Según Charles Taylor, el «malestar de nuestro tiempo» se experimenta como una pérdida o declinación cultural que se arrastra desde el siglo XVII. Esta declinación presenta facetas tanto negativas como positivas:
1. Tres Formas de Malestar
1.1. Pérdida del Sentido de Trascendencia
- Aspectos negativos: Individualismo. Se sobrevalora al individuo, llevando a la creencia de que nada vale más que uno mismo. Esta postura surge como reacción a la rigidez social y la nula movilidad de épocas anteriores, donde la sociedad se sobrevaloraba en detrimento del individuo.
- Aspectos positivos: Derecho a decidir cómo vivir nuestras convicciones y las causas con las que nos comprometemos. Este derecho se logró mediante la lucha contra los excesos del antiguo orden.
1.2. El Eclipse de los Fines y el Desencantamiento del Mundo
- Aspectos negativos: Prima la razón instrumental, el yo existencial, los medios sobre los fines, y la productividad material sobre la fecundidad humana. La cultura empresarial capitalista impone una «jaula de hierro» (Weber).
- Aspectos positivos: El desarrollo de la razón instrumental y de los medios puede adquirir sentido al servicio de fines trascendentes.
1.3. Pérdida de Libertad a Nivel Político
- Aspectos negativos: Las estructuras institucionales y culturales de la sociedad tecnológica restringen las posibilidades de elección personal.
- Aspectos positivos: Existe la posibilidad y necesidad de guiar estos desarrollos para maximizar sus beneficios y minimizar sus excesos.
2. El Debate Inarticulado
La falta de articulación en el debate sobre la ética de la autenticidad, según Taylor, representa una oportunidad para quienes tienen las ideas claras. El relativismo extremo de las posturas autocomplacientes se anula a sí mismo. La vida se aplana, con la consiguiente pérdida de sentido de trascendencia y seguridad en la propia identidad. Esto conduce a:
- Un narcisismo o hedonismo sin ideal moral.
- La búsqueda desproporcionada de guías espirituales autodesignados.
El ideal moral contemporáneo de la autorrealización consiste en ser fiel a uno mismo. No siempre esta valoración corresponde a un relativismo fácil.
3. Las Fuentes de la Autenticidad
Los orígenes de la ética de la autenticidad se encuentran en:
- Descartes: La exigencia de pensar por sí mismo de forma autorresponsable.
- Locke: El individualismo político que prioriza a la persona y su voluntad sobre la obligación social.
- Rousseau: La libertad como autodeterminación.
- Herder: La originalidad de cada ser humano.
Una errada comprensión de este concepto de libertad, presente en el jacobinismo, Hegel y Marx («la voluntad general»), es una fuente de los totalitarismos modernos. Es crucial distinguir entre el ideal moral de la autenticidad y el relativismo blando. Dos fuerzas se oponen a la autenticidad:
- Los relativistas blandos: autocomplacientes, hedonistas, narcisistas, irresponsables y sin sentido de trascendencia.
- Quienes rechazan el relativismo blando, confundiéndolo con la autenticidad, por considerarlo atentatorio contra las tradiciones y los valores trascendentes.
4. Horizontes Ineludibles
No se puede discutir sobre la moral con quien no acepta ninguna exigencia moral. Un rasgo fundamental de la vida humana es su carácter dialógico. Mediante el lenguaje (incluyendo el arte, el gesto, el amor) nos convertimos en agentes humanos plenos. Nuestra identidad se define en diálogo. Es importante distinguir entre las relaciones que nos ayudan a definirnos y las necesarias para realizarnos. Los horizontes de significado son inherentes a la vida humana. El sentido de la vida proviene de elegir algo noble y valioso. Podemos optar por la autocreación o por dejarnos llevar por la corriente.
5. La Necesidad de Reconocimiento
La crítica a la cultura de la autenticidad se centra en la comprensión puramente personal de la autorrealización, que convierte las relaciones en instrumentales. Esto margina la ciudadanía política y el sentido de pertenencia, llevando al desencantamiento. La búsqueda de la propia identidad debe ofrecer una perspectiva sobre cómo vivir entre los demás. En la cultura actual de la autorrealización se entrelazan dos modos de existencia social:
- El derecho y la capacidad de ser uno mismo.
- El énfasis en las relaciones íntimas.
Dos cambios han hecho inevitable la preocupación por la identidad y el reconocimiento:
- El derrumbe de las jerarquías sociales que eran la base del «honor».
- La importancia de descubrir la propia identidad.
En el plano social, la identidad se forma en diálogo abierto, lo que acentúa la política del reconocimiento. El principio crucial es la justicia, que implica igualdad de oportunidades para el desarrollo de la propia identidad. En la esfera interpersonal, el respeto a la intimidad y la lealtad son fundamentales.
6. El Deslizamiento hacia el Subjetivismo
El ideal de autenticidad de Taylor se muestra en tensión con la cultura hedonista y narcisista, caracterizada por un egocentrismo que ve las convicciones morales como meras proyecciones. Dos deslizamientos explican este fenómeno:
- En la cultura popular: La eclosión de nuevas formas políticas que cuestionan las antiguas jerarquías sociales.
- En la «alta» cultura: Un movimiento hacia el nihilismo o la negación de horizontes de significación (Baudelaire, Nietzsche, Foucault, Derrida).
7. La Lotta Continua
Taylor señala que la libertad permite a la gente elevarse o degradarse. La sociedad libre es un escenario de lucha entre formas superiores e inferiores de libertad. Mediante la acción social y el cambio político, podemos ayudar a que las formas mejores ganen terreno. Taylor propone adoptar el lema «la lotta continua» (la lucha continua).