Matrimonio arnolfini:
Analizamos ahora uno de los cuadros más emblemáticos y discutidos de la historia de la pintura, el retrato que de los esposos Arnolfini realizó el pintor flamenco Jan van Eyk. Pintura sobre tabla de roble, Obra realizada al óleo, mediante pincel. El famosos cuadro de los Arnolfini nos presenta a la pareja en el momento de contraer matromonio. Ambos personajes, retratados en primer plano, se sitúan en una estancia con suelo de madera, e iluminada por una ventana que se abre a la izquierda. A los pies de la pareja aparece un perro y, en un segundo plano pueden observarse la esquina de una alfombra y el dosel de una cama. En el centro de la composición figura una lámpara que cuelga del techo y, en la pared del fondo, un espejo en el que se refleja todo el contenido de la habitación. Sobre el marco, encontramos una inscripción en latín, en caracteres góticos, con el siguiente texto: «Johanes de Eyck fuit hic, 1434» (Jan van Eyck estuvo aquí, 1434). Giovanni Arnolfini aparece retratado en actitud seria, ricamente ataviado en color oscuro, con capa y amplio sombrero. Su mano derecha, levantada, parece jurar o bendecir, mientras la izquierda sostiene la de su esposa Giovanna, vestida en color verde vivo, con velo blanco. Su abultado vientre, sobre el que apoya su otra mano, parece manifestar que se encuentra embarazada. Una suave luz envuelve la escena, dando de lleno en el rostro femenino, mientras se atenúa en torno al del mercader. Los colores predominantes son también claramente simbólicos: mientras el verde alude a la fertilidad, el rojo lo hace a la pasión. El perro es una alusión evidente a la idea de fidelidad dentro del matrimonio. La lámpara, en la cual sólo encontramos una vela encendida (cuya luz pasaría desapercibida en pleno día), es una clara referencia a Jesucristo y, al mismo tiempo, viene a representar también la llama del amor, que puede consumirse. El espejo, de forma circular, y en cuyo marco se nos muestran estaciones del Víacrucis, muestra la escena de la habitación desde una perspectiva inversa, pudiéndose apreciar la parte trasera de la pareja, así como la presencia de otras dos personas, una de las cuales podría ser el propio pintor
David:
Donatello, esculpió este David en bronce , nos representa al joven héroe bíblico concebido como si de una escultura del mundo griego se tratara, ya que lo muestra sin ropa, valorando el cuerpo desnudo como portador de belleza, concepto claramente clásico. Nos muestra al joven una vez que ha derrotado a su rival cortandole la cabeza con su propia espada. Aparece relajado, sin tensión El modelo es claramente praxiteliano, tanto por el exagerado contraposto de su cuerpo como por el tratamiento anatómico blando, suave, casi femenino que caracterizaba la obra del maestro griego Posee un ritmo suavemente ondulado, realzado por los brazos separados del cuerpo, uno sujetando la espada y el otro apoyado en el cuerpo, dando la sensación de relajación, de tranquilidad. La misma inflexión de las piernas evita cualquier tensión a la figura. Sólo la cabeza que está bajo el pie izquierdo del David nos recuerda lo ocurrido en el combate, así como una piedra que tiene en su mano izquierda. David aparece representado con el pelo largo suelto, tocado por un sombrero y calzado con unas sandalias que. Si se interpreta en clave neoplatónica hay que entenderlo como el triunfo de la inteligencia frente a la fuerza bruta representada por el gigante.
Venus:
es la diosa del amor y su nacimiento se debe a los genitales del Dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, empujada por el viento.
Venus aparece en el centro de la composición sobre una enorme concha; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, La figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el Dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a la diosa de la primavera, ya que lleva su manto decorado con motivos florales, espera a la diosa para arroparla con un manto también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella. Reforzando los contornos con una línea oscura, como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia la Antigüedad. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles. El resultado es sensacional pero las pinturas de Botticelli parecen algo frías e incluso primitivas.
La primavera:
La técnica usada para la realización de La Primavera es el temple (mezcla de los pigmentos mediante huevos) sobre tabla. En ella se representan a varias figuras mitológicas. Venus junto a las tres Gracias, que bailan a la derecha de Mercurio. En el lado izquierdo está Flora junto a la ninfa Cloris que es perseguida por Céfiro y en la parte superior nos encontramos con Cupido. Esta obra destaca tanto por su gran Realismo que encontramos en la figuras y en el estudio tan detallado de la anatomía, como por su Naturalismo; y también es un claro ejemplo de retrato. La sensación de movimiento de la obra viene acentuada por los sutiles movimientos de las Gracias mediante su danza y también por Cloris y Céfiro, es decir, podemos considerar que es una obra dinámica en gran parte. En la obra podemos trazar una especie de triángulo que termina Cupido, bajando hacia Mercurio y Céfiro, uníéndose entre las demás figuras. Las tres Gracias pueden representar un único personaje. Y el centro de la obra sin duda es Venus. Los rostros de los personajes reflejan serenidad y paz sin llegar a ser tristes ni melancólicos aunque en la mayoría de las obras de Botticelli se reflejan estos sentimientos y al final de su vida acentuará más el dramatismo. Venus está junto a las tres Gracias, que bailan a la derecha de Mercurio, que intenta tocar el cielo. En el lado izquierdo está Flora, que recoge las flores que Cloris suelta por la boca; Flora es la única que mira fijamente al observador. La ninfa Cloris es perseguida por Céfiro y en la parte superior nos encontramos con Cupido, vendado de ojos y que dirige una flecha hacia una de las Gracias; En esta obra predomina la luz sobre todo sobre los cuerpos de los personajes y en los claros del bosque. También las flores del suelo tienden a crear un contraste en el color oscuro del bosque y el de las flores. Los colores usados son tanto fríos como cálidos: fríos en el bosque y el cuerpo de Céfiro y cálidos en los ropajes de Mercurio y Venus. Pero los colores destacan sobre las líneas que todavía, delimitan el dibujo.