1. El Plan de Estabilización (1957-1959)
A partir de 1956, las dificultades económicas acumuladas provocaron una modificación radical en la política económica del régimen franquista. La situación era crítica; en 1959, España podía haber quedado sin petróleo por falta de dinero público. En 1957, Franco formó un nuevo gobierno con dos tecnócratas destacados en áreas económicas clave: Alberto Ullastres en Comercio y Mariano Navarro Rubio en Hacienda. Durante la década de 1960, tecnócratas dirigirían la política económica y la mayoría de los ministerios.
Diseñado por tecnócratas del Opus Dei, los nuevos ministros elaboraron un Plan de Estabilización Económica, considerado imprescindible para asentar el crecimiento económico. El plan, aprobado el 21 de julio de 1959, impuso medidas como:
- Reducción del gasto público y privado.
- Desaparición progresiva del control estatal sobre las actividades económicas.
- Apertura de la economía española a los mercados exteriores, facilitando las importaciones.
2. La España del Desarrollismo
Los resultados del Plan de Estabilización fueron inmediatos: reducción de la demanda interna, estabilidad de precios, etc. A cambio, hubo restricción de la actividad económica y aumento del paro, con la emigración a Europa como válvula de escape.
A partir de 1961, se produjo un fuerte crecimiento económico, el «milagro español», basado en:
- Expansión industrial impulsada por bajos salarios y capital extranjero.
- Devaluación de la peseta y liberalización de las inversiones extranjeras.
Se construyó un tejido industrial diversificado y potente, atrayendo a campesinos a las ciudades. Esto provocó un alza de los salarios agrícolas y la mecanización del campo, modernizando el sector y despoblando el interior.
En el sector servicios, el turismo fue el motor: miles de europeos atraídos por los bajos precios, el sol y playa, y la infraestructura hotelera. La balanza comercial era deficitaria, pero la balanza de pagos se equilibraba con los ingresos del turismo y las remesas de emigrantes, cruciales para la creación de negocios.
Desde 1963, el gobierno intentó regular el crecimiento con Planes de Desarrollo trienales, marcando objetivos y ofreciendo subvenciones e incentivos fiscales. El objetivo de industrializar nuevas zonas y disminuir el desequilibrio regional fracasó.
El crecimiento ininterrumpido entre 1961 y 1973 se debió a la bonanza económica internacional. La crisis de 1973 impactaría fuertemente en la economía española.
El aumento de los intercambios con Europa impulsó conversaciones con la CEE. En junio de 1970, España y la CEE firmaron un Acuerdo Preferencial, vigente hasta la integración española el 1 de enero de 1986.