La Restauración Borbónica: El Ascenso de Alfonso XII y el Sistema Canovista
La Restauración en España, que abarca el reinado de Alfonso XII y la implementación del sistema canovista, es un periodo crucial en la historia del país. Surgió en un contexto de inestabilidad política y crisis económica, tras la breve y turbulenta Primera República. El golpe de Estado del general Manuel Pavía en 1874 contra la República marcó un punto de inflexión, facilitando el camino para la restauración monárquica liderada por Antonio Cánovas del Castillo.
Cánovas, hábil estratega político, logró el apoyo de las élites, la clase media y el ejército para su proyecto de restaurar la monarquía en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas y firmado por Alfonso XII en 1874, delineó los principios del nuevo régimen: una monarquía liberal que garantizara los derechos individuales dentro de una España unida, centralizada, tradicional y católica.
Aunque se buscaba una transición pacífica, el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto en diciembre de 1874, proclamando a Alfonso de Borbón como rey, precipitó los acontecimientos. Durante el reinado de Alfonso XII, Cánovas se enfocó en lograr la estabilidad política, pacificando el país tras la Tercera Guerra Carlista y suprimiendo los fueros vasco-navarros. También se buscó resolver el conflicto en Cuba, culminando con la Paz de Zanjón en 1878.
Se promovió la integración política con la creación del Partido Liberal-Fusionista de Mateo Sagasta, permitiendo la participación de liberales y demócratas del Sexenio Democrático. Se limitó la intervención del ejército en la política y se promulgó la Constitución de 1876, estableciendo un nuevo ordenamiento jurídico-político.
El sistema canovista se basaba en el turno pacífico de partidos entre Conservadores (Cánovas) y Liberales (Sagasta). Sin embargo, el proceso electoral estaba viciado por el fraude, convirtiendo el sistema en una oligarquía que no reflejaba la voluntad popular.
La Constitución de 1876, integradora y duradera, fortaleció el poder del monarca y estableció un sistema bicameral. No obstante, la regencia de María Cristina de Habsburgo tras la muerte de Alfonso XII en 1885, marcó una etapa de deterioro del sistema constitucional.
En resumen, la Restauración, con Alfonso XII y el sistema canovista, buscó la estabilidad política y social, pero estuvo marcada por prácticas cuestionables y no pudo evitar el posterior Desastre del 98.
La Oposición Política al Régimen de la Restauración
La oposición al sistema de la Restauración se manifestó en diversas corrientes que cuestionaban su legitimidad. Sin embargo, estas fuerzas opositoras no lograron consolidarse como una alternativa sólida debido a su fragmentación y enfrentamientos internos.
Corrientes Opositoras
- Carlismo: Persistió como un movimiento marginal, especialmente en Navarra y el País Vasco, tras su derrota en la Tercera Guerra Carlista.
- Republicanismo: Defendía el sufragio universal y el laicismo, manteniendo influencia entre sectores ilustrados y obreros, aunque dividido entre federalistas y unitarios.
- Movimiento Obrero: Se dividió en socialismo (PSOE y UGT) y anarquismo. La legalización de las organizaciones obreras en 1887 revitalizó el movimiento.
- Regionalismos y Nacionalismos Periféricos: Surgieron en Cataluña y el País Vasco como respuesta al centralismo. El catalanismo evolucionó hacia posiciones más radicales, mientras que el nacionalismo vasco, liderado por el PNV, buscó la independencia.
- Otros Regionalismos: En Galicia, Andalucía y Valencia, surgieron movimientos que reivindicaban la identidad y autonomía regional, aunque con menor fuerza.
Estas corrientes opositoras, a pesar de su diversidad y persistencia, no lograron desafiar efectivamente el sistema de la Restauración debido a sus divisiones internas y la manipulación electoral del régimen.