El Teatro Español del Siglo XX hasta 1939
El siglo XX es una época de constantes transformaciones en todos los ámbitos de la vida: científico, tecnológico e ideológico. En España se inicia con el reinado de Alfonso XIII. Su sistema político alternará grupos conservadores y liberales, pero, ante problemas sociales, el general Primo de Rivera implanta una Dictadura desde 1923 hasta 1930, año en el que dimite. El 14 de abril de 1931 se proclama la 2ª República. Desde este año hasta 1936 es un periodo de gran agitación política, pero de enorme enriquecimiento cultural. La situación política estalla el 18 de julio de 1936 con la Guerra Civil (1936-1939). Se enfrentan dos bloques sociales antagónicos: nacionales, que alcanzan la victoria, y republicanos. Se instaura, tras la contienda, un régimen conservador de la mano del General Franco que provoca el exilio masivo de los partidarios del bando republicano.
La dramaturgia del siglo XX se escinde en dos tendencias: el teatro conservador, que se adapta a los gustos del público de clase media, y el innovador, que busca nuevos cauces temáticos y estilísticos. La primera tendencia se ramifica en las siguientes vertientes:
- Teatro Poético: teatro en verso, influido por el Modernismo y caracterizado por dramas históricos impregnados de una fuerte ideología conservadora. Destaca En Flandes se ha puesto el sol de Eduardo Marquina.
- Teatro del Humor o cómico: sin pretensiones literarias, su finalidad es conseguir la risa del espectador. En esta tendencia destacan los hermanos Álvarez Quintero (1), quienes cultivan la comedia de costumbres andaluza construida sobre una imagen estereotipada de Andalucía, como se plasma en Malvaloca, Puebla de las mujeres, Mariquilla. Pertenece también a este teatro Pedro Muñoz Seca (2), creador del astracán, género que busca la risa mediante las situaciones disparatadas, como se observa en La venganza de don Mendo. Por último, sobresale Carlos Arniches, que inicia su producción con sainetes, piezas costumbristas ambientadas en Madrid, con personajes típicos (chulos y chulapas) y con un lenguaje humorístico, como se advierte en El santo de la Isidra, La chica del gato. Evoluciona hacia tragicomedias grotescas con una leve crítica social, como refleja en La señorita de Trevélez (3), Es mi hombre (4).
- Comedia Tradicional: caracterizada por la presentación de conflictos burgueses con un estilo cuidado. Destaca Jacinto Benavente con Los intereses creados (5).
Junto a este teatro comercial, existió un teatro inspirado por las corrientes innovadoras europeas, entre los que destacan: Ramón María de Valle-Inclán y Federico García Lorca. Contemporáneos a éstos, también experimentaron con el lenguaje dramático: Jacinto Grau, que cultiva un teatro simbólico en el que destaca El señor de Pigmalión, farsa en torno al poder y a los peligros de la creación, y Unamuno, creador de un teatro de honda significación moral y sin apenas escenografía, en el que sobresalen títulos como Fedra, El otro y El hermano Juan.
La Evolución de Valle-Inclán
La producción dramática de Valle-Inclán experimentó una evolución desde la estética modernista hasta el esperpento, por lo que podemos hablar de dos grandes fases. Hasta 1920, Valle ensaya simultáneamente diversas vías estéticas: la modernista en La marquesa Rosalinda, la mítica en la trilogía titulada Las Comedias Bárbaras y en la obra Divinas palabras. Éstas últimas se enmarcan en una Galicia mítica en la que imperan fuerzas primarias (el poder, el sexo, la avaricia) que zarandean a los personajes. También cultiva la farsa en Farsa y licencia de la reina castiza, caricatura de la corte de Isabel II en la que aparecen ya rasgos del tratamiento degradante de la realidad española característicos del esperpento. A partir de 1920 consolida la estética del esperpento por primera vez en Luces de bohemia. Su intención es deformar la realidad que presenta para desenmascarar las apariencias y dejar al descubierto su verdadera naturaleza. La intención del autor es obligar a reflexionar al espectador sobre los conflictos que se presentan con una técnica distante que impide cualquier identificación emocional. Sigue esta estética las tres piezas teatrales reunidas bajo el título Martes de carnaval.
La Diversidad de Lorca
El conjunto de la obra de Lorca se caracteriza por la diversidad de formas y géneros. Inicia su producción con dos farsas para muñecos (Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita y el Retablillo de don Cristóbal) y dos para actores (La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín). La influencia vanguardista se observa en sus dramas surrealistas: Así que pasen cinco años y El público, en el que defiende la plena realización del deseo individual. La cumbre de su producción la forman las tragedias: Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba y el drama Doña Rosita la soltera. Comparten todas ellas el protagonismo de la mujer y el tema de la frustración amorosa o sexual por la moral establecida. En ellas, Lorca se propone conmover al público y poner en tela de juicio sus convicciones.
En la década de los treinta surge, por una parte, un teatro del humor cultivado por Jardiel Poncela en Eloísa está debajo de un almendro y, por otra, se da a conocer el teatro clásico español gracias a la aparición de compañías teatrales como La Barraca, dirigida por Lorca, o El búho, por Max Aub.
El movimiento de renovación teatral impulsado en los años veinte y treinta por Valle-Inclán y por Lorca se vio truncado por la Guerra Civil, periodo en el que se desarrolla un teatro de propaganda ideológica cultivada por Rafael Alberti (El hombre deshabitado), Miguel Hernández y Max Aub, entre otros.
(1) Oriundos de Utrera, Sevilla
(2) Nacido en el Puerto de Santa María
(3) Crítica a la juventud burguesa ociosa, que ignora los sentimientos de los demás con sus crueles bromas.
(4) Sátira del machismo
(5) Comedia sobre las aventuras de dos pícaros que buscan hacer fortuna con engaños.