Nuestra civilización, que es esencialmente la civilización mediterránea, deriva de los griegos. Esta civilización nació en el período comprendido entre los siglos VI a IV antes de Cristo, y nació en Atenas.
La Revolución de Solón y la Búsqueda de la Libertad
El milagro ateniense es desconcertante. Aquí tenemos, en un breve período que comienza con Solón hacia el 600 antes de Cristo, una revolución pacífica. Solón salvó a la ciudad eliminando el yugo de la deuda a los ciudadanos atenienses explotados, y prohibiendo que pudiera esclavizarse a un ciudadano ateniense en razón de sus deudas. Fue la primera constitución creada para mantener la libertad de los ciudadanos, y nunca fue olvidada, aunque la historia de Atenas muestra a las claras que la libertad no está nunca garantizada y siempre amenazada.
Solón no fue sólo un gran estadista; fue el primer poeta ateniense de que tenemos noticia, y en su poesía explicó sus metas. Habló de eunomia o buen gobierno, explicando esto como el equilibrio de los contrapuestos intereses de los ciudadanos. Fue, sin duda la primera vez, al menos la primera vez en la región mediterránea, que se creó una constitución ética y humanitaria. El principio rector del proceso fue el imperativo ético de validez universal, que Shopenhauer expresó de esta sencilla forma: ¡Neminem laede imo homnes, quantum potes, juva!; es decir: ¡no hagas daño a nadie, y ayuda todo lo que puedas!. Al igual que la revolución americana, que se produjo dos mil años después, la revolución de Solón tenía sólo en mente la libertad de los ciudadanos: en ambos casos se pasó por alto la esclavitud de los esclavos bárbaros comprados.
Pisístrato y el Impulso Cultural Ateniense
Después de Solón la política ateniense fue sumamente inestable. Varias familias principales se disputaban el poder, y tras algunos intentos fallidos, Pisístrato, un pariente de Solón se erigió en monarca o tirano en Atenas. Pisístrato debía su gran riqueza a las minas de plata ubicadas fuera del Ática, y utilizó su riqueza fundamentalmente para fines culturales y para estabilizar las reformas de Solón en Atenas. Construyó allí numerosos edificios hermosos, creó diversos festivales, en especial los festivales de teatro. A él se debe el inicio de las representaciones de tragedias en Atenas. Y, según sabemos por Cicerón, organizó la transcripción de las obras de Homero, La Ilíada y la Odisea, que al parecer, anteriormente sólo existían en la tradición oral. Mi tesis es que este acto tuvo consecuencias extremadamente importantes; que un acontecimiento de significación central en la historia de nuestra civilización.
El Choque Cultural como Catalizador del Milagro Ateniense
Durante muchos años, desde que escribí mi libro La sociedad abierta y sus enemigos, el milagro ateniense ha constituido un problema fascinante para mí. Es un problema que me acompaña a todas partes y del que no puedo deshacerme. ¿Qué fue lo que creó nuestra civilización en Atenas? ¿Qué hizo que Atenas inventase el arte y la literatura, la tragedia, la filosofía, la ciencia y la democracia, todo ello en un breve período de tiempo de menos de cien años? Encontré una respuesta a este problema, una respuesta indudablemente verdadera, pero asimismo -pensé- insuficiente. La respuesta era el choque cultural. Cuando entran en contacto dos o más culturas diferentes, las personas constatan que sus formas y costumbres, que desde antiguo se daban por supuestas, no son «naturales», no son las únicas posibles, ni están decretadas por los dioses ni forman parte de la naturaleza humana. Hallaron que su cultura es obra de los hombres de su historia. Se abre así un mundo de posibilidades nuevas: se abren las ventanas y entra aire nuevo. Ésta es una suerte de ley sociológica, y es mucho lo que explica. Y sin duda alguna desempeñó un importante papel en la historia de Grecia. En efecto, uno de los temas principales de Homero en la Iliada, incluso más en la Odisea, es precisamente el tema es el choque cultural. Y el choque cultural es por supuesto uno de los temas principales de la Historia de Herodoto. Es muy grande su significación para la civilización griega.
Más Allá del Choque Cultural: La Importancia de la Palabra Escrita
Sin embargo, esta explicación no me satisfacía del todo. Y desde hace mucho tiempo pensé que había que renunciar a ella. Pensaba que un milagro como el milagro ateniense no puede explicarse, y aún pienso así, pienso que no puede explicarse totalmente. Y menos puede explicarse por la transcripción de las obras de Homero, aunque sin duda esto tuvo una gran influencia. Ya antes se habían escrito libros en otros lugares, grandes libros, y no había sucedido nada comparable al milagro ateniense. Pero un día volví a leer la Apología de Platón, la obra filosófica más hermosa que conozco. Y al volver a leer un pasaje muy conocido, tuve una idea nueva. Este pasaje 26 D-E, revela que en el año 399 antes de Cristo había en Atenas un próspero mercado de libros, en cualquier caso un mercado en el que se vendían.