El Neolítico en la Vertiente Mediterránea de la Península Ibérica


El Neolítico en la Vertiente Mediterránea: Valle del Ebro, Costa Mediterránea y Andalucía

Aunque podemos señalar matices según el sector de la vertiente mediterránea del que hablemos, en líneas generales podemos diferenciar un primer momento caracterizado por la aparición de cerámicas cardiales; le sigue una evolución de estas decoraciones impresas, y posteriormente una progresiva sustitución de la decoración impresa por otras técnicas como el esgrafiado, peinadas, incisas o, en el caso de Andalucía, decoración a la almagra.

Esta evolución acaba con una reducción generalizada de las decoraciones a finales del Neolítico, dando paso posteriormente a un Calcolítico en el que la decoración está restringida a casos muy concretos.

Cataluña

En Cataluña se detecta un primer momento neolítico caracterizado por la presencia de cerámicas cardiales en diversos lugares de la costa y proximidades, sobre todo en cuevas como Cova Bonica, Cova del Frare o Can Sadurní, entre otras. No obstante, es muy conocido un hábitat al aire libre, La Draga, descubierto en 1990. Se trata de un poblado situado originalmente junto al lago de Bañolas que actualmente anega parte del yacimiento, generando unas atípicas condiciones de conservación que permiten documentar postes de madera y otros objetos orgánicos, similares a otros yacimientos del área alpina. El hábitat (6410±70 BP) lo forman una serie de cabañas distantes unos 10 m de la orilla, rectangulares y de unos 15×5 m, con paredes de postes de roble entrelazados con barro y ramas y cubierta de cañizo. Esta población, aparentemente alóctona, habilitó además una serie de espacios, separados del lago por las viviendas, para almacenaje y procesamiento de los alimentos.

Le sigue, en la transición del VI al V milenio a.C., un progresivo descenso de las decoraciones cardiales a favor de otras técnicas como la incisión, acanaladuras o diversos motivos plásticos. A esta fase se la conoce como Horizonte Epicardial, presente en lugares como Reclau Viver, Puig Mascaró o L’Arbreda, y que pervive hasta mediados del V milenio a.C, cuando se detecta el Horizonte Montboló, una fase de transición a la Cultura de los Sepulcros de Fosa, siendo características las cerámicas sin decoración, con superficies oscuras tanto bruñidas como espatuladas. Finalmente se desarrolla la Cultura de los Sepulcros de Fosa (4300-3100 a.C.), uno de los grandes fenómenos culturales propiamente peninsulares, característica del Neolítico Medio y Final del Noroeste. Viene definido por la generalización de asentamientos al aire libre que se ubican en terrenos fértiles y cerca de cursos de agua, sobre todo en las cuencas del Ebro (sector catalán), Segre, Llobregat, Ter y Besòs.

La cultura es conocida por sus característicos sepulcros, confeccionados mediante una fosa en cuyo interior se deposita el inhumado acompañado de su ajuar (numerosos adornos, cerámica, láminas y núcleos de sílex, piedra pulimentada, objetos de hueso). Las fosas, que constituyen necrópolis como la de Bobila Madurell, con 130 tumbas, pueden responder a tres tipos fundamentales:

  • Fosa simple sin protección.
  • Fosa simple cubierta con un amontonamiento de piedras.
  • Fosa simple delimitada y cerrada mediante losas de piedra.
  • Pozo con cámara lateral, cerrándose ésta con una losa vertical.

Sólo en algunos casos se ha podido documentar estelas en superficie a modo de señalización de las tumbas.

Pertenece a este complejo cultural el fenómeno minero de Can Tintorer (Gavá), compuesto por multitud de pozos y galerías mineras en cuyo interior se han localizado además algunas sepulturas, con cronologías desde 5350±190 a 4310±150 BP, y objetos de gran interés como la llamada Venus de Gavá, con una iconografía que remite sin lugar a dudas al mundo mediterráneo.

Aragón

En Aragón podemos diferenciar tres situaciones diferentes en otras tantas zonas de su geografía: núcleo oscense, Bajo Aragón y tierras al sur del Ebro.

  • En la primera de ellas nos encontramos con un primer horizonte cardial de la primera mitad del VI milenio a.C., asociado a un fuerte componente ganadero, siendo la Cueva de Chaves el yacimiento más importante.
  • En el Bajo Aragón lo más característico es que entre los niveles epipaleolíticos y los neolíticos parece producirse una transición gradual, sin interrupciones entre ambos horizontes.
  • Y en los territorios al sur del Ebro, como se observa perfectamente en lugares como Doña Clotilde y Costalena, asistimos a un fenómeno de neolitización claramente relacionado con lo que está ocurriendo en la costa mediterránea, con incorporación de yacimientos al aire libre y yacimientos donde los niveles epipaleolíticos geométricos muestran una progresiva incorporación de cerámicas cardiales y, posteriormente, las diferentes fases de neolitización de esos grupos.

País Valenciano

Pero si hablamos del Neolítico peninsular en general, o de la fachada mediterránea en particular, sin duda es el País Valenciano el territorio que eclipsa al resto de zonas peninsulares, tanto por la riqueza y entidad de los hallazgos como por la larga e intensa tradición investigadora. En este territorio se localiza uno de los núcleos iniciales del Neolítico peninsular, repitiéndose grosso modo la secuencia que ya veíamos al inicio de este apartado: cardial (tanto en yacimientos neolíticos primigenios como en niveles epipaleolíticos a los que llega mediante intercambio), luego un descenso de las decoraciones cardiales a favor de otras técnicas decorativas, e incorporación en paralelo a este proceso del poblamiento al aire libre.

Son sobradamente conocidos, y referencias ineludibles en la historiografía, lugares como las cuevas de Les Meravelles y Recambra (Gandía), Cova de l’Or (Baniarrés), Cova de la Sarsa (Bocairent), Cova Ampla de Montgó (Xàbia) o Les Cendres (Teulada), y en el norte la castellonense Cova Fosca o la valenciana Cueva de la Cocina (Dos Aguas). A todo ello hay que sumar un área bien definida entre el litoral y las sierras de Aitana, Mariola y Benicadell, donde encontramos un arte rupestre, el Macroesquemático, vinculado al primer horizonte neolítico.

A todas estas cavidades hay que sumar además cada vez más hábitats al aire libre, con rasgos similares a los que encontramos en otros puntos del Mediterráneo central y occidental, con frecuentes estructuras negativas (fondos de cabaña, silos, fosos), como ocurre en Casa de Lara (Villena), Niuet o Mas d’Is (Benifallí), con cabañas rectangulares datadas en 6600±50 BP.

Observamos en esta zona un primer cardial caracterizado por una decoración barroca y muy abundante, datado en 5600 a.C., al que sigue un epicardial y un poscardial que se define por el descenso de las decoraciones cardiales a favor de incisas, impresas, acanaladas y peinadas, acompañándose todo ello de una simplificación clara de los motivos; finalmente prevalecen las decoraciones peinadas y éstas dan paso, a partir de 4300 a.C., a una generalización de las esgrafiadas, al mismo tiempo que encontramos poblados como Les Jovades (Cocentaina), con numerosas estructuras negativas.

Andalucía

En Andalucía los yacimientos más citados son las cuevas de Nerja y de la Carigüela (Granada), donde se documentan todas las fases del Neolítico:

FaseNivelesFechasDescripción
Neolítico AntiguoXVI-XIIIInicios V milenio a.C.Cerámicas de calidad y formas cerradas, con decoración cardial impresa con incrustaciones de pasta roja.
Neolítico MedioXII-IXFinales I milenio a inicios IV milenio a.C.Cerámicas de calidad y formas ovoides con cuello indicado, con decoración a la almagra (cardial en descenso), incisa y con cordones.
Neolítico FinalVIII-VInicios IV a tránsito al III milenio a.C.Cerámicas de mala calidad, brazaletes de mármol.

Con respecto a la Cueva de Nerja, tiene una potente estratigrafía desde el Paleolítico Superior hasta el Calcolítico.

Además de repetirse, con algunos matices, la secuencia ya comentada para los casos anteriores en lo que se refiere a la aparición de cardial y a su progresiva sustitución, lo más destacable de las tierras andaluzas es la existencia de dos tradiciones distintas que reciben sendas denominaciones bien asentadas en la historiografía: Cultura de las Cuevas y Cultura de Almería.

  • La Cultura de las Cuevas queda definida en tierras interiores, serranas, y se caracteriza por hábitats en cueva, en cuyo interior encontramos cerámicas con decoraciones incisas, de acanaladuras y con cordones, y con la aparición de una modalidad decorativa novedosa como lo es el empleo de almagra. Es habitual conceder a estos grupos una vocación pastoril, acorde con su ubicación en sierras y la preponderancia de hábitats en cuevas.
  • Con respecto a la Cultura de Almería, definida por los Siret en las tierras bajas almerienses, tiene, al contrario que la de las Cuevas, una mayor vocación agrícola. Aquí encontramos numerosos asentamientos al aire libre, con fondos de cabaña y silos excavados en el suelo, vinculados a cursos de agua, con cerámicas que apuntan a las formas que luego se desarrollarán en el Calcolítico local, y un patrón de asentamiento que supondría también las bases de los desarrollos calcolíticos. Son yacimientos conocidos El Garcel y Tres Cabezos, excavados ya por los Siret a finales del s. XIX.

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