El Régimen de la Restauración en España: Bases, Funcionamiento y Crisis (1874-1923)


El Régimen de la Restauración: Introducción

Tras el fracaso del intento de Estado democrático durante el Sexenio Liberal, que finaliza con el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto, España inicia una nueva etapa en 1874 con Alfonso XII como rey: la Restauración. Las fuerzas económicas y sociales se hacían más complejas y se empezaba a apreciar cierto desarrollo industrial, financiero y urbano, que provocaba nuevas tensiones. El modelo político y social se caracterizó por el conservadurismo, un sistema parlamentario liberal escasamente democrático, en el que la oligarquía controlaba tanto la política como la economía. Sin embargo, el movimiento obrero, las fuerzas políticas democráticas, los nacionalismos periféricos y los conflictos coloniales serían factores que acabarían con este sistema basado en la corrupción y el caciquismo.

En la evolución de la Restauración distinguiríamos tres fases:

  • La primera comenzaría con la muerte de Alfonso XII en 1885.
  • La segunda, en la que María Cristina de Austria ejerce de regente durante la minoría de edad de Alfonso XIII.
  • La tercera, con la mayoría de edad de Alfonso XIII en 1902, etapa en la que el sistema canovista entra en crisis y se deshace en 1923 con la dictadura de Primo de Ribera, la cual termina en 1930, arrastrando a la monarquía en su caída.

Fundamentos del Sistema de la Restauración

El Sexenio Democrático hizo que fuese tomando cuerpo la idea, de Antonio Cánovas del Castillo, de proclamar rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II. El partido Alfonsino contó con los apoyos de la burguesía, ansiosa de una mayor estabilidad política y enemiga del librecambismo (comercio libre); con los intereses cubanos; con amplios sectores del ejército e incluso del Vaticano, deseoso del fin del anticlericalismo revolucionario. Cánovas, que preparaba la vuelta de Alfonso con prudencia y que redactó el Manifiesto de Sandhurst en 1874, calificó despectivamente el levantamiento de Martínez Campos en Sagunto, mediante el cual proclamó rey de España a Alfonso XII el día 29 de ese mismo mes. Este golpe de Estado fue recibido con satisfacción por los grupos conservadores que buscaban estabilidad.

Así llegó triunfal a Madrid, Alfonso XII, y pronto se ganaría la simpatía de las clases popular y política, favoreciendo el éxito de la Restauración, la cual fue ideada por Cánovas que contó con la ayuda de Sagasta. Este, consciente de la situación española, tenía claro el proyecto de lo que debía ser España. Su sistema, de carácter conservador, se asentaba sobre una base parlamentaria liberal, pero escasamente democrática, y buscaba resolver problemas del liberalismo, como el carácter excluyente de los moderados, el intervencionismo de los militares y los continuos levantamientos sociales. Entregó, también, la educación a la Iglesia, excluyendo a las élites intelectuales del nuevo régimen político.

Los pilares básicos del sistema canovista eran:

  • La Corona: que se hallaba por encima de cualquier decisión política. El rey garantizó el buen entendimiento y la alternancia en el poder.
  • Los partidos dinásticos: conservador y liberal, que se alternaron en el poder, evitando levantamientos.
  • El ejército: supremacía del poder civil sobre el militar, pero también la autonomía del estamento militar.

Para alcanzar todos estos objetivos era necesario realizar una síntesis entre lo viejo y lo nuevo conocida como Constitución Interna, la cual no había sido promulgada, sino que era conocida por todos los españoles.

Los Partidos Políticos y las Bases Sociales e Institucionales

Cánovas concibió el funcionamiento de la vida política española, consciente de la historia de nuestro país, sobre la base de dos partidos políticos, que aceptaron la legalidad de la constitución. Así, este sistema se basaría en la alternancia en el poder de los dos partidos dinásticos:

  • El Partido Liberal Conservador, con Cánovas, que apoyaba a las clases altas y en el que se integraban los moderados y los unionistas.
  • El Partido Liberal, el cual se sostenía por la burguesía industrial y las clases medias urbanas, y que se encontraba con Sagasta al frente, apoyado por los antiguos progresistas, parte de los unionistas y algunos ex republicanos moderados.

Estos partidos dinásticos fueron apoyados, además, por el ejército y la Iglesia, ya que uno de los objetivos del sistema canovista era la reconciliación de estos con el Estado. Por su parte, el ejército se reencontró con la corona, gracias a la actitud de Alfonso XII como rey soldado y alto mando en el ejército y el abandono de la práctica del pronunciamiento por parte del ejército; lo cual impuso el poder civil al militarismo. Por otra parte, se ganarían a las masas eclesiásticas restableciendo la confesionalidad del Estado, recobrándole a la Iglesia importancia, sobre todo en la enseñanza, en la que participaba íntegramente, no solo como figura educativa, sino como figura censitaria, ya que era la encargada de censurar todos los libros de aquello que se veía antimoral en lo que concierne a la Restauración y a la Iglesia católica. Cánovas permitió la libertad de religión, siempre y cuando no se dañara la moral.

Por otra parte, además de los dinásticos, existirían los partidos antidinásticos, que serían ilegales ya que tenía ideales totalmente contrarios a las propuestas de la Restauración:

  • En la extrema derecha, los carlistas o tradicionalistas y los integristas (Cándido Nocedal).
  • En la extrema izquierda, la oposición republicana, el anarquismo y el socialismo de Pablo Iglesias.

Así se verá como la Restauración tendrá una gran base de apoyo social, sobre todo por parte de las clases medias y altas, que se veían beneficiadas por un sistema egoísta.

El Turnismo: Alternancia Política y Fraude Electoral

El turnismo se basaba en la alternancia de los partidos dinásticos en el gobierno, entre los cuales las diferencias eran mínimas. Este sistema funcionaba con una doble confianza de la Corona y las Cortes. Los partidos conservador y liberal se cedían el poder periódicamente el uno al otro: o por desgaste del partido político o por la pérdida de confianza de las Cortes, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición a formar el gobierno. Dado que estos partidos debían de ser elegidos mediante un proceso electoral, en este se hacía una previsión anticipada del turno, lo cual daba lugar al fraude en las elecciones y a los mecanismos caciquiles, que se aferraron al sistema mayormente a partir de 1885, al morir Alfonso XII.

Cánovas y Sagasta firman el Pacto del Pardo como medida para dar estabilidad al gobierno bajo la Regencia de María Cristina, lo que paró los levantamientos pero no la agitación social. Ahora bien, el caciquismo y la farsa electoral que este propiciaba eran totalmente inmorales. Por esto se conocería como uno de los males de la patria, sobre todo a partir de 1898, cuando surgen intelectuales que ponen de manifiesto las decadentes técnicas de la Restauración y la ignorancia del pueblo español ante estas. Así, tras esta previsión, el ministro elaboraba una lista de los candidatos (encasillados) que deberían ser elegidos, los gobernadores civiles transmitían la lista a los alcaldes y caciques y todo el aparato administrativo se ponía a su servicio para obtener los resultados deseados. Estos encasillados eran diputados cuneros, que no se preocupaban por la realidad socioeconómica de sus representados; este sistema convertiría la corrupción en algo común.

El Caciquismo: Control Electoral y Corrupción

El caciquismo era ejercido por las familias poderosas que controlaban las elecciones y los votos. Esto sucedía sobre todo en el medio rural y en Andalucía, donde existían tres tipos de políticos:

  • El cunero: procedía del medio urbano y era elegido en distritos pobres con muchos analfabetos.
  • El notable: personaje vinculado al distrito.
  • El cacique (o Perico): un político profesional. Cada capital de provincia tenía sus propios caciques, entre los que destacaban La Chica y la familia Larios.

A todo este conjunto de trampas se le denominó El pucherazo (falseamiento del censo incluyendo personas muertas, impidiendo votar a las vivas, comprando votos, amenazas…), aseguraba que el turnismo se llevase a cabo y se mantuvo gracias al sufragio censitario y la abstención de buena parte de la población (tenían demasiados problemas para preocuparse por la vida política), apartando a los republicanos, los carlistas, socialistas y nacionalistas del gobierno. La situación que se daba demostraba el desfase existente en la época entre la España oficial, la de la legalidad constitucional, y la España real, la de la oligarquía y el caciquismo. El fenómeno era propio de una sociedad mayoritariamente rural, subdesarrollada y analfabeta, que se dejaba influenciar por las clases dominantes, por lo que en muchas ocasiones el caciquismo se vio, no como un sistema impuesto, sino como la única forma capaz de articular políticamente el Estado español.

La Constitución de 1876: Características y Valoración

Cánovas inició el proceso Constitucional convocando una asamblea de la que salió una comisión de Notables, que se encargó de redactar un proyecto de Constitución, presentado a las cortes constituyentes elegidas por sufragio universal y que se publicó en 1876. Esta creó un equilibrio entre la constitución moderada de 1845 y la revolucionaria de 1869. Siguiendo el modelo de la del 69, recogía los derechos individuales, con el código penal, la inviolabilidad del domicilio y el correo y la libertad de residencia, conciencia, expresión, enseñanza, reunión y asociación.

De la constitución del 45 tomaría la división de poderes:

  • Legislativo: para el rey y las cortes (bicamerales), como consecuencia de la constitución interna.
  • Ejecutivo: para el rey, el cual sería inviolable, podría disolver las cortes (que se celebraban como mínimo una vez al año) y tiene derecho a veto.
  • Judicial: para los jueces.

Las cortes estarían formadas por un congreso (elegido en base a las preferencias de Cánovas y Sagasta) y el Senado, que se dividía en:

  • Senadores por derecho propio: eran 180, elegidos por el rey (sus hijos, los hijos del príncipe de Asturias, nobles, altos cargos del ejército y religiosos).
  • Senadores elegidos por instituciones como Iglesias o Universidades.

Las Cortes discuten y aprueban las leyes, intervienen en la sucesión al trono, en la minoría de edad y en las regencias.

Se expresa además la confesionalidad del Estado, pero también la libertad de cultos, siempre y cuando se respete la moral católica. Además, se estableció la igualdad jurídica y la supresión de los fueros. Como complemento de la constitución aparece la Ley Electoral de 1878, de tipo censitario ya que solo votaba el 5% de la población. Sin embargo, con Sagasta serán los mayores de 25 años (la mayoría de estos se encuentra en la guerra). Pero la realidad no era la que ofrecía esta constitución.

La labor legislativa de la Restauración se caracterizó por la coerción política y el centralismo político-administrativo. El orden exigía un control, por lo que la libertad de imprenta conllevaba una previa censura de los impresos, a lo que se suma el poder de la Iglesia de censurar los libros, por lo que todas las publicaciones estaban controladas, y además la ley de imprenta de 1879, en la que se consideraba delito todo insulto a la Restauración. El centralismo llevaría a la abolición de los fueros de las provincias Vascas (1876), para unificar el Estado y tener mayor control sobre él. Así el centralismo con eje en Madrid se haría patente en la reorganización de las diputaciones provinciales y Ayuntamientos. Se restringió la participación ciudadana en las elecciones de los cargos y en las poblaciones de más de 30000 habitantes (casi todas) el rey nombraría a los alcaldes, lo que equivalía a ser designados y controlados por el gobierno.

Consecuencias y Conexión con los Hechos Posteriores

Una de las empresas fundamentales de la Restauración fue la terminación de las guerras carlistas y la pacificación de Cuba. Alfonso XII consiguió vencer los núcleos carlistas, obligando a Carlos VII, en 1876, a huir a Francia. Más dificultades supondría la pacificación de Cuba, que llegaría gracias a Martínez Campos en 1878, mediante el convenio de Zanjón, paz que no duraría, ya que el conflicto volvería a resurgir. Además, la Restauración tuvo que hacer frente a la expansión de los movimientos sociales, al cuestionamiento del dominio español y a la emergencia de propuestas nacionalistas que exigían una reforma del Estado.

La crisis del 98 planteó la necesidad de tomar medidas orientadas a la regeneración de la vida política y social del país. La fuerte conmoción de este desastre llevó a los partidos dinásticos a iniciar una serie de reformas que no consiguieron modernizar el viejo sistema de la Restauración ni democratizar realmente la vida política española, hecho que provocaría la descomposición del sistema que fue sustituido finalmente por la Dictadura de Primo de Ribera.

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