico: El Barroco


EL LEGADO ARTÍSTICO. EL BARROCO

Surge en el siglo XVII en Roma y desde allí se extiende por el resto de Europa. Características generales del barroco: Este estilo se caracteriza por la ruptura de las normas y se crea así un estilo nuevo con movimiento, contrastes por el gusto por lo sorprendente y teatral y el deseo de provocar emoción. ¿Quienes eran los clientes? La iglesia católica para hacer propaganda de su doctrina frente al protestantismo. Los monarcas absolutistas para manifestar su poder. La burguesía para mostrar su enriquecimiento económico y su modo de vida. ARQUITECTURA: Elementos arquitectónicos: Aunque proceden de la antigüedad clásica, se emplean de forma diferente: Los muros y plantas de edificios tienen gran movimiento por el uso de líneas curvas. No se respetan las proporciones de los órdenes clásicos y surge la columna salomónica de fuste retorcido de madera ascendente. Los arcos son variados. Los frontones se parten. Las cubiertas abovedadas ganan profundidad. Los edificios se cubren de abundante decoración. Los materiales son muy ricos; mármoles de distintos colores y bronce. ESCULTURA: Características de la escultura: Naturalismo. Expresividad. Movimiento en actitud y ropajes. Contrastes de luces y sombras. Temas religiosos (el éxtasis, martirios, milagros de santos, inmaculadas concepciones) y temas mitológicos, temas de la vida cotidiana y retratos. PINTURA: Características de la pintura: Técnica mural o al óleo. Importancia del color. Contrastes de claroscuro. Búsqueda de la profundidad mediante la perspectiva aérea. Además de temas de la escultura, tenemos bodegones y paisajes. EL BARROCO EN ESPAÑA: Escultura: Se centra en imágenes religiosas en madera policromada caracterizadas por el realismo y expresividad. Los destinos principales fueron los retablos y los pasos procesionales de Semana Santa. Características generales de Velázquez: Empleo de la perspectiva aérea (tonos grises y muy pardos, los objetos que estaban en el último plano los pintaba muy borroso y los de la primera línea muy definidos y realistas). Profundidad, sin hacer bocetos “Alla Prima” y corrige sobre la marcha. Realismo. Contraste de luces y sombras. Composición diagonal.



1. EL SIGLO XVII. TRANSFORMACIONES Y CONFLICTOS

1. Las transformaciones del siglo XVII: En el siglo XVII se produjeron en Europa transformaciones políticas, económicas, sociales, culturales y artísticas. – Políticas: Tuvieron lugar graves enfrentamientos internacionales, que provocaron la pérdida de la hegemonía española en Europa. La monarquía autoritaria fue sustituida por la monarquía absoluta. Surgieron los primeros sistemas parlamentarios. – Económicas: El auge del comercio impulsó el capitalismo financiero, y en la mayoría de los estados se impuso el mercantilismo, una nueva doctrina económica que basaba el poder de la monarquía y del país en la acumulación de riqueza y metales preciosos. – Sociales: La sociedad estamental comenzó a desquebrajarse debido al auge de la burguesía, enriquecida por el comercio colonial. – Culturales y artísticas: En el siglo XVII nació la ciencia moderna, y la aplicación de métodos experimentales dio lugar a una revolución científica. En el arte, nuevas ideas impulsaron un nuevo estilo artístico, el Barroco, que surgió en Italia a principios de siglo y se extendió por el resto de los países europeos. 2. Los conflictos europeos: – La guerra de los Treinta Años (1618-1648): Inicio-> conflicto alemán que enfrentó al emperador, católico y partidario de la unidad del imperio, con los príncipes alemanes, protestantes y defensores de su autonomía. El emperador recibió el apoyo de España. Los príncipes alemanes recibieron el apoyo de: Francia, Suecia, Dinamarca, las Provincias Unidas e Inglaterra. España y el emperador fueron derrotados en Rocroi (1643) y tuvieron que firmar la Paz de Westfalia (1648). En ella, el emperador aceptaba la tolerancia religiosa y el poder de los príncipes alemanes; y España reconocía la independencia de las Provincias Unidas. – La guerra entre España y Francia (1648-1659): Francia y España continuaron luchando algunos años más. Finalmente, tras ser derrotada en la batalla de las Dunas (1658), España firmó la Paz de los Pirineos (1659). En ella cedía a Francia los territorios catalanes situados al norte de los Pirineos. Se fijaba la frontera entre los dos países en esta cordillera. Se pactaba la boda del rey Luis XIV de Francia con María Teresa, la hija de Felipe IV. Se consagraba así la decadencia de la monarquía hispánica y comenzaba la hegemonía de Francia en Europa.



2. LOS REGÍMENES POLÍTICOS:

En el siglo XVII, la mayoría de los estados europeos implantó la monarquía absoluta. Por eso también se conoce como el siglo del absolutismo. No obstante, en algunos países se impuso el parlamentarismo. 2.1 Las monarquías absolutas: El rey concentraba todos los poderes del Estado y gobernaba sin contar con las instituciones tradicionales, como las Cortes o los Parlamentos. Las bases del poder absoluto de los reyes fueron dos: – La teoría del origen divino del poder. Afirmaba que el poder del rey proviene directamente de Dios, y solo a él debe rendir cuentas. – La administración centralizada. Dirigida desde la corte, contaba con funcionarios que aseguraban el control del rey sobre la economía y el ejército y el cumplimiento de sus órdenes en todo el reino.

En Europa el mejor monarca absoluto fue Luis XIV de Francia (1643-1715), conocido como el “Rey Sol”. Concentró todos los poderes, y creó un eficaz sistema de administración y de recaudación de impuestos. Así, se convirtió en el modelo a seguir para las demás monarquías. En el arte, nuevas ideas impulsaron un nuevo estilo artístico, el Barroco, que surgió en Italia a principios de siglo y se extendió por el resto de los países europeos. 2.2 Los sistemas parlamentarios: En los sistemas parlamentarios el poder del rey o del máximo gobernante estaba imitado por un Parlamento. – Inglaterra: fue el mejor ejemplo de monarquía parlamentaria. En este país, la implantación de la monarquía absoluta encontró la oposición del Parlamento. El choque entre ambos provocó dos revoluciones, en 1640 y 1688. La revolución de 1640 terminó con la ejecución del rey Carlos I (1649); y la revolución de 1688 acabó con la abdicación de Jacobo II y la coronación del holandés Guillermo de Orange. A cambio, este monarca firmó una Declaración de Derechos, en 1689, que obligaba al rey a cumplir las leyes aprobadas por el Parlamento. – Las Provincias Unidas: tras independizarse de España, constituyeron una república formada por siete provincias. Cada una tenía su propio Parlamento, y a su vez todos se reunían en los Estados Generales para adoptar decisiones comunes.



4. LA MONARQUÍA HISPÁNICA EN EL SIGLO XVII:

En el siglo XVII se produjo la progresiva decadencia política, demográfica y económica de España. No obstante, la monarquía hispánica continuó siendo una gran potencia internacional, pues mantenía numerosas posesiones en Europa y un vasto imperio colonial. 4.1 Los monarcas y sus validos: Reinaron los llamados Austrias Menores: Felipe III (1598-1621), Felipe V (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Tuvieron una personalidad más débil que la de sus antecesores, y delegaron las tareas de gobierno en validos, personas que lo ejercieron en su nombre. Fue el caso de los duques de Lerma y de Uceda, en el reinado de Felipe III; del conde-duque de Olivares, en el de Felipe IV; y de Nithard y Valenzuela, con Carlos II. En el trascurso de estos años se implantó la monarquía absoluta, las Cortes perdieron importancia y los reyes concentraron el poder en sus manos. Pero no se implantó una administración centralizada, sino que cada territorio mantuvo su propia organización. 4.2 La crisis política: – Felipe III: mantuvo la hegemonía hispánica. En un primer momento, la política internacional se orientó a la pacificación. Con este fin, se llegó a la Tregua de los Doce Años con Holanda (1609-1621), y se firmó la paz con Inglaterra. En 1618, sin embargo, España decidió intervenir en la guerra de los Treinta Años apoyando al emperador alemán. – Felipe IV: se enfrentó con graves problemas: En el exterior: la derrota de Rocroi y las paces de Westfalia y de los Pirineos significaron el inicio de la decadencia de la monarquía. En el interior: el conde-duque de Olivares intentó implantar una administración centralizada, imponiendo las leyes de Castilla al resto de los reinos. Esta política provocó la sublevación de Cataluña y la rebelión de Portugal, en 1640. La guerra con Cataluña terminó en 1652, cuando Felipe IV juró obediencia a las leyes catalanas. Portugal, en cambio, se independizó de España en 1668, reinando ya Carlos II. 4.3 La crisis demográfica: La población española se redujo de 8 a 6 millones de habitantes. Por continuas guerras, las malas cosechas, las epidemias de peste bubónica y la fuerte emigración a América. Expulsión de los moriscos, decretada en el reinado de Felipe III (1609). La expulsión supuso la salida de España de unas 300.000 personas.

4.4 La crisis económica:

Agricultura.

  • Fuerte crisis
  • Continuas guerras
  • Reducción de habitantes (de 8 a 6 millones)
  • Emigración a América
  • Malas cosechas
  • Epidemia de peste bubónica
  • Expulsión de los moriscos (abandono cultivos de huerta en favor de los cereales)

Industria.

  • Escaso desarrollo
  • Las riquezas traídas de América no se emplearon en promover la industria sino en comprar productos extranjeros. La industria se quedó anticuada.
  • Los mercados exteriores se perdieron por el atraso técnico que ocasionaba menor calidad de los productos. Peor calidad y mayor coste del producto.
  • El mercado interno se redujo por el descenso de la población
  • Todo esto provocó una profunda crisis en los gremios.

Comercio.

El comercio con América decayó por ataques de los piratas, gran extensión del contrabando y del comercio ilegal con otros países. Se redujo drásticamente la llegada de metales preciosos de América que repercutió negativamente en la economía.



La Paz de Wesfalia:

Introducción: La guerra de los Treinta Años fue una de las guerras de religión, pero a la vez tuvo un componente de lucha por la hegemonía europea. Desarrollo: El conflicto nació por el rechazo que suscitó la elección de Fernando II como emperador del Sacro Imperio en distintos territorios alemanes. Fernando II era católico y estaba convencido de la necesidad de restaurar el catolicismo en Alemania. Pero por debajo de esta cuestión subyacían rivalidades dinásticas entre los Habsburgo y Francia, lo que comenzó como un conflicto religioso acabó con la intervención de las principales potencias europeas. La política y la economía de Francia estaban ahogadas por el camino español desde que Carlos V conquistó el Milanesado. En paralelo, el conflicto no resuelto de los Países Bajos añadía una mayor complejidad, si cabe, a la situación. Guerra: Inicialmente, la guerra transcurrió como conflicto religioso, con la intervención de distintos príncipes protestantes alemanes y extranjeros (Christian IV de Dinamarca y Gustavo Adolfo II de Suecia). La muerte de Gustavo Adolfo (1632) y la victoria católica en Nordlingen (1634) parecían resolver la contienda, como se reflejó en la paz de Praga (1635), muy ventajosa para los católicos. Esto desencadenó la intervención de Francia, que se alió con Suecia y las Provincias Unidas, y obtuvieron las victorias de Rocroi (1643), Jankov (1645) y Nordlingen (1645), obligando a los Habsburgo a pactar la paz. Tratados: La paz de Westfalia (1648) se dividió en dos tratados. – Tratado de Münster: que ponía fin a la guerra entre España y las Provincias Unidas. – Tratado de Osnabrück: se firmaba la paz entre todos los contendientes (salvo España y Francia) y se reconstruía el mapa europeo. Westfalia ha sido considerado como el primer congreso europeo en el que se deciden cuestiones territoriales que afectan al conjunto. El Tratado también estableció los límites del Sacro Imperio. Consecuencias: Supuso el fin de la hegemonía de la casa de Austria. La posición sueca en el Báltico fue desde entonces más sólida, el rey de Suecia formó parte de la Dieta alemana. Las Provincias Unidas, pudieron centrarse en el crecimiento y el desarrollo comercial. La victoria francesa, consolidada en la paz de los Pirineos en 1659, llevó a Francia como Estado hegemónico. Francia intentó la división de los Estados alemanes, buscó un poder en el norte que equilibrase el de Suecia y favoreció el crecimiento de Prusia-Brandeburgo.



Contexto histórico y social del Renacimiento:

Surgió en Italia en el siglo XIV y se extendió con rapidez por toda Europa, ahí se desarrolla en el siglo XVI. Fue un movimiento histórico que alcanzó todas las actividades humanas (arte, cultura, política…). El Renacimiento defendía el renacer de la cultura grecolatina y se apoyaba en los principios y el humanismo. El humanismo fue una corriente intelectual y cultural, originada en Italia, cuyas bases eran las siguientes: – Antropocentrismo: sistema de pensamiento donde el hombre se convierte en centro y medida de todas las cosas. – La recuperación de la cultura grecolatina, basada en el estudio y en el conocimiento del griego y del latín, y orientada hacia la imitación de los modelos clásicos en la literatura, en las artes, el pensamiento, en la política, en la ciencia y en la actitud ante la vida. La defensa de la reivindicación del uso de las lenguas vulgares como vehículo de cultura. Arte y cultura del Renacimiento: El Renacimiento propuso un nuevo ideal de belleza, de inspiración grecolatina, basado en la armonía, la perfección y equilibrio. El arte renacentista se desprendió de la intención didáctica y doctrinal, propia de la Edad Media, y se orientó hacia el deleite y la belleza. Por ello, eran frecuentes temas como estos: – la invitación a disfrutar de los placeres de la juventud y la belleza (tema que se corresponde con el tópico literario conocido como carpe diem); – el bucolismo o idealización de la vida pastoril; – la contemplación de la naturaleza y del cuerpo humano como reflejo de la belleza divina; – el canto a la vida retirada ( el tópico literario conocido como beatus ille);- la sensualidad o los motivos de la mitología clásica. La lírica italianizante: Las principales fuentes de la lírica renacentista fueron la Antigüedad clásica y la poesía italiana, en concreto el petrarquismo. Francisco Petrarca fue un autor italiano del siglo XIV que constituyó el gran modelo de la poesía amorosa del Renacimiento español. Estas son las características principales del petrarquismo: – El tema fundamental es el amor (sufrimiento, soledad cómo hacerlos como amor desdichado…). – La expresión íntima de los afectos. – La influencia del amor cortés medieval (irritación de la amada, amor como servicio, desdén por parte la mala, sufrimiento amoroso). – La naturaleza como reflejo de los estados de ánimo del poeta. – El empleo de los mitos amorosos por influencia de los poetas clásicos latinos. – El uso de comparaciones, metáforas, antítesis y otros recursos para expresar el sentimiento amoroso. – La predilección por el verso endecasílabo y el soneto, aunque también destaca el empleo de canciones, églogas, odas y madrigales. En Sevilla surge un importante grupo de poetas que siguen la lírica italianizante. El más destacado es Fernando de Herrera, quién busca la perfección en sus versos. Otros autores de esta escuela fueron: Baltasar de Alcázar, Luis Barahona de Soto y Francisco de Medrano.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *