El Pensamiento Cartesiano: Duda, Certeza y Dualismo


1. Duda y Certeza

Estos dos conceptos, opuestos pero estrechamente relacionados en la filosofía cartesiana, se unen en la búsqueda de la certeza a través de la duda.

La razón permite conocer la verdad, pero el hábito o la costumbre pueden llevar a aceptar como verdaderos planteamientos falsos. Descartes indica que se debe dudar de todo aquello que implique la más mínima posibilidad de falsedad, planteando así la duda metódica.

La duda cartesiana es metódica y procedimental, buscando una verdad, no el escepticismo. Es universal, cuestionando todos los conocimientos, desde el sentido común y la percepción hasta la ciencia, incluyendo la matemática. La única excepción son las verdades religiosas. Es radical, yendo a la raíz del conocimiento. Finalmente, es teórica, afectando solo a las reflexiones, no a la vida práctica.

Para determinar la verdad, Descartes propone un criterio de certeza racionalista, independiente de lo externo al sujeto. La certeza no es la correspondencia del pensamiento con la realidad, sino la percepción clara y distinta de las proposiciones. Una idea es clara si se intuye sin dificultad, y distinta si es simple. La existencia de Dios, ser perfecto, garantiza este criterio, asegurando el avance correcto del conocimiento.

2. Alma y Cuerpo (Res Cogitans y Res Extensa)

En la filosofía cartesiana, el ser humano se compone de dos dimensiones: alma (res cogitans) y cuerpo (res extensa). Ambas, consideradas sustancias (res), tienen existencia completa e independiente. Existen tres sustancias: la infinita (Dios), la pensante y la extensa, estas dos últimas dependientes de la voluntad creadora de Dios.

El alma, la parte espiritual, es una sustancia finita cuya esencia es el pensamiento, manifestado a través de las ideas.

La sustancia extensa abarca la materia, incluyendo el cuerpo humano. Su atributo es la extensión, ocupar un lugar en el espacio. Sus modos son la forma, el movimiento, y cualidades secundarias como el color, tacto o luminosidad, aceptando la subjetividad de estas últimas. Lo percibido con claridad y distinción en la materia, relativo a la extensión y movimiento, existe verdaderamente en los cuerpos.

Ambas realidades se comunican en el ser humano a través de la glándula pineal, fenómeno llamado comunicación de las sustancias. Descartes admite una relación causal entre alma y cuerpo.

3. Pensamiento e Ideas

Pensamiento e idea son el atributo y el modo de la sustancia pensante, respectivamente. La primera certeza tras la duda metódica es la existencia del sujeto que duda, la sustancia pensante, el alma.

El pensamiento, esencia del alma, implica que si ésta deja de pensar, deja de existir. El pensamiento solo avala la existencia de la sustancia pensante; todo lo demás, incluso el cuerpo, es objeto de duda. Pensamiento y conciencia son equivalentes, sin espacio para el inconsciente.

El atributo del pensamiento se manifiesta mediante las ideas, cosas pensadas con doble realidad: como actos mentales y como representantes de un objeto. Pueden ser confusas (percepciones que requieren el cuerpo) o claras y distintas (originadas en la razón). Descartes las clasifica según su origen:

  • Ideas adventicias
  • Ideas facticias: producto de la imaginación, combinando ideas previas.
  • Ideas innatas

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