El Socialismo según Karl Marx: Un Diálogo sobre la Lucha de Clases


GUIÓN: El Socialismo de Karl Marx

PERSONAJES:

  • Karl Marx (KM)
  • Friedrich Engels (FE)
  • Proletario (P)
  • Burguesía (B)

KM.- La historia de la humanidad, hasta ahora, es la historia de peleas entre grupos.

FE.- Exacto, Karl. Desde hace mucho tiempo, siempre ha habido grupos que oprimen y grupos oprimidos, enfrentados en una pelea continua.

KM.- Hoy en día, esta pelea es entre los trabajadores, que son pobres, y los ricos, que son los dueños de todo.


P.- Señor Marx, Señor Engels, sé que ustedes entienden nuestro sufrimiento. Trabajamos largas horas por poco dinero. ¿Qué podemos hacer?

KM.- Bueno, podrías intentar convertirte en rico. Aunque eso implica vender tu alma al diablo.

FE.- O también podrías ganar la lotería… pero, como no existen las loterías para trabajadores, la revolución de los trabajadores es una opción más realista.

P.- ¿Una revolución? ¿Eso no será igual de malo?

KM.- No, no. Es un cambio donde los trabajadores tienen el poder para cambiar las cosas y hacerlas justas. Eso se llama revolución proletaria.


FE.- Es un tiempo donde el poder estará en manos de los trabajadores para acabar con la propiedad privada de las fábricas y tierras.

P.- Pero, ¿qué es eso de propiedad privada?

KM.- Propiedad privada es cuando pocas personas son dueñas de cosas grandes como fábricas y tierras, y las usan para ganar más dinero mientras los demás trabajan para ellos.

B.- (Sarcásticamente) Ah, Marx, Engels, y sus sueños. ¿De verdad creen que el mundo puede funcionar sin nosotros, los que traemos el progreso y la civilización?


KM.- (Con una risa sarcástica) Lo que ustedes llaman progreso es simplemente hacerse más ricos a costa de los trabajadores. El dinero extra que ustedes obtienen es fruto del trabajo no pagado de los trabajadores. Eso se llama plusvalía.

P.- ¿Plusvalía? ¿Qué es eso?

FE.- Es la diferencia entre el dinero que los trabajadores crean y el dinero que reciben. Los ricos se quedan con esa diferencia.

B.- ¿Y qué propone? ¿Que todos sean iguales? Eso es imposible. Siempre habrá quienes estén arriba y quienes estén abajo.

KM.- En el comunismo, no habrá clases. Las fábricas y las tierras serán de todos, y cada uno trabajará según lo que pueda y recibirá lo que necesite.


P.- ¿Entonces ya no tendré que robarle el almuerzo a mi jefe para comer algo decente?

FE.- Así es. La eliminación de las clases llevará a una sociedad donde todos puedan desarrollarse plenamente, sin estar alejados de su trabajo, de ellos mismos, ni de los demás. Esto es lo que llamamos alienación, que también queremos eliminar.

P.- ¿Alienación? Eso suena complicado.

KM.- Alienación es cuando no sientes que el trabajo que haces te pertenece o te hace feliz. En el comunismo, todos trabajarán en lo que les gusta y podrán disfrutar de lo que hacen.

B.- (Indignado) ¡Eso es un sueño! Sin incentivos, la gente no trabajará. El capitalismo es imperfecto, sí, pero es el mejor sistema que tenemos.


KM.- El capitalismo tiene muchos problemas internos. Sus crisis y la concentración de riqueza en manos de unos pocos inevitablemente lo llevarán a su fin.

FE.- Y cuando eso suceda, los trabajadores estarán listos para construir una nueva sociedad, una sociedad verdaderamente libre e igualitaria.

P.- ¿Cómo sabremos que el capitalismo está fallando?

KM.- Verás que cada vez habrá más crisis, como cuando los precios suben mucho y la gente pierde su trabajo. Eso es porque el capitalismo no puede mantener a todos felices y bien.


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B.- (Mientras se va) ¡No hay esperanza para ustedes, soñadores! Prefiero seguir bebiendo mi café caro.

[P se queda con una expresión de esperanza y determinación, mirando a KM y FE.]

P.- (A KM y FE) Gracias por su trabajo y sus ideas. Nosotros, los trabajadores, haremos que se conviertan en realidad.

FE.- Y hablando de trabajo, Karl, cuéntanos un poco sobre tu vida. Siempre es bueno recordar de dónde vienes y cómo llegaste aquí.


KM.- (Sonriendo) Claro, Federico. Nací el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, una pequeña ciudad de Alemania. Mi padre era abogado, y desde joven me interesé por la filosofía y la política. Estudié en las universidades de Bonn y Berlín, donde conocí las ideas de Hegel y me uní a los jóvenes hegelianos, un grupo de pensadores radicales.

FE.- Fue en París donde nuestras vidas se cruzaron, ¿verdad?

KM.- Así es. En 1843, me mudé a París, y allí nos conocimos, Federico. Nuestra amistad y colaboración han sido fundamentales. Juntos, escribimos»El Manifiesto Comunist» en 1848, llamando a los trabajadores del mundo a unirse contra la opresión de la burguesía.


KM.- Pasé gran parte de mi vida en Londres, en condiciones de pobreza, mientras escribía»El Capita», mi obra más importante. En ella analizo el sistema capitalista y sus tendencias hacia la explotación y la crisis. Fue un trabajo arduo, pero necesario para entender cómo funciona el capitalismo y cómo podemos superarlo.

FE.- Y a pesar de las dificultades, tu obra ha inspirado a generaciones de trabajadores y pensadores en todo el mundo.

KM.- (Asintiendo) Eso espero. Mi objetivo siempre ha sido abogar por la revolución proletaria y el establecimiento de una sociedad sin clases, donde los medios de producción sean de propiedad común. Fallecí el 14 de marzo de 1883, pero sé que mis ideas siguen vivas en los movimientos sociales y políticos que buscan justicia e igualdad.


P.- (Conmovido) Señor Marx, su vida y su trabajo son verdaderamente inspiradores. Nosotros, los trabajadores, haremos que sus ideas se conviertan en realidad.

KM.- (Sonriendo) Y si no, siempre podemos abrir una cafetería revolucionaria.

FE.- (Riendo) ¡Sí, y con galletas gratis para todos!

[KM y FE ríen.]

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