El Profetismo Bíblico
Mesianismo profético.
Profeta es una palabra griega que traduce el hebreo nabî, el “llamado”, “enviado”, “el que anuncia”. “Profeta”, en griego, significa el que “pre-dice”, pero en hebreo significa más bien “el que habla en lugar de otro”, en lugar de Dios. Es el que transmite al pueblo el mensaje de parte de Dios. Es “hombre de Dios”.
Profeta es una palabra griega que traduce el hebreo nabî, el “llamado”, “enviado”, “el que anuncia”. “Profeta”, “prophétes”, locutor, de “prophemí”, en griego, significa el que “pre-dice”, pero en hebreo significa más bien “el que habla en lugar de otro”, en lugar de Dios. Es el que transmite al pueblo el mensaje de parte de Dios. Es “hombre de Dios”, hombre “inspirado”, que revela algo escondido, secreto, un “misterio”. “Nabu”, en hebreo, significa, anunciar. El “nabí” habla inspirado por la acción del Espíritu de YHWH. Es “hombre del espíritu”, anuncia una “palabra inspirada”, es la “boca de YHWH”, enviado por Dios.
Los llamados profetas escritores comienzan a partir del s.VIII, aunque se conocía la figura del profeta desde Samuel en el s.XI a.C.
Jeremías: Un Profeta de Desgracias y Esperanza
Jeremías, descendiente de una familia sacerdotal, nació hacia el año 650 a.C. Recibió su vocación el año 627, sin sentirse personalmente atraído por ella. Siente miedo y se considera incapaz e impreparado. Pero ejerció su ministerio profético durante 40 años.
Aconsejó el sometimiento a Babilonia, pero no fue escuchado. El año 586 cayó Jerusalén y él fue deportado a Egipto, donde murió. Su temperamento era tierno y manso, pero tuvo que anunciar desgracias, lo que le acarreó enemistades y persecuciones. Llegó a maldecir el día en que nació (20,14).
El oráculo profético de esperanza, forma parte del “Libro de la consolación” dirigido al Reino del norte. En él se anuncia la esperanza de la vuelta de los desterrados del 722, cuando Samaría cayó en poder de Asiria (Nínive).
Libro de profundo lirismo y hondura religiosa contiene un mensaje de conversión y de perdón a las tribus del Norte, adictas a los cultos cananeos, lo que implicaba un abandono de Dios. Estos vv. constituyen la cumbre espiritual del libro de Jeremías.
El centro del oráculo está constituido por el anuncio de una Nueva Alianza, basada en la religión interior y personalizada. La religiosidad
meramente externa no sirve de nada, si no va acompañada de una conversión del corazón (= voluntad).
Tras el fracaso de la A. Alianza YHWH realizará una nueva y eterna Alianza con un resto. Esta nueva alianza tiene tres elementos fundamentales:
- Iniciativa del perdón de los pecados
- Responsabilidad personal
- Interiorización de la religión. La Ley inscrita en el corazón.
La Nueva Alianza es un don “escatológico” de YHWH, que pasa por la purificación y por un “corazón nuevo”.
Siervo de YHWH.
Sacerdotes y el Contexto del Deutero-Isaías
Sacerdotes (Kohen / kohanîm; en griego “Iereus” –de donde viene “Jerarquía” y “hierático”) en Israel son los miembros de la tribu de Leví, procedente de Egipto, que se subdividían en diversas familias o clanes sacerdotales. Cuando un varón de una familia sacerdotal llegaba a la edad requerida “se le llenaban las manos”, es decir, se le ungían las manos con el aceite sagrado que significa la unción del Santo.
Los c.40-55 del actual libro de Isaías son, en realidad, obra de otro profeta posterior al profeta del s.VIII. Nada sabemos de este continuador suyo, salvo que tuvo que vivir en el s.VI, ya que sus oráculos hay que situarlos al final del destierro en Babilonia, entre los años 533-538.
A mediados del s.VI asistimos a la decadencia del imperio babilonio y la aparición del imperio Persa. Cuando en el año 539 Ciro conquista Babilonia, se abren las perspectivas de una vuelta del Exilio, un nuevo Éxodo por medio de un gentil.
Los deportados siempre esperaron la vuelta del destierro. Vivían llenos de odio, nostalgia y esperanza “junto a los canales de Babilonia”, ansiando el día de la liberación. Pero esos sentimientos contradictorios eran también una crisis de fe: “Me ha abandonado el Señor”(49,14). La inminencia de la caída de Babilonia acreciente la esperanza en la liberación, pero ¿a quién atribuirla: a YHWH o a Marduk, dios del nuevo imperio?
El Libro de la Consolación y el Siervo de YHWH
El Libro de la Consolación, nombre que reciben los capítulos del Deutero-Isaías (al igual que los c.30s de Jeremías) porque comienza con las palabras “Consolad, consolad a mi pueblo” (40,1), podemos dividirlo en dos partes:
- c.40-48: Salida de Babilonia. Su mensaje es un anuncio de un nuevo Éxodo equivalente a una nueva creación. Este segundo Éxodo se presenta como más grandioso que el antiguo, ya que implica un cambio total de la naturaleza: se allana los caminos y en el desierto aparece agua y se puebla de árboles.
- c.49-55: Vuelta a Jerusalén. Jerusalén aparece como mujer sin hijos y como ciudad en ruinas. Pero ambas cosas serán superadas gracias al sufrimiento del Siervo de YHWH.
En ambas partes encontramos los famosos 4 cantos del Siervo, de difícil interpretación. El autor es un gran profeta y una poeta, de un lirismo muy sugestivo. En lugar de pronunciar oráculos, el Deutero-Isaías canta. El cuarto canto, que vamos a analizar, es posible que se deba a algún discípulo de este segundo Isaías.
¿Quién es el Siervo de YHWH?
¿Quién es el ‘ebed YHWH y qué representa? Es difícil responder a esta pregunta. Originalmente era un nombre honorífico para el pueblo de Israel en su conjunto y para algunos israelitas en particular como el rey, el profeta y el sacerdote. Aquí se muestra como un elegido por Dios, perfecto discípulo, ungido por el Espíritu de YHWH, que anuncia la verdadera fe, expía los pecados del pueblo y es glorificado por YHWH. ENVIADO a los abatidos, ciegos, presos, pobres y afligidos, es decir a “los muchos”, cumplirá su misión respecto de Israel, pero se dirigirá también a las naciones, los pueblos, reyes e islas innumerables; es decir: a la humanidad. Tendrá, pues, un carácter universal. Por su ministerio de la palabra (el dábar y la Torá de Dios) implantará la justicia en la tierra: será “luz de las naciones, “La caña cascada no la quebrará, la mecha humeante no la apagará, hasta hacer triunfar el derecho”.
El siervo puede representar a Israel sufriente. Sin embargo, sus rasgos individuales nos obligan a referirlo a un personaje histórico concreto, bien del pasado o del presente, quizás el mismo Deutero-Isaías.
Este individuo representa el destino del pueblo en su totalidad. Pero para explicar completamente el texto debemos incluir el futuro. Porque el Siervo es el mediador de una salvación eterna. Es, por tanto, una figura mesiánica. El Siervo trae el consuelo perpetuo de Sión. Modelo de debilidad y de no-violencia, sólo cuenta con el poder del sufrimiento. Arrastra el desprecio de todos, pero el dolor y la muerte le dan la victoria definitiva.
El Sufrimiento Redentor del Siervo
Los cantos del Siervo son una de las cumbres teológicas del A.T. Nunca se había dicho tan claramente el valor redentor del sufrimiento. Se admitía las contrariedades de la vida y su valor pedagógico, pero no se imaginaba el valor redentor del sufrimiento en sí mismo.
- vv.3-4: Su vida estará marcada por el dolor y el sufrimiento, derivados de su función mediadora. Será combatido interiormente. No tendrá éxito y, por tanto, su vida parecerá absurda. Esto le producirá un sufrimiento anímico, interior, al verse despreciado y rechazado por los suyos. Incluso parece abandonado por Dios. Varón de dolores, acostumbrado al sufrimiento, marcado, humillado, triturado, herido, sin figura ni belleza, como uno ante quien se vuelve el rostro.
- v.5: El Siervo da un sí voluntariamente al dolor. Lo acepta sin retroceder. Maltratado, se humillaba. se dejó contar entre los malhechores y expuso su vida a la muerte. Y todo ello siendo inocente. Al llegar el día de la batalla, resiste en la brecha, expresando con su vida la solidaridad de Dios y con Dios, que sufre con y por su pueblo.
- vv.6-7: Lleva a cabo su misión con paciencia y mansedumbre, sin resistirse al mal, como oveja llevada al matadero. Pero no por resignación, sino que el Siervo se muestra invencible en el dolor por la confianza que tiene en Dios.
- vv.8-9: Su sufrimiento será también exterior. Es difamado ante un Tribunal y castigado como un malhechor. Este sufrimiento corporal culmina en la muerte violenta. Mediante la entrega es “arrancado de la tierra de los vivos” y le dan sepultura con los malvados.
- vv. 10-12: Dios permite ese sufrimiento con vistas a la salvación del sufrimiento. El Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes, quiso triturarlo con el sufrimiento a él, a quien prefiere. Es, por tanto, consecuencia de los pecados de otros. Es inocente y padece por, a causa de muchos, a causa de nuestras rebeliones y crímenes. Fue traspasado y condenado a muerte, cargando con la culpa ajena y solidarizándose con los culpables.
Es pues un sufrimiento vicario. El castigo y azotes que merecíamos los recibió él. Entregará su vida en Expiación por el mal del mundo, para cancelar sus consecuencias, para obtener su salvación. Al cargar con la culpa, la anula. Su muerte en expiación por los pecados del pueblo es lo que nos hace ver el carácter sacerdotal de su MESIANISMO. Lo mismo que el Sumo Sacerdote entraba una vez al año y ofrecía un sacrificio de expiación por los pecados, el Siervo de YHWH se ofrece él mismo en sacrificio expiatorio, llevando sobre sí los pecados de todos y dando su vida por la multitud.
He aquí su “éxito” final. Obtendrá un éxito inaudito e inesperado, para maravilla de los pueblos. Subirá y crecerá mucho. El siervo es reconocido al final como JUSTO, verá la luz, verá su descendencia y será origen de una nueva generación. Vuelto a la vida, transmite la vida. Una vida nueva. Justificará a muchos, porque cargó con sus crímenes.
El NT presentará a Jesús de Nazaret como la realización plena del Siervo.