El Teatro Español de Posguerra
El género teatral costó remontar tras la Guerra Civil. Muchos autores fallecieron (Lorca, Valle-Inclán) o se exiliaron (Alberti, Alejandro Casona). En Europa surgieron obras renovadas, como el teatro épico-colectivo (Bertold Brecht) y el teatro del absurdo (Samuel Beckett). En España, se impuso el teatro burgués, con el objetivo de entretener y evadir al público. La censura en las obras conservadoras impedía que atentaran contra los valores sociales o morales del régimen.
“Historia de una escalera” de Buero Vallejo marcó el camino a la renovación.
1. Teatro de inmediata posguerra. Años 40. La comedia burguesa
Este tipo de teatro estaba destinado a la burguesía y trataba conflictos con ingenio, suave crítica y una técnica cuidada. Defendía valores de la familia tradicional, la autoridad y la religiosidad.
La comedia contaba con el favor del público y los empresarios teatrales.
Destacan autores como José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena, Joaquín Calvo Sotelo, Jacinto Benavente y José López Rubio (“Celos del aire”, “La venda en los ojos”)
Se exploraban temas como el costumbrismo (José María Pemán: “La viudita naviera”) o el tema histórico (Luca de Tena: “¿Dónde vas, Alfonso XII?”)
El teatro humorístico
Este teatro llevó lo intelectual al absurdo, con atrevimiento formal y el espíritu lúdico de las vanguardias de preguerra. Se caracterizó por un lenguaje irónico y crítico con las convenciones burguesas, integrando lo inverosímil y lo absurdo.
Miguel Mihura: “Tres sombreros de Copa”. Esta obra opone las convenciones a la imaginación poética. Un joven se enamora de una bailarina la noche antes de su boda. Después, se acomodó a los gustos del público burgués (“El caso de la señora estupenda”, ”Maribel y la extraña familia”)
Jardiel Poncela: Aborda lo inverosímil, con situaciones disparatadas con comicidad verbal y tono antisentimental. “Eloísa está debajo de un almendro”
El teatro de exilio
Se desarrolló en México y Argentina. Destacan autores como Alberti con “El adefesio” (elementos esperpénticos y simbólicos) y “Noche de guerra en el Prado”, y Alejandro Casona con “La dama del alba”. La guerra no altera su planteamiento estético o temático. Este teatro está cargado de poesía y misterio.
2. El teatro social-comprometido. Años 50.
Surgen inquietudes existenciales en el teatro de la época. Dos autores que reflejan en el teatro las angustias de la condición humana, el compromiso, la denuncia ante la injusticia y la lucha por la libertad son: Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo.
Alfonso Sastre
Muestra una actitud de denuncia social con intentos de renovación de las técnicas narrativas. Fundó el grupo teatral experimental (Arte Nuevo) que derivó en el Teatro de Agitación Social, donde se representaban obras de autores europeos y americanos. Más tarde funda el Grupo de Teatro Realista. Para Sastre, el teatro sirve para despertar la conciencia política del público.
Publicó artículos donde exponía su teoría del teatro como un arte social que serviría para agitar las diversas esferas de la vida española. Muchas de sus obras no fueron representadas debido a la censura, por lo que nunca conectó con el público.
Entre sus obras destacan: “Escuadra hacia la muerte” y “La mordaza”.
3. El teatro experimental y renovador. Años 60-75.
Las innovaciones europeas de posguerra llegan a España poco a poco, y en los años 70 se produce una renovación basada en el espectáculo, la escenografía y las técnicas audiovisuales. La acción queda destruida y se da paso a lo abstracto, la alegoría y los símbolos en escena. Los autores protestan a través del teatro, denunciando la falta de libertad, la injusticia y la alienación provocada por el consumismo. Destacan autores como José Ruibal, Manuel Martínez Mediero y Francisco Nieva.
Francisco Nieva conecta su producción con el teatro del absurdo, y en sus obras siempre hay una posibilidad de salvación. Para Nieva, el teatro es catártico y liberador. Critica a la España negra y a la religión. Destaca su obra “Pelo de tormenta”.
Fernando Arrabal propuso una revolución total de la escena en la línea vanguardista. Desarrolló su obra fuera de España. Creó el teatro pánico, con rasgos tomados del Surrealismo y el Esperpento. Hay rebeldía ante lo que el autor considera absurdo y la sinrazón del mundo. “El cementerio de automóviles”, “Pic-nic” y “Róbame un billoncito” son algunas de sus obras más conocidas.
4. Antonio Buero Vallejo
Nacido en Guadalajara en 1916. Estudió Bellas Artes en Madrid. Tras una crisis religiosa, crecen sus inquietudes políticas y se alista en el bando republicano. Al terminar la Guerra Civil es condenado a muerte, pero su pena se cambia por 30 años de cárcel. En 1947 es indultado y comienza su producción dramática. Recibió el Premio Cervantes y el Premio Nacional de Teatro.
Sus obras se adaptan a las corrientes del teatro existente del siglo XX. Indagan sobre la condición humana y conmueven y obligan al espectador a tomar conciencia. Sus personajes viven en el eterno interrogante, pero apoyados en la esperanza. Su producción se divide en tres etapas:
- Etapa existencial: “Historia de una escalera”, que refleja los conflictos amorosos, las penurias económicas y la falta de alicientes de una serie de personajes que viven en una vecindad. También destaca “En la ardiente oscuridad”.
- Etapa social: “Hoy es fiesta”, donde se denuncia indirectamente la miseria y la opresión. “El concierto de San Ovidio” ataca la explotación humana a través de una orquesta de ciegos. “El tragaluz” es un drama sobre las consecuencias de la guerra civil, los resentimientos, odios y rencores de la posguerra son observados desde el futuro. También realiza una incursión en el teatro de tema histórico con “Meninas”.
- Etapa experimental: Mantiene sus preocupaciones ideológicas, pero intenta una renovación formal. “La fundación” es un drama simbólico que denuncia la tortura en las cárceles. También escribe “Caimán” y “Diálogo secreto”.