2.2. Contexto Filosófico: El Proyecto Racionalista. En el siglo XVII (1637) comienza la filosofía moderna con Descartes. La filosofía moderna hace del conocimiento el problema central de la filosofía (GIRO GNOSEOLÓGICO). Dentro de la primera época de la filosofía moderna tenemos: racionalismo y empirismo. El segundo periodo: la Ilustración. Y la modernidad finaliza con Kant. Descartes es el iniciador del racionalismo, al que también pertenecen Leibniz, Spinoza y Malebranche. Se caracterizan por su absoluta confianza en la razón humana y la afirmación de la autonomía absoluta de ésta y de la filosofía. El conocimiento tiene su origen en la razón, los racionalistas identifican conocimiento científico con conocimiento racional, y afirman que la razón es la única fuente de conocimiento válido. El ideal de conocimiento en el racionalismo es el de un sistema deductivo, análogo al modelo matemático.
Esto es, un sistema en el que a partir de unas ideas o principios juiciosos, evidentes por sí mismos, se deducen las demás verdades. Los racionalistas adoptan las matemáticas como modelo de saber. Se adhieren a la filosofía de las ideas innatas, y la razón posee cierta predisposición natural a formarlas. Al racionalismo se opone el empirismo, que mantiene que el origen de nuestras ideas proviene de la experiencia sensible, de los datos de los sentidos. Hay que decir que el núcleo central de la teoría del conocimiento de los racionalistas lo constituyen las ideas.
El Método Cartesiano
3.2. El Método y sus Reglas. Descartes define el método como un conjunto de reglas ciertas y fáciles. Trata de abstraer el método de las matemáticas y la lógica y darle una formulación general para aplicarlo a todas las ramas del saber. Formula sus 4 preceptos metódicos:
- Primer precepto/regla: Descartes establece como principio de verdad la evidencia y aduce como notas de la evidencia la claridad y la distinción. La claridad es la presencia o manifestación de un conocimiento a la mente, la distinción es su separación respecto de todo lo demás. Una idea evidente, clara y distinta, es denominada naturaleza simple, por ejemplo, extensión, figura, etc. El entendimiento capta estas naturalezas simples mediante la intuición. Por la intuición captamos inmediatamente conceptos simples emanados de la razón misma, sin que quepa posibilidad misma de duda o error. Todo conocimiento intelectual se despliega a partir de la intuición.
- Segundo precepto: Consiste en el análisis que se refiere al proceso que la mente debe seguir para llegar a las naturalezas simples. Consiste en dividir el problema en sus partes simples.
- Tercer precepto: Es conducir ordenadamente los pensamientos ascendiendo desde los más simples hasta los más complejos. Este proceso es el de la síntesis, al cual responde la deducción, que consiste en descubrir conexiones entre intuiciones e intuiciones; es pues una sucesión de evidencias.
- Cuarto precepto: Representa la comprobación del análisis y de la síntesis: del análisis mediante el recuento y enumeración; y de la síntesis, mediante la revisión del proceso deductivo.
El primer precepto del método ordena no tomar como verdadero más que aquello que se presente tan evidente. Pero ello supone el uso previo de la duda. La duda cartesiana representa una crítica a las opiniones admitidas hasta entonces, y se hace con vistas a hallar lo indudable para construir el sistema del saber.
La Duda Metódica
4. La Duda Metódica. El entendimiento ha de encontrar en sí mismo verdades a partir de las cuales deducir todo el sistema de nuestros conocimientos. El punto de partida tiene que ser una verdad absolutamente cierta. Hay que dudar de todo. Esta duda es metódica, un procedimiento metodológico para encontrar una verdad indubitable. Descartes, pues, no es un escéptico, la duda para él es un paso con el que espera alcanzar la verdad. Pasos de la duda:
- Es posible dudar de la información dada por los sentidos. Es improbable que nos engañen siempre, pero improbabilidad no equivale a certeza. Hay que dejar de lado, pues, los conocimientos provenientes de los sentidos.
- La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. Los sueños nos ofrecen objetos y situaciones que parecen reales y que al despertar comprobamos que no lo son.
- También es posible dudar de nuestros razonamientos. Dormidos o despiertos sus verdades son igualmente ciertas, entonces Descartes introduce la hipótesis del genio maligno. Tal vez exista un espíritu maligno que me hace equivocarme hasta en los razonamientos matemáticos. Esta hipótesis equivale a suponer que mi entendimiento puede errar continuamente y equivocarse creyendo captar la verdad.
La hipótesis del espíritu maligno es improbable, pero una vez más improbabilidad no equivale a certeza, con lo que podemos dudar de todos nuestros conocimientos. En él surge una verdad evidente e indubitable: la existencia del sujeto que duda y piensa. Puedo dudar de todo menos de que dudo. Descartes concluye a partir de aquí «Pienso, luego existo». Para Descartes, pensamiento es todo aquello que ocurre en nosotros, todo acto consciente del espíritu. Pienso, luego existo es una intuición, una evidencia inmediata, una idea clara y distinta. Una sustancia o res pensante, el alma: una cosa que existe por sí misma sin necesidad de otra cosa para existir es una sustancia. Puede afirmar sólo la existencia de una cosa cuya naturaleza es pensar. Descartes ha hallado la existencia del yo y la naturaleza de ese yo como cosa pensante. Para él lo evidente es la existencia del alma y la del cuerpo está puesta entre paréntesis. Su existencia como sujeto pensante es absolutamente indubitable porque lo percibe con claridad y distinción. De aquí deduce Descartes su criterio de certeza: todo cuanto percibo con igual claridad y distinción será verdadero. Para aplicar el criterio tiene que desmontar la hipótesis del genio maligno demostrando que Dios existe y no es engañador, sino bueno y no me engaña.
Las Ideas: Tipos y Realidad
5. Las Ideas. Tipos y Realidad. Descartes ha de demostrar que Dios existe y como paso previo procede al análisis del único material con que cuenta: las ideas que piensa el Yo. Descartes distingue entre 3 tipos de ideas:
- Ideas adventicias: las que provienen de nuestra experiencia externa (hombre).
- Ideas facticias: las que construye la mente a partir de otras ideas, de la imaginación (sirena).
- Ideas Innatas: las que tiene el pensamiento en sí mismo (pensamiento).
A partir de las ideas innatas se ha de construir el edificio de nuestros conocimientos. La idea de Dios, como ser perfecto ha de ser pues innata, porque no poseemos experiencia directa de él, y porque Dios no proviene de la idea de nada que pueda percibir. Es una idea que tiene que haber sido causada por una causa externa, pero que tiene que parecerse al ser al que se refiere dicha idea. Además del argumento expuesto Descartes desarrolla otras dos pruebas:
- En el Discurso desarrolla otra prueba que muestra a Dios como causa de mi existencia además de como causa de su idea en mí.
- El otro argumento sobre la existencia de Dios es una nueva versión del argumento ontológico. Dice que puedo formar en mi mente la idea de un ser dotado de todas las perfecciones posibles, Dios. A tal ser tengo que pensarlo como existiendo y en consecuencia, Dios tiene que existir. Sin embargo, puesto que no puedo pensar en un ser sumamente perfecto sin existencia, de ahí se deduce que tal ser existe.
Como consecuencia, existe la sustancia o res infinita: Dios. Siendo perfecto, Dios no puede habernos engañado, pero si existe Dios, aquellas ideas que yo capto claras y distintamente tienen que ser verdaderas. Es la certeza de la existencia de Dios la que nos faculta para aplicar universalmente el criterio de verdad.
Dios y la Realidad Material
6. Dios Garantiza la Validez de los Razonamientos Matemáticos y la Existencia Objetiva del Mundo Material. Descartes dice que en mi mente existen ideas acerca de cuerpos. Estas ideas parecen venir a mí en contra de mi voluntad. Esta característica de las ideas procedentes del exterior me lleva a suponer que la causa de las mismas no soy yo, sino que tienen su causa en los objetos externos. Ahora ya sé que existe Dios y no puede engañarme, de manera que puedo fiarme de la verdad de las ideas evidentes. Si la idea del mundo exterior es clara y distinta de la idea de pensamiento, los objetos tienen que ser la causa de estas ideas, por lo que tienen que existir los cuerpos materiales o el mundo físico, es decir, la sustancia o res extensa.
La Teoría de las Tres Sustancias
7. La Estructura de la Realidad: La Teoría de las Tres Sustancias. Según Descartes, la sustancia es lo que tiene existencia concreta e independiente. En términos absolutos, sólo Dios no necesita de nadie para existir. Es a Dios o a la sustancia infinita (res infinita) a quien conviene en términos absolutas la definición de sustancia, pero relativamente se puede emplear para referirnos a la sustancia pensante (res cogitans) y a la sustancia material (res extensa), que no necesitan la una de la otra para existir y en este sentido son independientes, aunque ambas necesitan de Dios. «El problema cartesiano de la incomunicación de las sustancias». Dice Descartes que a la sustancia como tal no la conocemos, sino que nuestro conocimiento se refiere siempre a los atributos, que son las propiedades de la sustancia. Pero no todos los atributos son iguales, y es el caso de la infinitud para Dios, del pensamiento para el espíritu y de la extensión para el mundo. Finalmente, las formas en que está dispuesta la sustancia extensa y la espiritual se denominan modos. Como consecuencia, Descartes explica al hombre con un planteamiento dualista. Considera que el hombre forma parte, en cuanto que tiene cuerpo, del ámbito de la sustancia extensa y, en cuanto que tiene mente, del ámbito de la sustancia pensante.
La posición de Descartes es bien diferente, pues para él el yo es una sustancia cuya naturaleza se expresa en el pensar, de forma que el cuerpo en cuanto sustancia distinta no piensa. Aunque Descartes era consciente de la interacción que la experiencia ordinaria nos muestra entre el cuerpo y la mente, de forma que intentó explicarla desde su teoría, buscando el punto de conexión entre las dos sustancias que conviven en el hombre y por tanto donde se conectan las actividades humanas. Este punto de conexión creyó encontrarlo en la glándula pineal.