EL BIENIO CONSERVADOR (1934-1935)
La Paralización de las reformas.
En las elecciones de noviembre de 1933, las izquierdas se presentaron desunidas y se produjo la victoria de los partidos de centro-derecha. El nuevo gobierno presidido por Alejandro Lerroux, del Partido Radical necesitaba la mayoría parlamentaria de la CEDA, cuyo apoyo estaba condicionado a que se produjese el desmantelamiento y la paralización de la obra reformista del primer bienio.
En el campo se frenó la reforma agraria y se concedió total libertad de contratación lo que redujo los salarios de los jornaleros. La cuestión agraria enfrentó al gobierno central con la Generalitat de Cataluña. El parlamento catalán aprobó en la primavera de 1934 la ley de Contrato de cultivos que permitía a los campesinos arrendatarios de las viñas (rabassaires) acceder a la propiedad de las tierras en un plazo de 15 años pagando precios tasados a los propietarios. La LLiga con el apoyo de las Cortes recurrió la ley al Tribunal de Garantías Constitucionales que declaró inconstitucional. La Generalitat replicó aprobando otra ley prácticamente idéntica.
El gobierno central también se enemistó con los nacionalistas vascos al paralizar la discusión en las Cortes la discusión del proyecto de estatuto impulsado por el PNV además se produjo una asamblea de ayuntamientos vascos en defensa del concierto económico. Por otro lado, se aprobó un nuevo presupuesto para el clero, mientras se reducía el de educación y el de las Misiones; se concedió una amnistía para los sublevados de la intentona golpista de 1932 y para los colaboradores de la dictadura.
La Revolución de Octubre de 1934
Casi un año después de las elecciones, Gil Robles exigió participar en el gobierno bajo la amenaza de retirar su apoyo parlamentario. El presidente del gobierno, Lerroux, accedió a estas peticiones y el 5 de octubre otorgó tres carteras ministeriales (Agricultura, Trabajo y Justicia) a la CEDA cuya aceptación de la legalidad republicana nunca había sido clara. Los socialistas interpretaron la cesión del gobierno como el primer paso para la destrucción de la República tal y como Hitler acababa de consumar en Alemania y llamaron a una huelga general.
Se decretó el estado de guerra y el movimiento tuvo escasa relevancia salvo en Asturias y Cataluña.
En Cataluña, el presidente de la Generalitat (Maciá había fallecido a finales de 1933) Lluís Companys, proclamó el 6 de octubre el estado catalán dentro de la República Federal Española animando a las fuerzas izquierdistas a establecer un gobierno provisional en Barcelona. Pero la CNT se negó a participar en la huelga general y la rebelión fue rápidamente sofocada por el ejército al mando del general Batet. El gobierno de la Generalitat y el ayuntamiento de Barcelona en pleno fueron encarcelados. También Azaña que se encontraba en la ciudad fue detenido. Se suspendió la autonomía de Cataluña.
En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social, fruto del acuerdo previo entre anarquistas, socialistas y comunistas. Columnas de mineros ocuparon los pueblos de la cuenca, tomaron los cuarteles de la Guardia civil y llegaron a sitiar Oviedo. Sustituyeron los ayuntamientos por comités revolucionarios que asumieron el abastecimiento de alimentos, los transportes y el suministro de agua y electricidad.. El gobierno envió a las tropas de África: los Legionarios y los regulares marroquíes.. La resistencia se prolongó durante diez días pero finalmente fueron derrotados. El balance fue muy cruento.. Los revolucionarios habían fusilado a algunos religiosos y guardias civiles. La represión fue durísima: se produjeron torturas y ejecuciones sumarias de mineros. Hubo más de 1000 muertos, el doble de heridos y miles de detenidos.
Tras el fracaso de la revolución, la actitud hacia los condenados aumentó la tensión en la coalición gobernante. Finalmente Lerroux por iniciativa del Presidente Alcalá Zamora aceptó la conmutación de las penas de muerte por reclusión.
En abril de 1935 la CEDA logró cinco carteras, entre ellas la de Guerra asumida por Gil Robles que nombró a Franco –que había aconsejado el empleo de tropas africanas-, jefe de estado mayor. En verano, se aprobaba una Contrarreforma agraria que ponía tal cantidad de trabas que en la práctica hacía inviable el trabajo del IRA. Además, la CEDA presentó un proyecto para modificar la Constitución. Sin embargo, en otoño el “escándalo del estraperlo” (una ruleta trucada que a través del soborno de licencias se había intentado implantar en varios casinos) en el que se vieron implicados varios miembros del gobierno obligó a Lerroux a dimitir. Gil Robles pidió al Presidente de la República que le permitiese formar gobierno pero Alcalá Zamora decidió convocar nuevas elecciones para febrero de 1936.
EL TRIUNFO del FRENTE POPULAR
Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular una coalición electoral basada en un programa común: la amnistía para los encarcelados de octubre, la readmisión en cargos y puestos de trabajo para los represaliados y la reactivación de la legislación reformista paralizada por la coalición radical–
Cedista. Los partidos de derecha formaron diferentes coaliciones pero no lograron confeccionar una candidatura única para toda España ni acordar un programa electoral consensuado. En las elecciones con una amplia participación del 72%, el Frente Popular obtuvo la victoria por una diferencia de poco más de 150.000 votos, (4.654.116 por 4.503.524 votos, 48 % por 46´5 % respectivamente ) pero la ley electoral que favorecía a las coaliciones le otorgaba mayoría absoluta. El centro, a excepción del PNV en Euskadi se hundió (526.615 votos, sólo un 5´4% de los votos). El voto de la derecha se concentró en el interior excepto Madrid, el de la izquierda en la periferia: las grandes ciudades, las zonas mineras y de latifundio.
Inmediatamente se abrieron las cárceles y salieron los presos. Se reestableció la autonomía de Cataluña. Las nuevas Cortes destituyeron a Alcalá Zamora y nombraron a Azaña presidente de la República. Se formó un gobierno integrado exclusivamente por ministros republicanos con apoyo parlamentario del resto de los integrantes del Frente Popular que reanudó el proceso reformista. Se aceleró la Reforma Agraria: en los cinco meses de gobierno del Frente Popular se asentaron más de 114.000 colonos agrícolas, más que en los cinco años anteriores de la República. Se iniciaron negociaciones para la concesión de autonomía a otras regiones. En Galicia, no fue hasta junio de 1936 cuándo se plebiscitó un proyecto de estatuto que nunca llegó a ser aprobado debido al estallido de la guerra civil y el triunfo del golpe militar en la región. En octubre de 1936, en plena guerra, se aprobaría un estatuto para Euzkadi y el dirigente del PNV José Antonio Aguirre sería elegido primer Lehendakari. Los generales más derechistas fueron trasladados a destinos apartados (Franco a Canarias, Goded a Baleares, Mola a Navarra).
Por su parte los perdedores de las elecciones, ya desde la misma jornada electoral habían dudado en declarar el estado de guerra sin que nadie asumiese la responsabilidad de dar el primer paso. En las semanas siguientes, intentaron organizar una conspiración para derribar al gobierno legítimo. Mientras, los grupos paramilitares de la Falange que no habían obtenido representación parlamentaria, fomentaban un clima de crispación y enfrentamiento con acciones violentas contra los líderes izquierdistas para desestabilizar al gobierno. La conspiración tomó un nuevo rumbo en abril cuando quedó bajo la organización del general Emilio Mola, el “Director”. El plan consistía en un pronunciamiento simultáneo de todas las guarniciones militares posibles que quedarían bajo la autoridad del general Sanjurjo, exiliado en Portugal. La conspiración militar fue extendiéndose a través de una red de enlaces que obtuvo el apoyo de varias fuerzas políticas derechistas. Un grupo de conspiradores monárquicos había iniciado contactos con Mussolini para recibir ayuda militar. Grupos armados de jóvenes carlistas (requetés) y falangistas se entrenaban ante la inminencia del levantamiento armado. Una semana antes del golpe, el asesinato del teniente Castillo, militante socialista fue vengado por sus compañeros de la guardia de asalto con el asesinato de Calvo Sotelo, el diputado monárquico comprometido secretamente con la sublevación militar que ya estaba decidida. La sublevación se inició en Marruecos el día 17 de julio y al día siguiente se extendió por la península. El fracaso parcial del golpe en buena parte del país fue el origen de la Guerra Civil.