El Nacimiento de la Vía Láctea: Mitología y Simbolismo en la Obra de Rubens


Rubens; siglos XVI-XVII – Museo del Prado- Madrid

Este cuadro narra la creación de la Vía Láctea. Aparece la figura de Juno sentada sobre un trono de nubes, acompañada por el pequeño Hércules. Tras ella aparece un carro tirado por pavos reales, su animal favorito, mientras Júpiter contempla la escena, portando sus símbolos, el águila y el rayo.

Hera (Juno)

Hera es hija de Crono y Rea, hermana y esposa de Zeus (Júpiter), es la divinidad tutelar del matrimonio. Fue educada por Océano y Tetis. Se unió a Zeus en solemnes esponsales y fue su tercera esposa, después de Metis y Temis.

En su calidad de esposa del más grande de los Olímpicos, Hera es la protectora del matrimonio y de las mujeres casadas, y su hija Ilitía asiste a las mujeres en el momento del parto. Los poetas, sin embargo, presentan generalmente de ella un retrato poco halagador.

Celosa, violenta y vengativa, no cesa de acosar y perseguir con sus temibles celos a las numerosas amantes de su marido, llegando incluso a castigar a aquellas que han sucumbido al señor del Olimpo por la violencia o como resultado de alguna de las tretas del caprichoso dios. Su cólera implacable la lleva a castigar a los descendientes de estas.

  • Persiguió a Io
  • Volvió loca a Ino
  • Hizo morir a Sémele
  • Intentó matar a Calisto
  • Pretendió impedir que Leto diese a luz a Artemisa y Apolo…

Todas ellas seducidas por Zeus. Tiene poder sobre la tormenta y el relámpago; las horas e Iris están a su servicio.

Después de que Paris eligiera a Afrodita en el certamen de belleza en el que participó con Atenea y Afrodita, se vengó de los troyanos provocando la destrucción de Troya. En Roma fue asimilada a Juno, conservando muchos de sus rasgos y atributos griegos. En la Eneida de Virgilio persigue con su rencor al troyano Eneas, a quien protege en cambio su madre Venus.

Heracles (Hércules)

Heracles, llamado Hércules por los latinos, es uno de los héroes más prestigiosos de la mitología griega. Heracles era hijo de una mortal, Alcmena, nieta de Perseo, y su padre oficial era Anfitrión, esposo de esta e hijo de Alceo, también nieto de Perseo. Pero su verdadero padre era Zeus.

Tenía un hermano gemelo llamado Ificles. La celosa Hera arrancó a Zeus la promesa de que el descendiente de Perseo que naciera primero tendría el dominio absoluto sobre todos cuantos le rodeasen. A continuación, recurriendo a todas sus tretas, se las arregló para que Euristeo, primo de Heracles y verdadero descendiente de Perseo, viniese al mundo antes que el héroe.

Cuando este nació, en la ciudad de Tebas, Hera envió dos serpientes para que matasen al niño, pero el pequeño Heracles las estranguló, dando prueba desde la cuna de su prodigiosa fuerza. Hermes, por orden de Zeus, lo depositó un día en el regazo de Hera, que se había adormecido, para que el niño mamase de ella la leche de la inmortalidad; la diosa despertó violentamente de su sueño y un chorro de leche escapó de su pecho, naciendo así la Vía Láctea.

Más tarde, Heracles aprendió de Anfitrión el arte de conducir un carro, de Lino a tocar la lira y de Éurito el manejo del arco. Como recompensa por haber matado al león de Citerón, que atacaba los rebaños del rey Tespio, este le entregó a sus cincuenta hijas. Liberó Tebas de la tiranía del rey Ergino, que imponía a la ciudad un pesado tributo, y Creonte, el rey tebano, le entregó a su hija Mégara por esposa, agradecido por los servicios del héroe.

Pero Heracles, enloquecido por la implacable Hera, mató a sus propios hijos en un rapto de locura. Recuperada la razón, partió de la ciudad para expiar su crimen siguiendo los consejos de la Pitia, que le obligó a abandonar su primer nombre, Alcides, descendiente de Alceo, para adoptar el de Heracles, gloria de Hera.

Euristeo, que se había convertido en el rey de Tirinto, le ordenó realizar en el plazo de doce años otros tantos trabajos imposibles de llevar a cabo para un simple mortal. Esta era la expiación de su crimen. Los doce trabajos fueron:

  1. Matar al león de Nemea
  2. Vencer a la hidra de Lerna
  3. Capturar el jabalí de Erimanto
  4. Apoderarse de la cierva de Artemisa
  5. Matar a las aves del lago Estínfalo
  6. Limpiar los establos de Augías
  7. Domar el toro de Creta
  8. Amansar las yeguas de Diomedes
  9. Robar el cinturón de la reina de las amazonas
  10. Capturar los bueyes de Geriones
  11. Coger las manzanas de oro del jardín de las Hespérides
  12. Capturar al can Cerbero

Después Heracles se casó con Deyanira, hija del rey Eneo. Más tarde, Heracles mató accidentalmente a Éunomo, un joven servidor de su suegro y tuvo que partir de nuevo al exilio. Atavesó con una flecha al centauro Neso, que había intentado violar a Deyanira, pero este, antes de morir, entregó a la joven una túnica envenenada con su sangre diciéndole que con ella podría reavivar el amor de Heracles si algún día se debilitaba.

Una vez instalado en Traquis, Heracles se apoderó de la hija del rey Éurito y Deyanira, celosa, le ofreció la túnica. Nada más cubrirse con ella, el héroe fue atacado por atroces dolores, ordenó que levantasen una pira en el monte Eta y se lanzó a las llamas. Deyanira, abrumada por los remordimientos y desesperada por haberlo perdido, se ahorcó. Zeus ordenó que el héroe fuera sacado de las llamas y le condujo al Olimpo, donde le concedió la inmortalidad.

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