Contexto Histórico del Manifiesto
El texto que vamos a comentar es un fragmento extraído del Manifiesto de los Persas de 1814, manuscrito en el que el rey Fernando VII encontró apoyos para su política absolutista y en el que se le encomiaba a volver al Antiguo Régimen. Es un texto circunstancial, pues su contenido deriva directamente de los hechos que estaban sucediendo en la época. Este escrito representa la opinión de un grupo de absolutistas que se autodenominan “persas” y, por lo tanto, su autor es colectivo. El destinatario, a quien aluden como Vuestra Merced, es sin duda alguna el rey Fernando VII, porque además de estar redactado cuando este monarca volvía de Francia tras el Tratado de Valençay, era el siguiente legítimo sucesor al trono y quien podía aprobar o derogar la Constitución de las Cortes de Cádiz.
Antecedentes: De Carlos IV a José I
Para poder comprender este exacerbado deseo, por parte de “los persas”, del regreso del monarca, debemos comprender lo que aconteció con anterioridad. Durante el reinado de Carlos IV y María Luisa de Parma, España había mantenido desde 1793 numerosas guerras y tratados de alianza con diversos países. El más importante de estos tratados fue el Tratado de Fontainebleau, en 1807, firmado entre el general Napoleón Bonaparte y el primer ministro Manuel Godoy. Este tratado estipulaba que España permitiría el paso de las tropas francesas hacia Portugal para que Napoleón llevara a cabo su “bloqueo continental” contra Inglaterra, ocupando el país y cediéndole a España uno de los reinos conquistados. A finales de ese año, parte de las tropas francesas atravesaron la frontera, quedando atrás el resto. Cuando Godoy descubrió las verdaderas intenciones de Napoleón, intentó huir a Sevilla junto a la familia real para embarcar hacia América.
Con la presencia de unos cien mil soldados franceses, se desencadenó el Motín de Aranjuez en marzo de 1808, en el cual la residencia de la familia real fue asaltada por un tumulto popular. Godoy fue arrestado y Carlos IV se vio obligado a abdicar a favor de su hijo, Fernando VII, cuyo reinado fue muy breve. En abril de ese mismo año, los antiguos monarcas se encontraban en Bayona y Napoleón mandó llamar a Fernando VII a la misma ciudad para poder reconocerle como legítimo rey de España.
Una vez en Bayona, Napoleón presionó a Fernando para que abdicase en su padre, quien antes había abdicado en el general francés. El rey de España se negó, pero el levantamiento popular de Madrid frente a los franceses auspició su abdicación. Conseguida la corona española, Napoleón se la ofreció a su hermano José Bonaparte, quien aceptó, llamado desde entonces José I o también “Pepe Botella”.
El Estatuto de Bayona y la Resistencia Española
Napoleón deseaba acabar con el Antiguo Régimen, por lo que redactó el Estatuto de Bayona, que era un texto constitucional escrito y codificado, que se denominó carta otorgada, pues no era la expresión del pueblo como la Constitución posterior, sino que suponía la imposición de la voluntad del monarca extranjero, en este caso Napoleón, a través de su hermano José I.
Rechazando al rey extranjero, se llevaron a cabo diversos levantamientos populares. Destaca entre ellos el de 1808 en Móstoles, donde el 2 y 3 de mayo la represión francesa fue durísima, exterminando a los rebeldes. Esto detonó unos sucesivos levantamientos mediante los cuales el pueblo asumió el poder a través de las Juntas ciudadanas, movimiento asociativo popular que surge en épocas de crisis en contra del poder político.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
En ausencia del auténtico rey de España, se creó la Junta Suprema, tras un largo proceso pasando por las Juntas provinciales y la Junta de Gobierno, la cual tomó el poder para hacer frente al monarca francés. Los liberales aprovecharon para redactar una Constitución en las Cortes de Cádiz en 1812, donde se exponen numerosos principios, una organización liberal de la economía, la reforma de la Iglesia y varios órganos constitucionales. El desarrollo de esta Constitución fue planteado por los sectores más liberales en España como un desarrollo de leyes anteriores y no como introducción de conceptos nuevos, pues temían que a Fernando VII no le gustasen los cambios realizados en su nombre.
El Tratado de Valençay y el Regreso de Fernando VII
A través de los éxitos militares que se llevan a cabo puntualmente en la península y la derrota que comienza a padecer Napoleón en Rusia, este decide reducir el número de soldados en España y llevarlos al norte. Pero eso supondría una oportunidad para el pueblo español de derrotar, al igual que en la batalla de Bailén, a su ejército francés y perder importantes territorios. Atendiendo a esto, Napoleón decide devolverle el trono a Fernando VII a través del Tratado de Valençay, firmado el 11 de diciembre de 1813. En él, Bonaparte restituía en el trono a Fernando a cambio de que este rompiese la alianza hispano-inglesa, pues era la única amenaza en su dominio ibérico. En marzo de 1814, Fernando VII regresa a España como rey. Las emergidas Cortes de Cádiz, a pesar de todo, no le reconocerían como tal hasta que no jurase la Constitución. Este documento reflejaba diversas ideas liberales que no eran compartidas por el ideal absolutista del rey, quien encontró apoyos en las tropas del general Elío y en un grupo de diputados absolutistas mediante el ya mencionado manuscrito. Estos absolutistas, que ansiaban que volviese el Antiguo Régimen, deseaban que el rey derogase la Constitución realizada en su ausencia, pues les perjudicaría y no estaba en acorde con sus ideales.
Análisis del Manifiesto de los Persas
- Primer párrafo: Se establece una analogía con el pueblo persa, cuya tradición era la de pasar cinco días en anarquía tras el fallecimiento de su rey para comprender que necesitaban un único líder que impusiera orden. Establecen esta relación de ausencia de poder con la abdicación de Fernando en 1808 en Bayona, reflejando que no hacía falta que llevase a cabo el mismo procedimiento, pues ya tenían muy claro lo indispensable que era el absolutismo. Destaca también el hecho de que asuman la ausencia del rey como un cautiverio; esto explicaría el pseudónimo de este monarca, también conocido como “El Deseado”.
- Segundo párrafo: Se establece la diferencia a lo largo de la historia entre la nobleza y el pueblo, cómo la primera siempre ha deseado ser distinguida y cómo el segundo desea fervientemente la igualdad de todos. Ambas son posiciones totalmente opuestas, por lo que aluden también a que ambos gobiernos, tanto el deseado por la nobleza como el deseado por el pueblo, tienen sus fallos y se corrompen.
- Tercer párrafo: Se alude al Antiguo Régimen en su concepción de la Edad Media, considerando al monarca como una cercana deidad guiada por la razón y la inteligencia, exaltándola aún más. Explica también que el absolutismo monárquico se estableció en la antigüedad por derecho de conquista o por la aceptación del pueblo a ser guiado y controlado. Por lo tanto, el poder debe ser absoluto para poder mostrar a los súbditos cuál es el interés común de todos y así guiarles hacia él.
- Cuarto párrafo: La siguiente línea, considerada como un cuarto párrafo, refleja una verdadera opinión exaltadora de estos diputados, y es que, por supuesto, que es peligroso permitir que el gobierno recaiga sobre una sola persona; pero si se hiciese lo contrario…