El Régimen Franquista (1939-1975)
El protagonismo ejercido por la figura del general Franco, vencedor de la Guerra Civil, ha permitido denominar al periodo comprendido entre 1939 y 1975 como la dictadura franquista. Se trató, pues, de una etapa caracterizada por la prolongada duración del sistema político, autoritario y otorgador de poderes excepcionales al Jefe del Estado, por la carencia de libertades democráticas y por las dificultades económicas sufridas en su primera mitad y el importante desarrollo económico conseguido en la segunda.
Características Fundamentales del Nuevo Estado
El nuevo Estado surgido tras la Guerra Civil fue un régimen con unos rasgos totalmente contrarios a los de la vencida República. Esencialmente antiliberal y antimarxista, afín a los fascismos. Rasgo peculiar del régimen fue el importante apoyo ideológico y social que recibió de la Iglesia Católica. Terminada la Guerra Civil, la Iglesia española le reiteró su apoyo y el Estado se declaró confesionalmente católico. Nacía así el llamado nacional-catolicismo. La Iglesia recibió una cuantiosa ayuda material y recuperó su hegemonía en la educación y en la cultura. Junto al poder de la Iglesia, la dictadura franquista contó con el apoyo del Ejército y de la oligarquía financiera y terrateniente. El Ejército se convirtió en la columna vertebral del Estado franquista y, en sus inicios, los militares desempeñaron ministerios civiles y otros altos cargos.
Etapas de la Dictadura Franquista
La Etapa «Azul» (1939-1945)
Se ha llamado “azul” a la etapa inicial del régimen (1939-1945) por el aparente predominio falangista. Se caracteriza por la dura represión ejercida sobre los republicanos. A la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 se unió en 1940 la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo y el endurecimiento del Código Penal. Por otra parte, el régimen inició su consolidación institucional y en 1942 se crearon las Cortes Españolas, en ellas los procuradores no se elegían mediante sufragio, sino a través de los “órganos naturales”. Se instalaba así una democracia orgánica.
Ajustes Post-Segunda Guerra Mundial (1945-1946)
Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, para suavizar su imagen, el régimen promulgó el Fuero de los Españoles, que definía al régimen como “un Estado católico, social de derecho” y establecía una serie de libertades individuales y colectivas. Poco después se promulgó la Ley de Referéndum Nacional para dar imagen de apertura hacia el sufragio universal y directo. Por su parte, don Juan de Borbón presentó la monarquía como solución al problema institucional y se hizo público el llamado Manifiesto de Lausana.
Consolidación y Tensiones Internas (1946-1957)
En la siguiente etapa (1946-1957), el régimen fue desechando el aparato externo fascistoide y se llamó al gobierno a católicos. De este modo, en 1947 se promulgó la Ley de Sucesión, que declaraba a España como una monarquía, reservándose Franco la Jefatura del Estado con carácter vitalicio y la facultad de elegir sucesor. Finalmente, el 17 de mayo de 1958, la Ley del Movimiento Nacional estableció los fundamentos ideológicos del Estado. En definitiva, hasta 1957 se observó un equilibrio entre el catolicismo y los falangistas, con momentos de crisis a causa del rechazo falangista a las reformas aperturistas en educación y la oposición de los católicos a los proyectos de afirmar el estado totalitario. La disputa entre ambos bandos terminaría dando entrada Franco a su gobierno a los tecnócratas, miembros del Opus Dei.
La Posición Internacional del Régimen
España durante la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral, el régimen tuvo cambios de actitud conforme evolucionaba el conflicto. Las grandes victorias alemanas de 1940 multiplicaron las simpatías por las Potencias del Eje. El ministro de Asuntos Exteriores y cuñado de Franco impuso una política de acercamiento con el fin de conseguir dominios en el norte de África. Sin embargo, ni en la entrevista entre Franco y Hitler, ni en la que tuvo con Mussolini, se llegó a ningún acuerdo, dadas las desmesuradas pretensiones exigidas por Franco.
Aislamiento y Reintegración Internacional
Al concluir la Segunda Guerra Mundial con la victoria de los aliados, el régimen quedó en una posición muy difícil. El corte fascista del gobierno no tenía cabida en la comunidad internacional.
No obstante, el panorama internacional comenzó a despejarse con la aparición en 1947 de la Guerra Fría y la política de bloques que enfrentaron a EEUU y la URSS. La posición geoestratégica de la península y el anticomunismo del régimen favorecieron el apoyo de los Estados Unidos y en 1953 ambos países firmaron unos acuerdos bilaterales por los que, sin pertenecer a la OTAN, se establecían en España diversas bases militares estadounidenses a cambio de ayuda económica y política.